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Una persona observa el cuadro 'Anthony Clarke', de Jean Michel Basquiat.
Basquiat y Koons 'boxean' a la sombra de Warhol en el Guggenheim

Basquiat y Koons 'boxean' a la sombra de Warhol en el Guggenheim

El museo bilbaíno reúne cien obras en una ambiciosa retrospectiva del malogrado artista estadounidense

Miguel Lorenci

Jueves, 2 de julio 2015, 13:45

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El genio gamberro, cultivado y compulsivo de Basquiat se confronta en el Guggenheim con la provocación pop y elegante de Jeff Koons. El museo revisa la pintura salvaje y transgresora del malogrado creador afroamericano y pupilo de Andy Warhol, con la depurada factura de las obras de Koons, heredero de la estrategia más comercial del creador de la Factory. Un interesante pugilato entre dos genios a la sombra de Andy Warhol que podrá verse hasta noviembre en la catedral de titanio de Frank Gehry.

'Jean-Michel Basquiat: Ahora es el momento' reúne un centenar de obras de gran formato y es una de las mayores retrospectivas dedicadas al rabioso, visceral e influyente artista estadounidense, muerto con solo 27 años. Toma su título de un tema de Charlie Parker y del histórico discurso del sueño liberador de Martín Luther King, dos referentes de Basquiat. Analiza el contenido temático de sus piezas que tienden puentes entre el arte bruto de Dubuffet y el grafiti de Banksy, en un viaje de las calles de Brooklyn y el bajo Manhattan a los museos y las salas de subastas.

La indómita y revulsiva obra de Basquiat -mil pinturas y dos mil dibujos- se desarrolló en la década de los 80, tiempo suficiente para ganarse un puesto en la historia por su iconoclastia formal y conceptual. Su estilo único, con elementos de cómic, de la cultura callejera y citas al arte clásico, funde imágenes, textos y músicas para ofrecer "una visión del mundo marcada por el dolor y le reivindicación". Así lo destacan Dieter Buchhart -gran experto mundial en Basquiat- y Álvaro Rodríguez Fominaya, comisarios de la muestra organizada por la Art Gallery of Ontario y patrocinada por Iberdrola.

"Saldamos deuda histórica del museo con esta muestra que subraya la singularidad y la densidad conceptual de la obra de Basquiat" apuntan los comisarios. Con un récord de casi 50 millones de dólares pagados por un Basquiat en una subasta, coloca Buchart al artista "en el mismo nivel de interés que Munch, Picasso o Monet".

Clamor

Creador osado y precoz, Basquiat no paró jamás de tantear y abrir nuevas sendas en una carrera tan corta como fulgurante. Vivió deprisa y en el filo de la navaja. Hizo de la compulsión su manera de crear y pagó los excesos con su vida. Sus obras claman contra la desigualdad, el racismo, los prejuicios y la discriminación racial. Vida y muerte van de la mano en unas pinturas que son alegatos por la libertad, la dignidad y el respeto.

Pionera en Europa y homenaje a la meteórica y brillante carrera de Basquiat, las pinturas y dibujos de la muestra proceden de museos y colecciones particulares de Europa y EE UU. Las cien obras se estructuran en torno a los temas que le inspiraron en su corta e intensa carrera, truncada por una sobredosis de heroína.

Basquiat definía como "el trampolín hacia las verdades más profundas del individuo" unas obras que abordan temas como la identidad racial o la historia de los negros y que los comisarios juzgan "poderosas y cargadas de emotividad". "Complejo y gran conocedor de la historia del arte, admirador profundo del 'Guernica' de Picasso, dibujante muy dotado, su obra está en la tradición de los grandes maestros del dibujo como Da Vinci" asegura Fominaya.

"La palabra es el origen de su obra", dice el comisario en alusión al grafiti conceptual que pronto abandonó Basquiat para exponer en galerías de arte pinturas con el lenguaje y los símbolos de la calle e imágenes que rinden tributo al hombre negro "como rey y como santo". Vitalistas y emotivas, empleaba a modo de lienzos materiales reciclados como puertas abandonadas o embalajes.

