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El general Custer
De los electrodos de Volta al Séptimo de Caballería. La pila voltaica y el General Custer

De los electrodos de Volta al Séptimo de Caballería. La pila voltaica y el General Custer

Tal día como hoy nacía la primera pila eléctrica y moría el general Custer

maría teresa lezcano

Sábado, 25 de junio 2016, 23:55

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Tal día como hoy nacía la primera pila eléctrica y moría el general Custer. La pila no nacía por generación espontánea y ni siquiera por el espontáneo proceso químico de sus electrodos sino por el empeño del científico italiano Alessandro Volta, quien previamente había descubierto y aislado el pestilente gas metano. El general Custer, que no era general sino capitán ya que previamente había sido degradado en un entretenido consejo de guerra, se llevó a su Séptimo de caballería a combatir a las moscas cojoneras, también llamadas Nación Sioux, que interferían en el progreso blanco, es decir en el ferrocarril que atravesaba las praderas.

Pila eléctrica de Volta: 26-6-1800

El 26 de junio de 1800 nacía la primera pila eléctrica y no lo hacía por generación espontánea y ni siquiera por el espontáneo proceso químico de sus electrodos sino por el empeño del científico italiano Alessandro Volta. El lombardo Volta previamente había descubierto y aislado el gas metano y, huyendo del hedor del mencionado biogás que, antes de calentar globalmente el planeta por el efecto invernadero de su dióxido de carbono ya lo había apestado anaeróbicamente, se refugió en su laboratorio perfumado a los iones violeteros y, ánodo va, cátodo viene, inició la era eléctrica en la que seguimos viviendo furiosamente electrizados. En 1801, la pila voltaica y sus voltios, así bautizados, como es natural, en honor a su padre-generador Volta, viajaron a París invitados por Napoleón Bonaparte, quien por aquella época, tras golpear estatalmente el Directorio y autoproclamarse Primer Consul, se hallaba negociando un concordato con la Santa Sede de Pío VII ya que ésta andaba muy ofuscada: cuando los franceses se revolucionaron a lo bestia no sólo cortaron testas de Capetos y aristócratas sino que confiscaron gabacha y radicalmente las tierras de la iglesia, además de avenirse a tolerar de manera harto descarada religiones tan impías como la judía y la protestante. Bonaparte se entusiasmó tan imperiosamente por el invento voltaico que ipso facto nombró a Alessandro Volta conde y senador del Reino de Lombardía. En Lombardía hay un lago como el Como, unos Prealpes que quedan por el Po, y una col lombarda que tiene un atractivo color morado pero hiede casi tanto como el metano que descubrió Volta cuando aún no era conde por imperial decreto bonapartista. Va bene.

George Armstrong Custer. 5-12-1839 a 26-6-1876

Setenta y seis años después de que Alessandro Volta se pusiera las pilas para inventar la pila, moría en la célebre batalla de Little Bighorn el general Custer, que en realidad no era general sino capitán ya que había sido anteriormente degradado tras un muy entretenido consejo de guerra. George Armstrong Custer, que se había graduado en West Point en el último puesto de su promoción porque apreciaba sobremanera el whisky y las broncas, por separado y, de ser posible, en perfecta simbiosis de cuartel, tuvo la suerte de que estallara la Guerra de Secesión poco después del estallido graduacional y, como andaba habitualmente ahíto de malta destilofermentada, combatió tan alegre e inconscientemente a los del sur que, bayonetazo a diestra, copazo maltés a siniestra, no tardó en convertirse en el general más joven del bando nordista. Lamentablemente para Custer, la guerra secesiva terminó aunque, como los indios se resistían con obstinación a fumar la pipa de la paz en las reservas de protección oficial generosamente asignadas por los rostros pálidos, el exgeneral se llevó a su Séptimo de Caballería a exterminar a las moscas cojoneras que interferían en el progreso blanco, es decir el ferrocarril que atravesaba las praderas recién colonizadas. Las moscas cojoneras, también conocidas como Nación Sioux, se enfrentaron a Custer y a sus hombres cerca del río Little Bighorn, territorio de Montana, donde el Séptimo de caballería fue masacrado, muriendo sus integrantes con las botas puestas aunque inmediatamente desbotados por los vencedores, que se llevaron el cuero para reconvertirlo en mocasines con los que caminar al menos tres lunas. Cabelleras de souvenir también cosecharon todas las que cupieron en sus monturas, aunque a la de Custer no lograron acceder ya que éste, por si las moscas -cojoneras , se había presentado ese día al trabajo con el pelo cortado al uno . Varios jefes sioux se disputaron después el honor de haber, si no descabellado, al menos matado a Custer: He sido yo, aseguró Toro Sentado; pero qué dices, Torito, yo me cargué a ese hijo de pálida, protestó Caballo Loco; quien afiambró a Custer, los Ancestros bien lo saben, fui yo rebatió Dos Lunas; por el Gran Espíritu, que a ese engendro de alimaña lo he abatido yo, terció Lluvia en el Rostro con la ídem en el ibídem... Hau, forastero.

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