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El escultor expone por primera vez en Málaga invitado por el Museo Jorge Rando
Jorge Rando y Carlos Ciriza, diálogos de trazo y forma

Jorge Rando y Carlos Ciriza, diálogos de trazo y forma

El artista malagueño y el escultor pamplonés enfrentan en Málaga sus obras, unidas por el lenguaje expresionista

Regina Sotorrío

Lunes, 14 de noviembre 2016, 15:10

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No comparten la temática, tampoco la forma. Pero quien visite la exposición no solo debe mirar, tiene que intentar ver, indica Carlos Ciriza. El escultor expone por primera vez en Málaga invitado por el Museo Jorge Rando. La escultura de Ciriza se pone en diálogo con la pintura de Rando en una muestra que reúne más de un centenar de obras de ambos artistas. Y comparten más de lo que les separa. Cada uno representa una línea del expresionismo donde lo prioritario, más allá del continente y el contenido de cada cual, es la transmisión de sentimientos y sensaciones, los valores humanistas y espirituales. Tenemos el alma en común, puntualiza el pintor malagueño.

Las esculturas de Ciriza, algunas de gran formato (un campo en el que el que destaca el pamplonés con monumentos en 22 países) se cuelan en las cuatro salas del museo de Cruz de Molinillo. Forma y trazo, volumen y color, convivirán aquí hasta el 30 de abril con una naturalidad que sorprende. A veces por la similitud, en otras por el contraste. En la sala 4, por ejemplo, Rando introduce al espectador en el drama de África a través de una pintura descarnada, en muchos casos oscura, con rostros y cuerpos que se contorsionan de dolor. Al lado, Ciriza coloca grandes bloques verticales de hierro y acero. La dureza del tema que aborda Rando se enfrenta aquí a la contundencia formal de Ciriza.

La creación de Ciriza tiende a los equilibrios imposibles, con moles de hierro al borde del precipicio, con piezas que podrían encajar pero no lo hacen. Consigue una tensión controlada y estudiada, son obras de ingeniería. Y esa tensión, esa sensación de querer encajar sin poder, está también detrás de los óleos que Jorge Rando coloca en la sala 3. Aquí habla de la prostitución, de la dignididad femenina, con grandes retratos de mujeres de la calle colocados al nivel de los ojos del visitante y sobre un fondo fucsia.

El color es el protagonista de las salas 1 y 2, que Rando reserva a algunas de sus obras más recientes. La última solo tiene un mes: una pequeña acuarela donde se superponen las pinceladas de color (una línea del neoexpresionismo abstracto en el que ahora trabaja) y que Rando envuelve en un inmenso marco dorado. En este espacio, Rando expone lo que llama 'Horizontes verticales', donde el color nace de las entrañas de la tierra, una forma de unir la tierra y el cielo, volver al humanismo, a la espiritualidad: la pintura tiene que ser libre y pura, no se puede comercializar como los donuts, como un producto más. En muchas de sus obras, el color se proyecta desde abajo hacia arriba; al igual que sucede con la materia en el conjunto escultórico de Carlos Ciriza 'Comunicación-diferentes perspectivas en el tiempo' colocado justo al lado.

Dice Ciriza que él no entiende la obra sin el espacio. Muchas de ellas, como explicó la directora del museo Vanesa Díez, son construcciones geométricas, con tendencia a quebrantar la inmovilidad con huecos y curvas que hacen partícipe a elementos naturales como el aire y la luz. También en esa importancia de lo natural coincide con Rando, como lo demuestran sus coloridos 'Paisajes en el espacio'.

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