Ávido lector, escuchaba música o veía la tele mientras pintaba, inspirándose en todo cuanto le rodeaba, del punk de los Ramones al saxo de Charlie Parker, cuyo tema 'Now's the time' ameniza la muestra. Se sumergió tanto el expresionismo abstracto como en el arte conceptual. Se inspiró en el jazz, el rap, el hip-hop y el punk, en la cultura popular, el deporte, los manuales de anatomía o el cómic. Trasladó esa complejidad a "unas obras plagadas de estratos e ideas conectadas que anticipan la cultura de internet. Sus cuadros son como 'copipegas' de la realidad a los que incorpora capas y capas, con distintas ideas, y eso le hace contemporáneo asegura Dieter Butchart. Colaboró en numerosos proyectos con otros artistas, músicos y cineastas "algo que se tomaba con combates de boxeo".

Primeros temas

La muestra se estructura en ocho secciones y arranca con la obras más tempranas y ligadas al paisaje urbano. bajo los epígrafes 'La calle como estudio' y 'Héroes y santos'. Es un rebelde que usa el espray para abrir las puertas del mundo del arte y pinta sobre ventanas, puertas, restos de gomaespuma y materiales hallados en la las calle.

Forja su característico estilo en estas rompedoras obras plagadas de coches, aviones, trenes y juegos callejeros, llevando la poesía de la calle al espacio de la galería con piezas como 'Sin título/Coches chocando' (Untitled/Car Crash, 1981) y 'Número 4' (Number 4, 1981).

La colaboración de Basquiat con Andy Warhol, Francesco Clemente, Keith Haring, y Kenny Scharf y su intensa conexión con la música cierran la muestra. Aislado por la fama, el dinero y las drogas, establece con Warhol una relación de tú a tú beneficiosa para ambos. Warhol es confidente y consejero de un Basquiat que derrocha energía y creatividad y al que vampiriza. Ambos colaboraron a mediados de los80 en una serie de obras que combinan serigrafía y pintura.

Una fructífera alianza que supone una décima parte de la producción de Basquiat y que Ronnie Cutrone, amigo y asistente de Warhol, define como "una especie de loco matrimonio del mundo del arte". "Eran la extraña pareja. La relación era simbiótica. Jean-Michel pensaba que necesitaba la fama de Andy, y Andy creía que necesitaba la sangre nueva de Jean-Michel, que devolvió a Andy una imagen de rebeldía". Entre las obras de gran formato de esta sala se encuentran 'Gana 1.000.000 de dólares' (Win $ 1'000'000, 1984) y ¡Peca más! (Sin More!, 1985).

Entre Warhol y Madonna

Nacido en Brooklyn, hijo de un contable haitiano y de una diseñadora gráfica puertorriqueña, Jean-Michel Basquiat (1960-1988) fue un crío superdotado que hablaba español, francés e inglés con 11 años. Sale de casa con 16 y con 17 irrumpe en la escena artística neoyorquina a través de sus grafitis conceptuales, políticos, poéticos y jocosos.

Adolescente rebelde, vagabundo y toxicómano, junto a su amigo Al Diaz comenzó en 1977 a pintar con aerosol vagones del metro y las paredes del bajo Manhattan bajo el pseudónimo SAMO, 'SAMe Old shit' (la misma mierda de siempre). Su afán provocador acrecentó la fama de un joven okupa airado y talentoso fascinado por Jackson Pollock, De Kooning o Cy Twombly.

Habitual del legendario CBGB, formó una banda de rap, apareció en el film 'indie' de Edo Bertoglio 'Downtown 81' y fascinó a Andy Warhol. Con 21 años celebró su primera y exitosa exposición individual en la que vendió todo y su subió a la ola del éxito. Su rebeldía radical le acercó a celebridades como David Bowie o Madonna, con quien coqueteó algún tiempo. Apareció en vídeos musicales y fue el primer artista negro portada del dominical del New York Times. Pero le carcomía comprobar que rico y famoso no podía coger un taxi en Manhattan, como tantos negros.

Pintaba de forma compulsiva en su desangelado estudio vestido con trajes de Armani y paseando descalzo sobre su lienzos. La poderosa expresividad de unas obras que hablaban de racismo, política, hipocresía social, lucha de clases, de esclavitud y la historia de los negros le darían fama internacional y dinero. Su prematura muerte truncó una prometedora carrera pero su trabajo tiene una enorme influencia casi tres décadas después de su muerte.

"Estaría feliz de ver como su voz se escucha en todos los lugares del mundo, que su obra sigue vigente, y no se preocuparía por el dinero" dicen sus hermanas Jeanine y Lisane, que viajaron desde San Diego a Bilbao. "Era divertido, siempre sonriente y muy creativo" recuerdan. Creen que el dinero "le importaría menos que el reconocimiento" y que le dolería ver que "los abusos raciales que denunciaba es sus pinturas se producen ahora igual que entonces".

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