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Cristóbal Gabarrón posa con 'Universo de luz', su obra expuesta en Ginebra. :: Virginia Carrasco
El colorista mundo de Gabarrón ilumina Ginebra

El colorista mundo de Gabarrón ilumina Ginebra

La monumental instalación del artista español celebra en la ciudad suiza el 71 aniversario de la ONU

MIGUEL LORENCI

Martes, 25 de octubre 2016, 00:27

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Cristóbal Gabarrón trabaja por un mundo solidario, diverso, tolerante y en paz. El artista murciano ha construido en acero su tributo a los grandes valores humanos y lo ha teñido de mil colores. Un planeta luminoso que refleja lo mejor del ser humano rodeado por un galaxia de figuras que, además de sus cuerpos, entrelazan creencias, vidas, etnias y anhelos. 'Universo de luz' (Enlightened Universe) es la instalación que ha plantado en el corazón de Ginebra. Una monumental escultura interactiva de 24 toneladas y un canto a la diversidad, a los valores compartidos, la educación y la cultura. Con su presentación ayer se conmemoró el Día de las Naciones Unidas y los 71 años del organismo multinacional, creado en 1945.

Más de 70 figuras recortadas en acero y pintadas de vivísimos colores entrelazan sus manos en una espiral solidaria que arropa al mundo luminoso y feliz de Gabarrón. Se reflejan y multiplican mezclándose con los espectadores que pueden pasea entre la espiral y una esfera de espejos construida con casi 1.700 triángulos de acero pulido de distinta luminosidad en los que se funden la diversidad del planeta y sus gentes. La creó para celebrar el 70 aniversario de la ONU y Ban Ki-moon la presentó hace hoy un año en el neoyorquino Central Park.

Estará hasta diciembre en la Rotonde du Mont-Blanc en Ginebra, ante el gigantesco chorro de agua de 140 metros que emerge del centro del lago Leman y recortándose con el perfil de la montaña más alta de Europa y sus nieves perpetuas. Seguirá luego su periplo por París, Bruselas, Londres y Viena.

Las 70 figuras de tamaño natural, una por cada año de la ONU, más un hueco que pueden ocupar los visitantes integrándose en la instalación, conforman una cadena humana con todas las edades, géneros y etnias. «Simboliza la solidaridad, la tolerancia, el respeto por la naturaleza y la responsabilidad compartida», dice el artista. «Los valores que destaca de la ONU y son necesarios para todos cuantos compartimos la Tierra. Está toda la humanidad, toda las culturas celebrando sus diferencias», resume su creador.

La esfera facetada es de acero inoxidable y las figuras de acero rugoso cortado a láser. La bola espejada tiene 6.371 milímetros de radio, como los 6.371 kilómetros del radio terráqueo, una escala 1:2.000.000. Pasaron dos años de trabajo desde su concepción a su ejecución. Su complejo montaje es un arte en sí mismo y un exigente ejercicio logístico.

«Traer a Ginebra esta pieza es el punto de partida de exhibición europea de esta instalación de arte, diseñado para difundir y fomentar los valores y principios de la ONU», insiste Gabarrón sobre una obra que recrea la vida y representa el movimiento eterno de un mundo conectado.

«Esta instalación en honor a los valores de Naciones Unidas es un buen recordatorio de la responsabilidad de todos para afrontar los retos de este mundo, y los objetivos de desarrollo sostenible», destacó Michael Møller, director general de la Oficina de las Naciones Unidas en Ginebra. «Espero que esta pieza inspire al público a la acción para la implementación de los objetivos de la ONU». Victorio Redondo Baldrich, embajador ante la sede de Naciones Unidas en Ginebra, quien recordó la tradición de pintores españoles que han contribuido con sus obras a decorar la sede ginebrina de la organización. Habló de José María Sert que en 1936 pintó la sala de conciertos y de Miquel Barceló cuya obra «llena de esperanza y luz la sala de los Derechos del Hombre».

«No es casual que esta pieza de arte, que simboliza el anhelo del mundo por la paz y la tolerancia, ocupe un lugar central en el corazón de Ginebra, que tiene el privilegio de acoger las Naciones Unidas», aseguró el alcalde de Ginebra, Guillaume Barazzone. Nacido en la localidad murciana de Mula en 1945, Cristóbal Gabarrón se formó en Valladolid. Siguió en Francia e Italia una carrera en la que ha viajado del realismo y el hiperrealismo a la figuración abstracta y vive hoy a caballo entre Valladolid, Nueva York y Shanghái. Ha firmado proyectos icónicos como murales para la Expo de Sevilla y los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992, y de Atlanta en 1996.

Colabora con Naciones Unidas desde 1986, cuando diseñó el sello del Año Internacional de la Paz, y continuó con su obra 'Nuevo Milenio' para la cumbre de la ONU en 2000 y la 'Capilla del Milenio' en 2001. Una de sus monumentales esculturas presidió este año la cumbre del G-20 la ciudad china de Hangzhou. Para Gabarrón, la educación a través del arte es una parte importante de su motivación e impulsa los nuevos programas estratégicos a través de media docena de fundaciones. Defensor de la escultura pública, en la última década ha abordado piezas como 'Homenaje al Quijote' (2005), 'Los Silencios de Colón' (2006) o 'Las Torres de la Alhambra' (2008) homenaje a la convivencia en paz de las culturas judía, árabe y cristiana.

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