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Daniel Mejía y Cristina Llorente dan vida a Simba y Nala.
Simba, un monarca absoluto

Simba, un monarca absoluto

'El Rey León' es el musical más longevo de España. Sus productores ya han amortizado los 10 millones de euros que invirtieron en el montaje

Antonio Paniagua

Jueves, 23 de febrero 2017, 13:37

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El espíritu del África salvaje reina en la Gran Vía madrileña desde hace ya seis temporadas. Es lo que lleva en cartel el musical El Rey León, que desde su estreno en 2011 ya ha sido visto por tres millones de espectadores. Justo a esa cifra redonda llegan hoy y lo celebran con una fiesta sorpresa a la espectadora sevillana que hace ese número. Cada día el Teatro Lope de Vega cuelga el cartel de no hay entradas. Con más de dos mil representaciones, la productora ya ha amortizado de sobra los 10 millones de euros que costó poner la pieza en escena.

Un espectáculo total en el que desfilan leones, elefantes, ñus, hienas y gacelas, toda una fauna de la que el público se olvida rápidamente que está encarnada y accionada por actores. El dominicano Daniel Mejía, de 29 años, y la vallisoletana Cristina Llorente, de 31, dan vida a Simba y Nala, majestuosos reyes de la selva. Pese a que los dos tienen experiencia en el teatro musical, nunca se habían enfrentado a un desafío del tamaño de esta producción. Un trabajo que exige un rendimiento físico portentoso y muchas horas de gimnasio para soportar el envite.

El musical más taquillero de todos los tiempos lleva 20 años en la cartelera de Broadway y ahora se está representando en diez ciudades del mundo. Salvo por algunas variantes locales -en España se han introducido unas pinceladas de flamenco-, el espectáculo es el mismo en todas partes.

En las bambalinas del teatro todo está cuidado al milímetro. De las alturas cuelgan los gigantescos huesos que pueblan el cementerio de elefantes y las distintas escenografías, mientras que en estantería están ordenadas decenas de máscaras. Aparentemente trajes y caretas configuran una abigarrada estampa que se pierde en el caos, pero se trata de una impresión errónea. El vestuario y la utilería se hallan cuidadosamente ordenados. "Cada uno de los actores se cambia de traje entre diez y quince veces en cada función. Por eso cada objeto ha de estar en su sitio", dice el regidor Fernando Daubler.

Nunca antes un musical había sido tan longevo. Con 85 millones de espectadores en todo el planeta, el espectáculo, basado en el clásico de Disney y producido por Stage Entertainment, supera a otros títulos del género como Mamma Mía y Hoy no me puedo levantar.

«Me lo he currado»

Cristina Llorente entró en el elenco del espectáculo desde sus comienzos. Después de todo un año presentándose a media docena de pruebas de selección, por fin logró hacerse un hueco en el reparto. Primero estuvo en el coro femenino y luego dio vida a diversos personajes, hasta por fin meterse en la piel de Nala, la mejor amiga de Simba, el león protagonista. "La verdad es que me lo he currado. Empecé en esto de los musicales a los nueve años. Cuando llegué al casting final no dudé en irme a Londres para volver a ver El Rey León", argumenta la actriz, cantante y bailarina.

Como su compañero Daniel Mejía, considera que lo más duro es el esfuerzo físico que exige este musical, con el agravante de que dos días a la semana suele haber función doble. "Además sigo con mis clases particulares y cada vez que sale un curso interesante de interpretación me apunto", relata Llorente, que ha participado en montajes como A, un musical de Nacho Cano, Grease, el musical de tu vida o Blancanieves Boulevard.

Antes de salir a escena, se somete a una sesión de maquillaje que dura cuarenta minutos. Esta pucelana quedó atrapada por el teatro a edad muy temprana, cuando sus padres la apuntaron a esta disciplina como actividad extraescolar. Aunque curtida en el musical, Cristina Llorente recibió su bautismo de fuego al grabar su primer disco en solitario, un álbum de pop-dance muy bailable, lo que la obligó a mover el espectáculo por toda España.

Daniel Mejía ha encontrado en el teatro musical la actividad idónea para desplegar todas sus dotes. Para ofrecer una imagen verosímil de león, se hartó de ver documentales de animales en la tele. Ahora puede presumir por fin de imitar a la perfección los visajes de un carnívoro de la sabana. "Me fijé mucho en cómo peleaban los leones. Tengo que hacer gestos que no son habituales, lo que no es del todo fácil con una máscara en la cabeza, aunque al ser ésta de fibra de carbono es muy ligera. Los movimientos del león los tengo tan interiorizados que los hago hasta cuando como", apostilla Mejía.

En el taller de marionetas, que abre a las diez de la mañana, se reparan con mimo cada una de las piezas. La creadora del espectáculo, Julie Taymor, ha incorporado las sombras chinescas, el teatro de movimientos balinés y las artes escénicas de Indonesia -donde pasó algunos años- para enriquecer la producción.

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