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MIGUEL LORENCI
Sábado, 25 de marzo 2017, 00:31
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«Escribir me salvó de la locura». Lo dice agradecido y risueño Sabino Méndez (Barcelona, 1961), viejo roquero reciclado en escritor que publica su obra más ambiciosa, 'Literatura universal' (Anagrama). Un título deliberadamente equívoco que recurre a lo mejor de las letras de todos los tiempos para contar a su través una peripecia personal, la de tres amigos a lo largo de casi cuatro décadas, desde la muerte de Franco a mitad de los setenta a los salvajes ochenta y noventa y el primer tramo del siglo XXI. «Es un rompecabezas, un cubo de Rubik con el que ha de jugar el lector», propone Méndez.
Incluye casi seiscientas notas a pie de página que remiten a otros tantos autores y libros. «Todas son auténticas salvo una, un solitario camelo», aclara el ex guitarrista de 'Loquillo y los Trogloditas', extoxicómano y hoy escritor y articulista empeñado «en que el lector se divierta» con el juego metaliterario de su primera novela.
«Quise escribir mi 'Rayuela' o mi 'Pálido fuego'», dice Méndez de su «artefacto narrativo» evocando a Cortázar y Nabokov. Son dos de los cientos de autores a través de cuyas obras y citas se articula esta novela de más de quinientas páginas en la que los personajes que la inspiran, como el propio Loquillo, «tendrán dificultades para reconocerse».
«Los tres protagonistas son una construcción de muchos de los amigos y compañeros de viaje con quienes conviví y compartí inquietudes, aventuras y desventuras. En alguna medida todos son yo», explica. Habla de Cárdenas, Simón y Valls, «los más díscolos de entre todos los alumnos díscolos» de un colegio de curas del tardofranquismo. Las afinidades y entusiasmos del trío «se enfocan hacia los libros, el rock, el cine y las drogas», precisa.
Busca Méndez un lector cómplice que entre en el juego de cajas chinas que propone «con un libro dentro de otros libros, o viceversa». «Esa complicidad da sentido al rompecabezas y sus laberintos», dice su autor, cómplice a su vez de Melville, Borges, Stendhal, San Juan de la Cruz, Twain, Rilke, Fo y un sinfín de grandes autores.
«Es una colección de acertijos con premio para el lector atento», promete Méndez, que ofrece ya en la primera página la definición de cultura -«conjunto de conocimientos que permite desarrollar un juicio crítico»- que marca la aventura intelectual del narrador, «un viajante de la escritura». Es también «una parodia de los modos culturales de una época y de la novela generacional, pero no una sátira, que sería demasiado dura y cruel». «Recurro a la parodia, una fórmula canónica y una manera más dulce de enfrentarse a la vida; una burla más amable», explica.
Méndez, superviviente de muchos infiernos, entre otros el de la heroína, no se arrepiente de nada. Hoy tiene claro que aquellos años salvajes de sexo, drogas y rock and roll fueron «un proceso más de aprendizaje». No le puede la nostalgia y no cree que cualquier tiempo pasado fuera mejor. «Ni en la vida ni en la literatura ni en el rock», apostilla vestido con un pulcro traje azul de raya diplomática nada roquero.
Su flotador vital «fue primero la lectura y luego la escritura, que me salvó de la locura». «Aclara mi pensamiento, me permite explicarme algunas experiencias incomprensibles y fue un anclaje para dejar las drogas, junto las motos o la música», afirma. «Que otros se jacten de los libros que les ha sido dado escribir; yo prefiero jactarme de los que me ha sido dado leer», dicen que dijo Borges. Y es ese el punto de partida de la extraña y atractiva novela del «contumaz relector» que asegura ser Méndez.
Para lanzarla ha compuesto una canción que es otro rompecabezas musical en torno a 'Chelsea Hotel', de Leonard Cohen, y que bebe de otras muchas canciones. Autor de un manojo de temas clásicos del rock español, cree que para alumbrar una canción o una novela la base es siempre la poesía. «Está en el tuétano de toda creación literaria», sostiene el autor de este «manual de autoayuda para letraheridos», quinto libro de la cuenta particular de este extrglodita que dejó la banda para escrbir y licenciarse en Filología. A 'Corre, rocker' (2000), relato biográfico «en el que me traté de manera muy dura» siguieron 'Limusinas y estrellas' (2003), 'Hotel Tierra' (2006) e 'Historia del hambre y la sed' (2006).
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