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María Victoria Atencia y Pablo García Baena, en los años 80.
El refugio malagueño de Cántico

El refugio malagueño de Cántico

El cineasta Sigfrid Monleón rescata en un documental la herencia de este grupo poético cordobés que encontró la libertad y el reconocimiento literario en la Costa del Sol

Francisco Griñán

Martes, 5 de julio 2016, 01:14

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No existía término medio. En la España de posguerra todo era cuestión de bandos. Y la poesía no lo era menos. El canon oficial lo representaban los que apostaban por la épica y la exaltación del espíritu nacional, frente a los que nació un movimiento más comprometido que denunciaba, siempre dentro de unos márgenes, la situación social. Por ello, cuando aparecieron aquellos chicos cordobeses que sembraron sus versos de esteticismo, lo único que recogieron fue incomprensión. No estaban en ninguna trinchera, sino que se sentían deudores de la poesía de la Generación del 27, de Federico García Lorca y de Juan Ramón Jiménez. Siguiendo la estela de Litoral, editaron desde Córdoba la revista Cántico, que daría carta de naturaleza a este grupo poético que, además de publicar sus obras, abrieron una ventana a la homosexualidad literaria y dieron entrada a autores exiliados y proscritos. «Eligieron la poesía como refugio hasta que la poca aceptación les obligó a evolucionar y encontraron en Málaga esa libertad de la que carecían en su tierra», relata el productor cordobés Antonio Hens que, como décadas antes sus paisanos del grupo Cántico, también descubrió en la Costa del Sol algo más que un lugar de residencia. Aunque en el caso del cineasta, más por motivos profesionales que personales como ocurrió con los poetas.

A través de su empresa malagueña Malas Compañías, Hens ha producido el documental Cántico, que ha contado con la dirección de Sigfrid Monleón, que ya abordó otro capítulo de la literatura española en el largometraje El cónsul de Sodoma, que retrataba la particular biografía del poeta Jaime Gil de Biedma. En la nueva película los tres pilares del filme son Ricardo Molina, Juan Bernier y Pablo García Baena que, a sus 95 años, es el único autor de Cántico que permanece vivo y fue además el que encabezó ese éxodo malagueño al instalarse en Torremolinos en los años 60. Una migración que comenzó cuando la revista cordobesa se hermanó con la malagueña Caracola, impulsada por el editor e intelectual Bernabé Fernández Canivell y en la que publicaban los poetas Rafael León y María Victoria Atencia.

María Barranco, en una coproducción con Venezuela

  • La productora malagueña Malas Compañías ya tiene en la agenda su nueva película. Se trata esta vez de una coproducción con Venezuela, La noche de las dos Lunas, el nuevo trabajo del cineasta Miguel Ferrari. El productor Antonio Hens repite con este director sudamericano después del Goya a la mejor película latinoamericana que obtuvieron en 2014 con su anterior proyecto juntos, Azul y no tan rosa. Y si entonces el joven malagueño Nacho Montes figuraba en el reparto principal del filme, esta vez también tendrá huella andaluza con la paisana María Barranco.

  • Finales de agosto y el mes de septiembre son las fechas de la filmación de este drama ambientado en Venezuela y que narra la equivocación de un centro de fertilidad que implantará sendos óvulos fecundados en las madres equivocadas. Cuando uno de ellos no prospere y se conozca el error, la mujer que ha perdido su feto reclamará a la otra el futuro bebé. «La cinta quiere llevar a la pantalla el debate sobre si una madre es la gestante o la biológica», explica el productor Antonio Hens.

«Los poetas vieron que el ambiente moral y cosmopolita de Málaga no tenía nada que ver con la atmósfera provinciana y pacata de la que procedían», recuerda Hens, que añade que el documental retrata precisamente toda aquella época a través de los testimonios de los protagonistas, como García Baena y Atencia o el pintor Ginés Liébana. Abandonada la revista definitivamente en 1957, los autores no solo encontraron refugio vital en Málaga, sino también literario. «Fueron fundamentales los recitales de poesía que se organizaban en el bar El Corral de calle Ollerías y donde un grupo de jóvenes poetas como José Infante, Antonio Parra y Jacinto Esteban reivindicaron a Cántico», destaca el productor del filme, que añade la capacidad de los escritores cordobeses para fusionar religiosidad y paganismo, abanderando así una poesía homoerótica tan inusual como propia.

Novísimos al rescate

«El lenguaje de la religión es el del amor y es el mismo para la carne y para dios», dice el propio Pablo García Baena en el documental, que muestra como esa poesía culta que hablaba de deidades y Cristos escondía un canto a la belleza masculina. El propio poeta ganador del Premio Príncipe de Asturias de las Letras recorre sus escenarios en Torremolinos y Benalmádena en la película, que también retrata la rehabilitación definitiva de Cántico con la llegada de los novísimos, caso de Pere Gimferrer, Luis Antonio de Villena y Ana María Moix, a los que se unirá la tesis doctoral de Guillermo Cantero que acuñará definitivamente la denominación de Grupo Cántico para estos poetas andaluces.

Con la participación de Canal SUR y del Ministerio de Cultura, el documental Cántico es también un retrato de la España de posguerra, de la defensa del flamenco de estos autores y de las difíciles condiciones que encontraron para escribir y publicar desde la independencia. La cinta, que se ha rodado fundamentalmente en Córdoba y la Costa del Sol contó con la colaboración de la Escuela de Cine de Málaga, está concluyendo su postproducción y se estrenará tras el verano en un festival de cine. De hecho, la cinta apunta a la Seminci de Valladolid, donde el productor del filme espera proyectar esta reivindicación de uno de los grandes movimientos literarios del siglo XX en España.

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