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Víctor Arrebola, Juanjo Fuentes, Francisco Olmedo, Teo Balan y Curro Moreno, en la azotea de Ollerías.
Málaga suma en Ollerías un nuevo espacio a su circuito alternativo

Málaga suma en Ollerías un nuevo espacio a su circuito alternativo

La iniciativa cultural se presentará el sábado en sociedad con 'La Comunidad', un evento que combina las artes escénicas y visuales

Antonio Javier López

Jueves, 1 de septiembre 2016, 00:52

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Desde la azotea se divisan las pinturas murales de la fachada de San Felipe Neri, la torre de la Catedral manca, la curva más alta de la noria quieta y un cielo azul celeste capaz de ensanchar los pulmones y el horizonte. Allí, en esa azotea de Ollerías, terminará su recorrido La comunidad, la propuesta que combina las artes escénicas y visuales que servirá para presentar en sociedad este sábado una nueva iniciativa cultural

Ollerías dirección sin número y nombre del proyecto ofrece un nuevo aliciente en el pujante circuito alternativo de la ciudad. Es más, iniciativas como Villa Puchero Factory, Casa Sostoa, el Espacio Cienfuegos o La Casa Amarilla sirven de inspiración para Víctor Arrebola y Francisco Olmedo, que convierten en espacios culturales sus respectivas residencias privadas repartidas en el edificio.

«Somos consumidores de cultura emergente. Si no hubiésemos tenido ese acercamiento a otras iniciativas, nuestra propuesta no habría surgido», ofrece Arrebola desde la vivienda de Olmedo, que sigue: «Queríamos sumarnos al boom cultural que vive la ciudad y aportar nuestro granito de arena. Víctor es más escénico y yo, más visual y de la combinación de ambas inquietudes ha ido surgiendo el proyecto».

Así, Ollerías brota en el mismo barrio que Cienfuegos, el Museo Jorge Rando o el Centro Cultural Provincial. «Ollerías es una calle multicultural, sin identidad, pero con muchas personalidades y nos parecía el lugar ideal para desarrollar esta idea», esgrime Arrebola antes que acotar que la iniciativa se plantea «con el máximo respeto a la convivencia con los vecinos» mediante propuestas para un público reducido. Sin ir más lejos, La Comunidad cubrió su aforo en apenas unos días. 45 personas. Tres grupos de 15 espectadores repartidos entre las viviendas de Arrebola y Olmedo, así como la azotea del inmueble.

Los asistentes a La Comunidad acudirán a un «safari inmobiliario» que pasará por las viviendas de Arrebola y Olmedo y que tendrá al artista Juanjo Fuentes como maestro de ceremonias. Fuentes explica las visitas guiadas que inmobiliarias y entidades financieras organizan por pisos vacíos que, durante el paseo, se subastan al mejor postor. La Comunidad combina esa práctica con la trama de la película homónima dirigida por Álex de la Iglesia para ofrecer a los asistentes una combinación entre el teatro, la performance y las artes visuales.

«Llevamos trabajando en este proyecto desde mayo para que la propuesta tenga sentido y al mismo tiempo aporte algo novedoso», acota Curro Moreno, artífice de La Comunidad, que cuenta con el patrocinio de Kipfer & Lover. El perfil más teatral del proyecto tomará la casa de Arrebola. «Cada estancia tendrá una vida independiente. En la cocina habrá una adaptación del monólogo El concejal antropófago; el baño será escenario de la obra El trono, mientras que en el salón, Alessandra García ofrecerá la pieza titulada Un puñado de ojos», explica el propietario de la casa.

Los otros anfitriones, Francisco Olmedo y Teo Balan, transformarán su residencia en una Zona videovigilada. «Nos basamos en el personaje de La Comunidad que está obsesionado con las grabaciones de las cámaras de seguridad para plantear una intervención participativa que unirá el vídeo, la fotografía y el uso de las redes sociales», adelanta Moreno, con tiento para no desvelar las sorpresas previstas.

Y de las viviendas de Arrebola y Olmedo saldrá la comitiva hasta la azotea, donde esperará la intervención Monster Party, a cargo de Pedro Okña y sus cómplices de Villa Puchero Factory. Y así, la iniciativa pionera en el circuito alternativo malagueño se sumará a la última en llegar a ese escenario. Y con esa reunión se cierra un círculo y, al mismo tiempo, se abre una puerta. Ahora, en Ollerías.

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