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Izal se metió al público en el bolsillo. :: Hugo Cortés
Izal y Sidonie, combinación ganadora

Izal y Sidonie, combinación ganadora

Las dos bandas reúnen a más de 4.000 personas en el Málaga Auditorium Club

FERNANDO MORGADO

Domingo, 4 de diciembre 2016, 00:58

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A pesar de que sus nombres apareciesen casi al mismo tamaño en el cartel, nada más abrirse las puertas se pudo comprobar que la mayoría del público, o al menos el núcleo más apasionado, había venido a ver a Izal, aunque luego se comprobase que Sidonie también tenía su tirón. Hubo 'sprints' a la primera fila de chicas muy jóvenes que encabezaban la larga cola a la entrada. Eran las nueve de la noche del viernes y aún debían esperar tres horas más para que el grupo madrileño apareciese por el escenario del Palacio de Ferias y Congresos. En la puerta también se pudo ver la heterogeneidad de la audiencia, integrada por las distintas tipologías de 'alternativos': desde la chica 'millenial' con pantalón de chándal, zapatillas Vans y gorra de cinco paneles que se quejaba en la taquilla porque no podía tener su entrada en el móvil al 'popero' más talludito con su inseparable parka verde, una bandolera marca Gola y calzando unas Fred Perry. El público más adulto, que también acudió a la llamada, iría llegando más tarde.

La espera estuvo animada por la cumbia rock del grupo chileno formado en Málaga Los Culitos Chicos. Sus ocho miembros se lo pasaron en grande en los escasos minutos que estuvieron sobre las tablas, donde mostraron su particular versión del género a través de temas como 'Promesas'. Luego fue el turno de Jarrillo Lata, cerca de las diez de la noche. En apenas media hora los malagueños calentaron el ambiente en las primeras filas con su música, una mezcla imprevisible que por momentos suena a Triana, Mano Negra o Ska-P. Se despidieron con el tema 'Qué difícil es' y se hicieron un 'selfie' con el público, que ya llenaba más de la mitad del Málaga Auditorium Club en una velada con motivo del 50 aniversario de la fábrica de San Miguel en la ciudad.

El intermedio, que muchos aprovecharon para acercarse a las barras o salir a fumar, se vio interrumpido por el 'Loser' de Beck con el que suelen aparecer en escena los barceloneses Sidonie. De repente, tres delgadas figuras surgieron entre el humo pandereta en mano y atacaron 'Os queremos', una canción de su álbum más reciente, 'El peor grupo del mundo'. Casi sin mediar palabra llegó 'Nuestro baile del viernes', muy apropiada, sacada del que posiblemente sea su mejor trabajo, 'Costa Azul', y seguidamente 'Sierra y Canadá', de su álbum homónimo de 2014. Luego encadenaron una de las nuevas, 'Siglo XX', con el que fue su primer éxito en español allá por el 2005, 'Fascinado': en apenas diez minutos se comprobó el camino que ha recorrido el grupo desde el pop con toques psicodélicos y adornado con sitares hasta composiciones más propias para sonar en las radios. Lo mejor del 'show' fue comprobar que, aunque ahora toquen en escenarios mucho más grandes, Sidonie no han perdido las buenas costumbres: al igual que hiciera hace años en la sala Vivero, Marc Ros bajó a cantar un tema con el público, la coreada 'Un día de mierda'. 'El incendio' sonó más rockera de lo habitual y anticipó el clímax, que llegó en la despedida -confeti incluido- con 'Estáis aquí'.

El MAC siguió llenándose -hubo unas 4.000 personas- hasta que pasada la medianoche se encendió el neón de 'Copacabana' y los cinco componentes de Izal comenzaron a tocar la canción que da título a su último disco, con el que han alcanzado un éxito palpable en cada uno de sus conciertos. El de anoche no fue una excepción, y quedó patente que los madrileños son ahora mismo los reyes de esa corriente 'indie mainstream' que se abrió camino con Vetusta Morla y Supersubmarina. De hecho, Izal son una mezcla de ambas bandas con toques de grupos internacionales como Two Door Cinema Club y deben tener algo que uno no consigue ver ni en sus discos ni en su directo para atrapar a tanta gente -y de generaciones tan diversas, anoche había padres que había arrastrado a sus hijos y viceversa-.

A coro con el público

No son más divertidos, ni tienen mejores canciones, ni por supuesto la trayectoria de Sidonie, por poner un ejemplo muy a mano, pero en poco tiempo han pasado por delante de muchos otros grupos surgidos del 'underground' nacional. Su espectáculo fue un continuo coro del público, especialmente en 'Asuntos delicados' y 'Jenna Fischer'. Entre canción y canción la cosa no mejora demasiado en originalidad, y Mikel Izal tira de expresiones tan manidas como «ladran, luego cabalgamos» para presentar 'Tambores de guerra'.

También fue bastante aplaudida 'Los seres que me llenan', que vino introducida por un mensaje de apoyo a sus amigos de Supersubmarina. La verdad es que se puede decir que el cantante' maneja bien las poses, y con su entusiasmo puso a bailar hasta a la gente que poblaba las gradas del recinto. El final llegó con 'El baile' y el selfie de rigor con una audiencia a los pies de los madrileños, que en los bises también regalaron las esperadas 'La mujer de verde' y 'Qué bien'.

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