Borrar
Karl Theodor Jaspers
De Buffalo Bill a Karl Theodor Jasperff: Del cazador de bisontes al cazador de delirios

De Buffalo Bill a Karl Theodor Jasperff: Del cazador de bisontes al cazador de delirios

Tal día como hoy nacía el famoso depredador y moría el filósofo de la trascendencia y psiquiatra que diferenció los delirios primarios de los secundarios

maría teresa lezcano

Domingo, 26 de febrero 2017, 01:30

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

William Frederick Cody (Buffalo Bill): 26-2-1846/10-1-1917

El veintiséis de febrero de 1846 nacía en el condado de Scott, Iowa, Buffalo Bill Cody, quien por esa fecha era aún William Frederick Cody. El bovino apelativo le llegaría gracias a su fama como cazador de bisontes destinados a alimentar a los trabajadores del ferrocarril estatal; empleo simultaneado con el de explorador en territorios indios para el ejército de los Estados Unidos, el cual le concedió en 1872 una Medalla al Honor que sería revocada cuando Buffalo Bill había empezado a criar malvas, es decir veinticuatro días después de su muerte ya que al ser un civil no era susceptible de ser militarmente condecorado , y restaurada en 1989, cuando el finado ya había enmalvado masivamente su tumba denveriana, God bless America.

Antes de este trasiego medallístico, Buffalo Bill fundó en Wyoming su propia ciudad, bautizada en un alarde de originalidad como Cody, y montó su propio espectáculo, que se haría mundialmente famoso hasta el punto de convertir a su empresario en la celebridad de comienzos del siglo XX más celebérrima, valgan todas las redundancias y las abundancias, del planeta.

El Buffalo Bills Wild West, que viajó durante veinte años por latitudes y longitudes estadounidenses, era un espectáculo que mostraba las habilidades caballísticas de turcos, gauchos, mongoles, árabes y cosacos compitiendo en vistosa etnicidad, y centrado el número final en la batalla de Little Big Horn en cuya puesta en escena Buffalo Bill hacía de general Custer y Toro Sentado de sí mismo gracias a un permiso especial que autorizó al otrora jefe sioux a abandonar el confinamiento de su reserva rostropálidamente subvencionada para autoparodiarse mientras desbotaba y descabellaba al falso Custer, hasta que se cansó de hacer el indio por un puñado de dólares y se volvió a su bungalow con la intención de alcoholizarse a destajo, aunque no le dio tiempo a culminar su etílico propósito ya que un agente del gobierno le voló la cabeza como acto de profilaxis de una inexistente rebelión lakota mientras, show must go on, el Wild West seguía su gira de costa a costa. My name is Bill. Buffalo Bill.

Karl Theodor Jaspers: 25-2-1883/26-2-1969

Ciento veintitrés años después del nacimiento iowano de Buffalo Bill Cody, moría en Basilea Karl Jaspers, filósofo de la Trascendencia como expresión máxima de la no-objetividad, y psiquiatra defensor del diagnóstico de la forma por encima del contenido. Jaspers diferenció los delirios primarios de los secundarios, definiendo los primarios como autóctonos e independientes de una causa aparente, y los secundarios como derivados de los antecedentes personales del sujeto.

Es decir , que si un buen día usted se levanta y encuentra en su cocina un dinosaurio somnoliento tomando un café descafeínado con sacarina y una tostada de margarina sin sal, no es que el reptil esté a dieta sino que es usted un loco primario autóctono, avisado queda; si, en cambio, usted se ha acostado con el lagarto extinto y al despertarse sigue ahí, no disimule argumentando que está reescribiendo el microrrelato monterroseño más famoso de la historia microrrelatada «Cuando despertó, el dinosaurio seguía ahí», y asuma sin más que es usted un delirante secundario, lo que hagan después el bicho jurásico y usted ya es cosa suya. El caso es que a Jaspers le iba muy bien diagnosticando y filosofando en la Alemania de principios del siglo veinte, pero entonces llegaron los nazis con delirios a la vez primarios y secundarios y hasta con algunos terciarios y, habida cuenta que la mujer de Karl era judía, le destituyeron de su cátedra de filosofía en Heidelberg mientras el catedrático destituido se apresuraba en ocultar a frau Jaspers de la inquina persecutoria de los arios puros.

Corría que se las pelaba el año 1942, y más corría la señora Jaspers de escondite en escondite, cuando las autoridades alemanas le concedieron a su esposo el permiso para abandonar el país, siempre que cumpliera con un requisito tan nimio como insalvable: entregar a frau Jaspers, que seguía ilocalizada por los primarios de la Gestapo y los secundarios de la delación, ante cuya invitación Karl se apresuró en ir a conjugarse y conyugarse maritalmente en la ocultación, mientras les hacía a los perseguidores un corte de mangas del tamaño del Cisma de Oriente que conllevó la construcción de la Universidad de Heidelberg. Das ist alle.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios