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Jiménez Fortes, con la oreja que logró en La Malagueta.
El valor y el temple de Fortes y el magisterio de Ventura salvan la tarde en La Malagueta

El valor y el temple de Fortes y el magisterio de Ventura salvan la tarde en La Malagueta

El malagueño y el rejoneador cortan las primeras orejas de la temporada en Málaga en un festejo donde Ferrera se va de vacío

Antonio M. Romero

Sábado, 15 de abril 2017, 21:58

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Poco halagüeño ha sido el inicio de la temporada taurina en Málaga con nueva empresa al frente de La Malagueta. El cartel para la tradicional corrida de Semana Santa no despertó gran expectación como se pudo comprobar en unos tendidos que sólo se llenaron en un tercio y lo que se vio en el ruedo tampoco invitó al optimismo; habrá que dar un margen y esperar que el escenario mejore cara a la feria de agosto. Sólo el magisterio de Diego Ventura a caballo y el valor y el temple de Fortes a pie salvaron artísticamente una tarde marcada principalmente por el tedio. El culpable fue la ganadería de Torrehandilla-Torreherberos, que envió una corrida astifina, bien presentada, cinqueña al sexto le faltaban pocos meses para cumplir los seis años, límite legal para poder ser lidiado, pero sin clase ni raza.

Fortes volvió a La Malagueta como triunfador de la pasada feria de agosto y lo hizo mentalizado de que gran parte de la responsabilidad de la tarde recaía sobre sus hombros. Y se le vio en todo momento con gran predisposición y entrega, a lo que se debe sumar el valor, el temple y las ganas de torear bien que demostró en todo momento en una nueva demostración de ese toreo más reposado, asentado y de muy buena colocación que ya se le empezó a vislumbrar la pasada temporada.

El joven diestro malagueño entró a los dos quites reglamentarios que le correspondían en los toros de Antonio Ferrera. El primero fue por una ajustadas chicuelinas rematadas con una media con sabor, y en el segundo, unas saltilleras pasándose al toro muy cerca de la taleguilla. Ya en su lote, lo más destacado lo firmó en el último del festejo. Hechicero fue muy protestado por el público en los primeros tercios ya que perdió las manos en las dos entradas al caballo, esperó en banderillas y manseó. Fortes, que en una estampa inusual comenzó la faena con la montera puesta, no lo dudó en ningún momento y conocedor de que el toro tenía un fondo de nobleza, lo citó de rodillas en el tercio para iniciar el trasteo con un cambio por la espalda siendo arrollado sin mayores consecuencias; no se arrugó y de nuevo de hinojos dibujó varios muletazos de buen trazo sobre ambas manos. Ya de pie, dejó sendas tandas por la izquierda, el mejor pitón del burel, de gran enjundia y torería, de mano y temple; bajó algo el trasteo cuando se echó la franela a la mano derecha y terminó muy metido en los terrenos de la res. Mató de una estocada trasera.

Poco pudo hacer en su primero, ya que Trapero fue un toro que en ningún momento se entregó y terminó muy violento lanzando gañafones. Firme estuvo el diestro malagueño, que lo recibió con un afarolado de rodillas frente a la puerta grande, pero no tuvo más opciones de lucimiento a lo largo de todo el trasteo. Al intentar unas bernardinas para cerrar la actuación fue arrollado por el burel que le pegó un pitonazo en el muslo derecho aunque sin calar en la piel; sí le provocó un corte en el labio por el derrote de la testuz al entrar a matar. Dejó una estocada tendida que el toro escupió, un pinchazo sin soltar y una estocada casi entera y contraria.

La primera oreja de la temporada 2017 en Málaga la cortó Ventura en el primero de la tarde. Fue una actuación presidida por el temple y el buen hacer a caballo, donde destacó a lomos de Añejo y Nazarí con los que templó la embestida de Romerito. Con Fino sobresalieron las piruetas delante de la cara del burel y los quiebros. Mató de un rejonazo de efecto fulminante que hizo reaccionar al público sacando mayoritariamente los pañuelos.

Actuación más maciza, redonda y magistral fue la que desarrolló ante el cuarto de la tarde, aunque se quedó si premio por el fallo con el rejón de muerte. Enceló muy bien de salida a Rana a lomos del caballo Lambrusco y después soñó el toreo a caballo montando a Sueño, que hizo las delicias del público, toreando a dos pistas llevando a la res muy templada prendida al estribo y rematando con los recortes por los adentros, que hicieron vibrar a La Malagueta. Con Ritz vinieron sendas banderillas al quiebro y con Remate puso rehiletes cortos al violín. Tenía las dos orejas en el bolsillo, y con ello la puerta grande Manolo Segura, pero pinchó dos veces antes de dejar un rejón de muerte contrario y caído.

Antonio Ferrera entró por la vía de la sustitución tras la baja de última hora de Alberto López Simón. Desde el 19 de agosto de 2014, cuando se encerró con seis toros de Miura y después que desde junio de 2015 estuviera alejado de los ruedos por una lesión en el brazo derecho, no había vuelto a La Malagueta el diestro extremeño. Yla verdad es que se esperaba más de él ante la oportunidad de torear en una plaza de primera como la de Málaga, sin embargo Ferrera estuvo desconfiado durante el festejo y aunque su lote fue complicado se le vio siempre toreando con muchas precauciones.

Su primero, Espontáneo, fue un toro veleto y muy astifino ante el que no pudo lucirse con el capote. En banderillas, que es su fuerte, el extremeño estuvo aseado, pero sin brillantez. Brindó al público una faena siempre a media altura y al hilo del pitón; cuando el toro ya estaba moribundo y metido en la querencia logró algún muletazo estimable. Dejó un pinchazo sin soltar antes de cobrar un bajonazo.

En el quinto, la historia se volvió a repetir. Quedó inédito con el capote, puso banderillas a toro pasado y compuso una faena insulsa e insustancial, donde se le notó oficio pero artísticamente hubo escaso contenido. Mató de una estocada casi entera atravesada.

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