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Las reinas Letizia y Sofía. :: ballesteros / efe
Doña Letizia no  logra desprenderse de la etiqueta

Doña Letizia no logra desprenderse de la etiqueta

Fiel a Varela, la Reina eligió un vestido joya sin mangas del color de su piel bordado a mano con hilo de metal negro y cristal de Swarovsky

R. A.

Sábado, 22 de octubre 2016, 01:12

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De aquella Letizia nerviosa y cohibida de hace doce años, de estreno en la alfombra azul de los Premios Príncipe de Asturias con un vestido y abrigo dorado, a la que se vio ayer hay un abismo. No es algo nuevo. La hoy Reina y entonces Princesa ha ganado en seguridad, por los años y por la experiencia; por pisar doce veces ya (tan sólo faltó el año en que nació Leonor, por su avanzado estado de gestación) el escenario de los galardones que han hecho universal la ciudad de Oviedo que la vio nacer.

Pero lo que no ha logrado doña Letizia, y dicen que bien que le pesa, es desprenderse de la etiqueta del 'modelito'. Y va a más. Cada aparición pública despierta un interés inusitado. Doña Sofía siempre iba elegante, y así se remataba cualquier crónica social sobre la madre de Felipe VI. De doña Letizia se escrudiña todo. Al límite.

Claro que también ayuda, y mucho, que su firma de cabecera facilite a los medios la descripción de sus atuendos. «Vestido cocktail falda evasé en seda cady nude, bordado a mano sobre tul invisible con hilo de metal negro y lágrimas de cristal de Swarovsky». Estas palabras entrecomilladas, sí, llevan la firma de Felipe Varela, a quien la reina Letizia ha confiado su armario, con algún que otro escarceo con Carolina Herrera -de quien era el vestido de estampado floral que vistió para la recepción matutina y almuerzo con los premiados de esta edición- o Hugo Boss, antes incluso de poner un pie en Zarzuela. De hecho, no hay que olvidar que vistió a su madre -ayer también-, hermanas y abuelas en la boda que la convirtió en Princesa de Asturias.

¿Qué fue primero?

La duda que queda es qué fue primero, quién hizo evolucionar a quién. Si Varela se ha adaptado al estilo de doña Letizia, o viceversa. La realidad es que, si bien el vestido que la Reina se enfundó ayer entraba dentro de los cánones estéticos de una ceremonia de este tipo, su estilismo de las últimas semanas están dando que hablar, y no precisamente bien. De cuando aquí iba a leerse/escucharse que una reina va «sexy», como sucedió anteanoche al verla entrar en el Auditorio Príncipe para el concierto previo al gran día de los Premios Princesa de Asturias con un vestido lencero, de Varela y negro, inapropiado se mire por donde se mire. O no. Porque no hay que olvidar que quien marca el protocolo en el vestir es la persona de mayor rango, y sí, siempre es la reina Letizia. Pero un simple vistazo al patio de butacas sirvió para comprobar que el resto de las damas habían optado por vestidos cocktail de hombros cubiertos o recatados trajes de chaqueta.

Ya el año pasado, por primera vez, doña Letizia reiventó el protocolo en la ceremonia de entrega de los galardones presentándose en el Campoamor con un vestido sin mangas. Ayer volvió a hacerlo. Estaba guapa, favorecida; y la imagen de este vestido del tono de su piel, con un fantástico bordado, ya forma parte de la colección de los Premios Princesa (antes Príncipe) de Asturias.

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