Borrar
Obra de Muntean/Rosenblum.
Pintura indestructible
FLASHBACK

Pintura indestructible

Txema Martín

Sábado, 10 de diciembre 2016, 01:11

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Dicen que la primera acta de defunción de la pintura fue certificada en el siglo XIX, concretamente en 1839, cuando el pintor academicista Paul Delaroche pronunció su célebre frase, «la pintura ha muerto», al considerar que la irrupción de la fotografía acabaría con este arte manual y, en definitiva, con los cuadros. Nada más lejos, el invento fotográfico en realidad liberó a la pintura de su deber de representación objetiva y fue el detonante de la abstracción y de las vanguardias. Desde entonces y en los últimos 150 años, la muerte de la pintura se ha certificado en tantas ocasiones que quizá estemos hablando de una auténtica superviviente, quizá incluso de algo inmortal. La pintura resiste inevitablemente protegida por el propio mercado del arte, que sigue encontrando en el óleo sobre lienzo algo parecido al rol del papel en la literatura y que sigue vendiendo cuadros a precios astronómicos, pero debajo de esa aparente perversión del capital hay una apabullante nómina de artistas que demuestran que la técnica pictórica sigue teniendo mucho que decir en la contemporaneidad.

Que la pintura ha vuelto, o que nunca nos ha abandonado, ha sido la base de las tesis de un buen número de exposiciones en los espacios más sagrados del arte contemporáneo; es el caso de la histórica muestra que ocupó hace algunos meses el MoMA, 'Forever Now', en la que diecisiete pintores contemporáneos desde Matt Connors a Michael Williams se reunieron precisamente en torno a la atemporalidad como producto cultural de nuestro momento. Más cerca que aquellos lugares, el CAC Málaga ha sido testigo del resurgir de la pintura en los últimos lustros con exposiciones más o menos recientes de artistas como David Salle, Michael Borremans o Adrian Gheni, por citar sólo unos pocos.

Precisamente ha sido la coordinadora de exposiciones de este centro malagueño, Helena Juncosa, quien se ha encargado del comisariado de otra muestra que nos ocupa: 'Fragmentos a su imán', inaugurada esta misma semana en la galería Horrach Moyà de Palma de Mallorca, toma prestado el título de un poemario del cubano José Lezama Lima para poner de manifiesto la diversidad de la pintura figurativa bajo el prisma de cinco grandes nombres. El primero de ellos es Dexter Dalwood, protagonista de una de las salas y quien por cierto también forma parte de otra exposición en la galería Saatchi ofrece, llamada precisamente 'Painters painters' en clara alusión a otra muestra gigantesca que acaba de clausurar la National Gallery, 'Painters painting', y que va desde Freud hasta Van Dyck.

A Dalwood le acompañan otros seis artistas bien conocidos en la Horrach Moya. Yuko Murata y Carles Congost -en una de las pocas oportunidades de ver su trabajo pictórico- aportan la visión más pop a este asunto; la primera desde una perspectiva que roza la tradición paisajista japonesa, y el segundo con una excelente serie inspirada en la arquitectura de Spiderman, además de otras obras que pervierten el sentido de la cultura popular con sentido del humor y con misterio. Como guiño al arte más cercano y en un claro ejercicio de reivindicación, el artista mallorquín Pep Girbent muestra aquí algunas de sus obras basadas en planos cinematográficos, en el coleccionismo de imágenes en la era multimedia y en las continuas citas a autores como David Foster Wallace, Borges o Nabokov. Esta exposición colectiva de fragmentos y de pequeñas muestras sublimes de la variedad pictórica, culmina con otra de las firmas más atractivas del movimiento, el dúo de artistas Muntean/Rosenblum originarios de Austria y de Israel. Su trabajo, siempre fascinante, trata sobre la juventud en el mundo contemporáneo, el sentimiento de pérdida y desorientación existencial, todo ello mediante la disposición casi coreográfica de individuos en bosques, discotecas o en espacios domésticos, casi siempre desorientados y con la mirada en el infinito. En definitiva, esta exposición también contribuye a la noción cada vez más generalizada que apunta a sus ilimitadas posibilidades artísticas, mientras rompe con el mito de que la pintura abstracta y la figurativa son intocables entre sí. La pintura puede dar la impresión de estar en baja forma, pero goza de una salud indestructible.

Publicidad

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios