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Juvenal Soto: «Nunca más volveré a escribir poesía en el sentido clásico del género»

Juvenal Soto: «Nunca más volveré a escribir poesía en el sentido clásico del género»

El poeta malagueño gana el Premio Andalucía de la Crítica con ‘Horizonte interior’ por su capacidad de «mezclar sin aspereza verso y prosa»

Regina Sotorrío

Sábado, 11 de marzo 2017, 13:54

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Decir que Horizonte interior es la obra de un poeta es quedarse corto. Porque en ese libro hay poesía pero también prosa, unos versos que dan pie al esbozo de una novela que después remite a otros versos. Todo en uno. Juvenal Soto (Málaga, 1954) supera la tradicional separación de géneros en una obra que nació como un «desafío» a sí mismo y a la literatura. Un texto «híbrido» que, como ayer reconocieron los críticos andaluces, demuestra que «es posible mezclar sin aspereza verso y prosa en acordada unidad de forma y sentido».

Por estas y otras razones, la Asociación Andaluza de Escritores y Críticos Literarios acordó ayer conceder el XXIII Premio Andalucía de la Crítica en poesía al autor malagueño por Horizonte interior (Ediciones Dauro). Además, el escritor granadino Antonio Enrique se hizo con el reconocimiento en la categoría de novela por Boabdil, el príncipe del día y la noche (Ediciones Dauro), mientras que el onubense Hipólito G. Navarro resultó premiado en la modalidad de relato por La vuelta al día (Páginas de Espuma).

Cuenta Juvenal Soto que después de su último libro sintió que su lenguaje poético «se estaba acabando y necesitaba nuevas formas de expresión». Y apostó por esa fórmula que confirmaba sus «dudas» sobre los géneros: «Hay que superarlos con la conjunción de todos. Los géneros literarios son un cuadro sinóptico para tratar de entender la literatura, pero no creo que existan como tales. Es lo que trato de demostrar». Y a juzgar por el reconocimiento, lo ha conseguido.

Horizonte interior marca un antes y un después en su creación. Asegura que su poesía ya «no será igual» y añade: «No volveré nunca más a escribir poesía en el sentido clásico del género». Ni le «apetece», ni está «dispuesto». Lo que ahora quiere es seguir explorando en esa vía mixta. Lo hará en el siguiente libro que acaba de comenzar. Apenas tiene un soneto, pero ya sabe cómo se llamará: Cuando fuimos dioses. Y también tiene claro cuál será el estilo que seguirá, aunque sea una perspectiva de trabajo «difícil» y laboriosa: Horizonte interior le llevó dos años.

El jurado del premio andaluz de la crítica valoró el «virtuosismo poco habitual en la literatura contemporánea» que desprenden los versos de Juvenal Soto, «desde el soneto al spleen baudelerismo». «Sin evitar los temas más cotidianos, el poeta aspira a sublimar la escritura sin dejarse llevar por el desafortunado sentimentalismo que nos conmina y nos confunde», sentencia el fallo.

Vivencias personasles

Horizonte interior recoge vivencias personales, porque un escritor «no puede escribir de otra cosa más que de lo que conoce», pero trata de extrapolarlas: «Sacarlas de mí y hacerlas comunes». Juvenal Soto agradeció el premio, «uno de los más relevantes que existen en Andalucía», con el valor añadido que da el que los concedan «buenos conocedores de la literatura». En mayo recogerá el galardón, una estatuilla de la escultora Marta Campos.

Coincidirá con los otros dos premiados en el resto de categorías, que también fueron anunciados ayer en rueda de prensa por el presidente de la Asociación Andaluza de Escritores y Críticos, Francisco Morales, y la secretaria del colectivo, Remedios Sánchez. Antonio Lucas, director general de Innovación Cultural y del Libro de la Junta de Andalucía, y Francisco Cañadas, director del Servicio de Publicaciones y Premios de la Fundación Unicaja, respaldaron la lectura del fallo en el Centro Andaluz de las Letras.

Así, el jurado de novela reconoció el trabajo de Antonio Enrique en Boabdil, el príncipe del día y la noche por la capacidad del autor de recoger «en 400 páginas, tres novelas». La primera, sobre algo «tan común» como la ambición, la traición y el sexo, «temas eternos que aquí se convierten en tragedia». La segunda, protagonizada por Eleazar al- Sabaj, es «sobrecogedora» porque está narrada por alguien a quien el destino le ha gastado «la más perversa de las jugarretas, que es dejarle la vista interesante provocación, de modo que la peor maldición no es ser ciego en Granada, sino tener ojos para ver el desastre, pero a la vez negarle la virilidad». La tercera novela es la contada por los demás personajes, «más humanos, menos arquetípicos, más previsibles, más verdaderos».

En relato resultó ganador Hipólito G. Navarro por La vuelta al día, un texto «profundamente fresco por su versatilidad, riqueza en la búsqueda de situaciones y matices narrativos que profundizan en los ámbitos humanos más diversos». Las temáticas, indica el fallo, son muy variadas y en ellas están muy presentes «la sorpresa y la maestría verbal» que caracterizan al narrador onubense.

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