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Art Natura: historia de un polémico fiasco

Art Natura: historia de un polémico fiasco

El fallido Museo de las Gemas ha pasado en una década de proyecto estrella a una comisión de investigación

Antonio Javier López

Domingo, 21 de febrero 2016, 13:30

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Cuenta Enrique Vila-Matas en su novela Bartleby y compañía que en Burlington (Vermont, Estados Unidos) se aloja desde hace años la Biblioteca Brautigan, cuyos fondos sólo se nutren de manuscritos que hayan sido rechazados para su publicación. Una librería del fracaso donde podrían descansar las cuidadas carpetas de cartón duro y letras satinadas donde se repasaban los 31.000 quilates del topacio Imperial Eldorado, los 8.175 quilates de la bola granate Moçambique o los 2.2015 quilates atesorados en el aguamarina Minas Gerais.

Eran algunos de los alicientes con los que se presentaba Art Natura, el proyecto previsto en Tabacalera, conocido de manera popular como el Museo de las Gemas. Y en esa piedra (preciosa) ha tropezado tantas veces el Ayuntamiento de Málaga que su proyecto estrella en 2006 se ha convertido en objeto de una comisión de investigación en 2016.

Una década nada prodigiosa en uno de los asuntos más enquistados en la historia reciente de la agenda municipal que salta las fronteras de la lucha política para adentrarse en la batalla judicial. No en vano, la promotora de Art Natura (Royal Collections) y el Ayuntamiento de la capital se han cruzado requerimientos judiciales en los que se reclaman el uno al otro indemnizaciones millonarias por el fiasco. Al litigio se sumaba esta misma semana la apertura de diligencias por parte de la Fiscalía por las declaraciones del representante de Royal Collections, Fulgencio Alcaraz, en las que afirmaba que el Partido Popular había usado el proyecto de Art Natura como vía para financiar sus campañas electorales.

Se trata del último (por ahora) botón de muestra de un conflicto que ha ido subiendo de temperatura a medida que iba pasando el tiempo. Pero, ¿cómo hemos llegado hasta aquí? Como cualquier asunto complejo, la respuesta se adivina también compleja. O, por lo menos, diversa. Empezaremos por el principio. El 14 de julio de 2006, el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, anunciaba la creación en Tabacalera de un Centro de Arte y la Naturaleza (después adoptó el nombre de Art Natura) que mostraría piedras preciosas, obras realizadas por Picasso, Dalí o Gaudí y una colección de minerales. El acuerdo establecía que el Ayuntamiento debía pagar a Royal Collections 7,2 millones de euros (a razón de 1,2 millones al año durante seis ejercicios) y que el gobierno local se haría cargo de la rehabilitación de la antigua fábrica de tabacos para adaptarla a uso cultural.

En este último punto se abre la primera grieta en el Museo de las Gemas. La previsión era abrir el centro en 2008; sin embargo, la reforma de Tabacalera se fue complicando hasta demorar la inauguración y engordar el presupuesto desde los 20 millones de euros iniciales hasta sobrepasar los 30 millones al final del proceso. He aquí la piedra angular sobre la que se levanta el conflicto, porque de los problemas surgidos en la rehabilitación de Tabacalera parten casi todas las derivadas del caso Art Natura.

Primero, Royal Collections defiende que no haber abierto en 2008 le ha supuesto un perjuicio económico; segundo, el Ayuntamiento y la concesionaria se achacan de manera respectiva las modificaciones en el proyecto inicial que demoraron los plazos y elevaron el gasto final de las obras; tercero, en ese sobrecoste basa Royal Collections su acusación sobre la supuesta financiación de campañas electorales con cargo a estas obras; y cuarto, el retraso en los trabajos motivó que la adjudicataria y el Ayuntamiento hiciesen lecturas bien distintas del contrato firmado por ambas partes, de modo que Royal Collections defendía que no podía abrir el centro hasta que no tuviese terminado «el conjunto edificatorio», mientras que el gobierno local mantenía que Art Natura podía entrar en servicio a medida que los espacios iban estando reformados.

Estreno esperpéntico

Y desde esa última parte llegamos al episodio más estrafalario (por el momento) de esta historia. Miércoles 18 de enero de 2012. Art Natura abre «por imperativo legal». Eso sí, lo hace durante pocas horas. La Policía Local ordena el cierre porque el recinto carece de los permisos preceptivos de Bomberos. Tampoco tiene licencia de apertura. Ni obras puertas de seguridad ni escaleras mecánicas en movimiento ni agua en muchos lavabos. Por no tener, no tiene ni una pieza expuesta.

Aquella mañana ilustraba el grado alcanzado en la trifulca entre la concesionaria y el gobierno local. El cruce de requerimientos entre ambas partes había desembocado en un plazo de 120 días dados por la Junta de Gobierno Local para que Royal Collections pusiera en marcha el proyecto. De lo contrario, podía incurrir en incumplimiento de contrato, con las consiguientes acciones legales por parte del Ayuntamiento. Aquel sainete duró apenas unas horas, pero de aquellos polvos quedan unos lodos millonarios que se han ido amasando en los tribunales.

De una parte, el Ayuntamiento reclama a Royal Collections unos 7,2 millones de euros (llegó a entregarle 5,6 millones en concepto de canon); de otra, la concesionaria dice haber anticipado facturas del proyecto por 7,5 millones de euros, que restados a los 5,6 millones anteriores dejarían un saldo de 1,82 millones de euros. A esa cantidad suma Royal Collections daños, perjuicios y lucro cesante para reclamar más de seis millones de euros. Un juez tendrá la última palabra.

Cifras, plazos y documentos que volverán a desfilar en la comisión de investigación sobre Art Natura, cuya historia promete todavía varios capítulos. Puede que con ellos alguien escriba un libro. Y si rechazan el manuscrito, siempre quedará la Biblioeca Brautigan.

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