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El Museo de La Aduana abre sus puertas este lunes después de tener sus colecciones almacenadas durante dos décadas.
El Museo de Málaga se suma a un circuito cultural con dos millones de visitas al año

El Museo de Málaga se suma a un circuito cultural con dos millones de visitas al año

El Palacio de La Aduana abre este lunes sus puertas para acoger una pinacoteca que sitúa a la provincia en la primera línea de la oferta museística internacional

Antonio Javier López

Domingo, 11 de diciembre 2016, 00:32

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Hay unas pequeñas piedras de colores descubiertas hace 60 años bajo el suelo del número 94 de la calle González Marín de Cártama que resultaron ser un mosaico romano de 38 metros cuadrados. Hay una tarjetita que José Ruiz Blasco le encargó pintar a su hijo como felicitación navideña para un amigo antes de que el pequeño se convirtiera en Pablo Ruiz Picasso; hay un enorme lienzo premiado en la Exposición Universal de Bellas Artes de Madrid que acabó malherido en un anticuario de Oviedo con hasta 36 parches a base papel de periódico, trozos de gasas y jirones de camisas viejas. Hay decenas, cientos de historias para contar al cabo una sola historia. Una que comienza en el Neolítico y llega con la punta de los dedos hasta la movida de los 80; desde los fenicios hasta casi anteayer. La historia de un recorte del mapa que ahora, por fin, se ve reflejado en el espejo de su propia riqueza patrimonial y artística. Porque eso parece ser, antes que nada, el Museo de Málaga: una suerte de recordatorio del bagaje propio, de la profunda transformación que ha vivido la ciudad, en general, y la oferta expositiva, en particular, durante las últimas tres décadas.

El museo abrirá mañana sus puertas en el edificio civil más imponente de la capital, el palacio de la Aduana, justo 19 años después de la primera manifestación que reclamaba el uso cultural del inmueble que fue Subdelegación del Gobierno y comisaría de Policía. Y esa inauguración cerrará al menos dos círculos. Primero, supondrá la llegada a la meta de aquella reivindicación ciudadana que entre 1997 y 2001 se movilizó hasta en cuatro manifestaciones multitudinarias bajo el lema La Aduana para Málaga. Y segundo, con el museo provincial, Málaga corona una oferta artística que congrega ya a más de dos millones de personas y que ha catapultado a la provincia hasta la primera línea del circuito cultural y turístico nacional e internacional.

Cuatro hitos históricos marcan este camino: el nacimiento en 1988 de la Fundación Picasso-Museo Casa Natal; las inauguraciones en 2003 del Museo Picasso y del CAC Málaga; los estrenos en marzo de 2015 de las filiales del Centro Georges Pompidou de París y del Museo Estatal de Arte Ruso de San Petersburgo y el esperado regreso a la vida cultural del Museo de Málaga después de dos décadas con sus colecciones almacenadas.

De forma paralela, en estos años Málaga ha sumado una nutrida clase media museística con equipamientos en muchos casos de iniciativa privada. En ese ámbito destacan, entre otros, el Museo del Vidrio, el revitalizado Museo de Artes Populares de Unicaja, el Museo Automovilístico, el Museo Interactivo de la Música (MIMMA) y el Museo Jorge Rando (este último no cuenta con estadísticas de visitantes).

Una de las primeras consecuencias estadísticas estriba en que el público que acude a los principales museos y espacios expositivos de la capital se ha duplicado en los últimos cinco años. En realidad, un poco más, ya que el crecimiento en este último lustro se sitúa en el 114,84%.

Casi la mitad de los dos millones de visitantes que reciben estos centros llegan de la mano del Museo Picasso y del CAC Málaga (este último, de entrada gratuita), si bien el análisis de la afluencia a estos equipamientos deja otras conclusiones reveladoras. El mayor crecimiento en el número de visitantes en este periodo lo firma el Museo del Vidrio (un 84,7%), seguido por el Museo Automovilístico (83,14%), este último espoleado de forma muy significativa desde la llegada del Museo Ruso como vecino en los pabellones de Tabacalera. Tampoco hay que desdeñar el más que meritorio aumento del 74,2% de la Casa Natal de Picasso, a pesar de que apenas cuenta con un 13,4% del presupuesto de la agencia municipal que la gestiona junto al Centro Pompidou Málaga y al Museo Ruso.

Y hablando de presupuestos, la proliferación de equipamientos expositivos en Málaga también supone un notable esfuerzo inversor. Los principales espacios dedicados a las artes visuales suman un presupuesto global superior a los 30 millones de euros, de los que 20,12 salen de las instituciones públicas, en esencia, de la Junta de Andalucía y del Ayuntamiento de Málaga.

En el caso de este último, el desembolso realizado en museos durante los últimos años ha llegado a convertirse en asunto de debate dentro de la política local. No en vano, el Ayuntamiento ha tenido que aprobar este año una partida extra de un millón de euros para cuadrar las cuentas de las delegaciones del Pompidou y del Museo Ruso, elevando su aportación en estos centros al que se une la Casa Natal hasta los 7,729 millones de euros.

La medida ha llevado a la oposición municipal (en este caso, el PSOE) a criticar la «burbuja museística»que, en su opinión, se está generando en la ciudad, mientras que Ciudadanos ha reclamado al gobierno local un plan estratégico relacionado con la gestión municipal de estos equipamientos.

Pero no sólo de museos vive la oferta cultural y turística de la capital. La proliferación de espacios expositivos de diversa índole ha encontrado un inestimable complemento en los reclamos patrimoniales de la ciudad. En esencia, la Alcazaba, el Castillo de Gibralfaro, la Catedral y el Teato Romano. Entre los cuatro recibieron en 2015 más de un millón y medio de visitantes. En la Alcazaba, la afluencia ha crecido en un 44,83% durante el último lustro, mientras que las visitas a Gibralfaro han aumentado un 15,35%.

En el perímetro de esa cuadrícula áurea se sitúa el Museo Picasso; unos pasos más allá, la Casa Natal del genio... Y desde mañana, en pleno corazón de ese epicentro histórico y artístico, como principio o fin del paseo por la remozada calle Alcazabilla, esperan en la Aduana las colecciones provinciales de Arqueología y Bellas Artes. En sentido literal, es el Museo de Málaga.

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