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Carmen Baquero y Ana Ráez, en primer plano, durante un ensayo de 'Las troyanas' en la sala de La Imprudente. :: francis silva
Troya también arde hoy

Troya también arde hoy

El texto de Sebastián Sarmiento intercala el clásico griego con testimonios reales de las víctimas actuales de la guerra en los coros

Regina Sotorrío

Sábado, 30 de julio 2016, 00:38

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Son los últimos ensayos antes del estreno y Sebastián Sarmiento sigue anotando correcciones en sus folios. Una mirada que debería ir dirigida hacia otro lado, una tensión que hay que encaminar hacia otro punto, un movimiento que quiere perfilar... Cuando en un escenario no hay nada más que cinco actores, cualquier mínimo gesto importa. Enfrente de él, Carmen Baquero se transforma en una desgarrada Hécuba despojada de todo lo que ha sido, mientras María Benítez llora desconsolada en la piel de su hija Casandra. «Desde que empieza la obra ya lo han perdido todo y están en un lamento», cuenta el director. Ellas, con Elena de Cara (Helena) y Ana Ráez (Andrómaca), son 'Las troyanas', las protagonistas de esta versión de Eurípides que la compañía malagueña La Imprudente estrena el 2 y el 3 de agosto en el Teatro Romano.

Los actores Pablo Fortes (Taltibio) y Andrés Suárez (Menelao) completan el reparto de una obra escrita hace más de 2.000 años pero que, sin embargo, habla del mundo de hoy. Y no solo por la consabida inmortalidad de los clásicos «que nunca pierden vigencia»: en esta versión de La Imprudente está el drama de los refugiados sirios, el horror de las guerras y el dolor de quienes no quieren dejar su tierra.

Un telediario

De hecho, todo empezó con un telediario. Hablaban del desembarco de refugiados en Lesbos, de niños muertos en la orilla, de familias destrozadas... «No podía dejar de llorar, mi niño pequeño me preguntaba qué me pasaba y me di cuenta de que tenía que hablar sobre eso», explica Sarmiento. No tenía ninguna intención de presentarse a la convocatoria del ciclo Teatros Romanos, pero de repente lo vio claro: lo que contaban las noticias era la misma historia de 'Las troyanas', de unas víctimas de los conflictos y de los poderosos, pero con otros rostros.

Sarmiento cogió bolígrafo y papel (a la antigua usanza, sin ordenador de por medio) para reescribir el clásico de Eurípides. «Salió muy rápido, lo tenía todo en la cabeza», cuenta. Trata de ser fiel al original, pero con un lenguaje contemporáneo y directo que conecte con el público de hoy. Con ese objetivo, sitúa también a los personajes en su contexto. Eurípides no tenía que hacerlo, todo el mundo griego conocía a Helena y sabía del drama de Hécuba. «Pero el espectador de hoy necesita que le digas qué le pasa, de dónde viene», apostilla.

Y, además, Sarmiento se toma una licencia que hace que 'Las troyanas' estén más de actualidad que nunca. Si en la obra de Eurípides los coros griegos ahondan en el dolor puntual de cada uno de los personajes, aquí cada monólgo acompañado de cánticos cuenta un testimonio real de las víctimas de la barbarie del siglo XXI. «Aunque lo parezca, en ese momento no hablan de ellas, hablan de realidades y situaciones que se están dando hoy. Y encajan a la perfección con la historia de 'Las troyanas'», detalla el autor y director. En un momento, por ejemplo, se relata cómo una mujer se comió a su hijo sin saberlo. «Y eso es real, ha pasado en Siria». Después se dará voz a un afgano, a un iraquí, a un sudanés.

Esta función es una llamada de atención al espectador. «Como una paliza, se trata de recordarle que la guerra no es paseo y que el sufrimiento no es mentira», declara Carmen Baquero. María Benítez admite que ha construido a su Casandra (obligada a entregarse a su enemigo Agamenón) con referencias actuales. «Porque hemos evolucionado muy poco. Han cambiado las formas de la guerra pero no la guerra, ni el humillar al otro», añade Baquero.

El objetivo es, «y siempre fue», emcionar al espectador. «En eso consiste el oficio, no basta con que cuentes una historia y ya está. Para eso te compras el libro. Queremos provocar una reflexión. La tragedia plantea preguntas para que el espectador las tenga que responder. Se trata de que te puedas emocionar y, en un momento, pares y tomes distancia», argumenta. 'Las troyanas' da para muchos interrogantes, pero uno es evidente: «¿Este es el mundo que quieres?».

Poder llevar esta obra, la primera incursión en el grecolatino de La Imprudente, a un escenario como el Romano es «mágico» para Sarmiento. «La escenografía ya está, no necesitamos nada. Lo único que necesitas son buenos actores», indica. Todo el peso recae aquí sobre la interpretación, y eso da «un vértigo mayor», reconoce Elena de Cara, que como el resto del reparto se estrena en este enclave arqueológico. Descalzos sobre las tablas y con un vestuario de corte clásico, lo que más definirá a sus personajes será un maquillaje muy marcado, a modo de máscaras griegas.

Hablan tras finalizar la primera parte del ensayo en la escuela que La Imprudente gestiona en la plaza Lex Flavia Malacitana (cuentan con 60 alumnos). Están agotadas, sudorosas y con los ojos aún enrojecidos del llanto. Cuando acaban necesitan «diez minutos» para recomponerse del «pellizco» que les deja la obra. «Pero somos intensos, lo disfrutamos», dice Baquero con una sonrisa. Después del drama, la risa relaja.

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