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Carlos Lara y Javier Vázquez, en la sala de teatro con 62 butacas.
Un pedacito del Off Broadway en la Victoria

Un pedacito del Off Broadway en la Victoria

Urte Teatro inaugura en el barrio una sala con 62 butacas y un centro de estudios de artes escénicas

Regina Sotorrío

Lunes, 15 de agosto 2016, 00:20

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Javier Vázquez recorre el espacio con la mirada. «Esto lo vi en el Off Broadway hace años», dice. En el circuito alternativo de Nueva York, el actor y director encontró un local con sala de teatro, sala de estudio, venta de libros y un coqueto ambigú. Una fórmula muy extendida en la ciudad del espectáculo, la misma que ahora él ha trasladado a una pequeña plaza del barrio de la Victoria. Urte Teatro abre sus puertas como punto de encuentro de las artes escénicas, un centro que combina la formación con la representación de obras en las distancias cortas.

La compañía del mismo nombre, fundada en 2013 por Vázquez y Carlos Lara (ambos licenciados en la Escuela Superior de Arte Dramático de Málaga), está detrás de un proyecto que persigue «dinamizar» la vida cultural de esta céntrica zona de Málaga. Un nuevo refugio para esas compañías de grandes minorías que no siempre tienen cabida en los escenarios convencionales.

Urte Teatro ocupa un local de 180 metros en la plaza San Marcelino Champagnat, un bajo comercial desocupado desde la construcción del edificio hace más de 20 años. Necesitaron más de cinco meses de obras «y varios préstamos» para transformar ese espacio en bruto en una sala cultural totalmente acondicionada e insonorizada, aprovechada al milímetro.

Un suelo de baldosas hidráulicas guía al visitante por un recibidor donde las fotos de compañeros de profesión Vázquez formó parte durante años del Teatro de la Abadía comparten espacio con una imagen de Charles Chaplin en el ambigú o con una máscara de Jacques Lecoq de la época en que Vázquez se formó con el maestro francés. Junto a ella, se exponen y se venden libros de la editorial Antígona, que de otro modo solo pueden adquirirse por Internet. Todo alrededor, tanto el interior como la fachada, está decorado con cristales (con máscaras de Lecoq en el exterior) de la empresa malagueña Lamiglass Andalucía.

A la izquierda se abre una sala de estudio donde según el día y la hora se imparten clases de danza contemporánea, danza jazz, claqué, tango, hip hop para niños, canto, teatro infantil, para adultos, musical y hasta pilates. El pasillo termina en la joya de la corona de Urte Teatro: un escenario con capacidad para 62 butacas donde cada mes se estrenan una o dos obras. Qué asco de amor, de Yolanda García Serrano, abrió la programación hace tres meses. «Y fue un éxito. Desde entonces, hay gente de la zona que se ha convertido en público fiel de la sala», apunta Lara.

Algo escondido, a la espaldas de Cristo de la Epidemia, hasta ahora la referencia para llegar era la casa hermandad de la Virgen del Rocío que tienen justo enfrente. «¡Pero el otro día oímos a alguien hablando por teléfono y diciendo que estaba donde el teatro!», celebran. Tras unas semanas de rodaje, Urte Teatro se ha ganado un hueco en el barrio. El servicio de bar funciona todas las tardes «de lunes a lunes», de lunes a viernes las clases copan la agenda, mientras que el fin de semana (a partir del viernes noche) es el turno del espectáculo. La programación teatral se retomará tras el verano, un paréntesis que aprovecharán para dar los últimos retoques a la sala.

Cultura en el barrio

«Queríamos un espacio que fuera no solo para nosotros, sino para Málaga. A la ciudad le falla que en cada barrio haya un centro de estudios y producción artística», reflexiona Vázquez, donostiarra de nacimiento pero malagueño de adopción. El nombre de la compañía, de hecho, es un guiño a su tierra:urte, año en vasco.

Tras finalizar sus estudios en la ESAD, José Luis Gómez le fichó para el Teatro de la Abadía. Con el Centro Dramático Nacional recibiría después el premio de la Unión de Actores por Los verdes campos del Edén, dirigido por Antonio Mercero. Profesor en la Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid (RESAD), pidió el traslado a Málaga, donde ahora es jefe del departamento de Interpretación de la ESAD. Allí se cruzó con Carlos Lara, primero su alumno y después su socio en este proyecto.

Lara estuvo tentado a irse a Madrid a probar suerte, como muchos. «Pero era invertir en una posibilidad, en algo que a lo mejor salía o no. Aquí tengo un teatro», reflexiona el actor. Un escenario que pisarán compañías de dentro y fuera de la provincia, y por el que ya se han interesado nombres de la escena. La directora de casting Mariam Grandes, ganadora de un Goya y nominada al Oscar, impartirá el próximo curso una masterclass. Una fotografía más que sumar a la galería que ya empieza a cubrir la pared.

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