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Un homenaje al decano de la viñeta

Un homenaje al decano de la viñeta

Dibujantes de diferentes medios y generaciones reivindican la longevidad creativa de Elgar

Antonio Javier López

Domingo, 21 de junio 2015, 11:24

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«Yo no sé dibujar». Eso dice a menudo Manuel García Duarte Elgar. Lo repetía, sobre todo, en sus comienzos, y de eso hace más de siete décadas, tal y como recuerda y reivindican sus compañeros de profesión. Dibujantes y humoristas gráficos de distintos medios y generaciones rinden homenaje a Elgar con la palabra y con el lápiz, lo saludan como un «maestro» y un puente entre el humor impreso de principios del siglo pasado y el actual. Desde La Codorniz o Hermano Lobo, hasta su cita diaria con los lectores de SUR, Elgar se ha mantenido al pie de la viñeta.

Ángel Idígoras. «Su humor ha buscado siempre el reflejo de la vida cotidiana»

«Es complicado hablar con objetividad sobre Elgar, porque era el dibujante que veía de niño. Muchas veces ni siquiera entendía el argumento, pero sabía que me gustaba y sentía que quería hacer algo así de mayor», recuerda el dibujante Ángel Idígoras sobre Manuel García Duarte Elgar, que ahora cuelga los lápices después de siete décadas de humor encapsulado en viñetas.

Sobre esa longevidad creativa reflexiona también Idígoras: «En ocasiones este trabajo me parece muy complicado y hay veces que estoy deseando jubilarme, así que le doy muchísimo valor a lo que ha hecho Elgar durante tantísimo tiempo». Idígoras, compañero de Elgar en las páginas de SUR desde hace más de dos décadas, analiza el trabajo del veterano dibujante: «Su humor ha buscado, más que el análisis profundo de la realidad, el reflejo de la vida cotidiana, buscando la chispa de la carcajada o de la sonrisa. Ese es el humor que más me interesa».

No en vano, a Idígoras le gusta identificar la viñeta como «una isla para una sonrisa» en medio de las páginas del periódico. Un guiño ofrecido por Elgar, de quien Idígoras destaca «el trazo muy limpio y al mismo tiempo muy reconocible».

Jesús Zulet: «Para un dibujante, la defensa de nuestra profesión forma parte de nuestra ideología»

Un cartel de San Fermín en 1980 abrió las puertas del mundo de la ilustración a Zulet, que lleva más de dos décadas ilustrando las páginas de El Correo. «Me da envidia porque es un privilegio, poder despedirte de la profesión en vida y recibir el cariño de los lectores y de los compañeros»; esboza el dibujante sobre la marcha de Elgar. «Recuerdo que en sus primeros años decía Yo no sé dibujar y esto a mí me duele, porque todos los recursos técnicos son válidos. Dibujar no es hacer algo bello ni con una técnica muy depurada, es transmitir con imágenes», defiende Zulet.

En medio de las recientes polémicas sobre los límites de la libertad de expresión, el dibujante reflexiona sobre el asunto: «Ideológicamente estoy lejos de Elgar, si entiendo por ideología aquello que no tiene que ver con la defensa del campo profesional. Para un dibujante, la defensa de nuestra profesión forma parte de nuestra ideología y la defensa del humor me parece muy importante. Me parece imprescindible defender la línea de trabajo de Elgar. Hay chistes suyos que son duros, pero los defiendo. Si lo hago con Charlie Hebdo, en el caso de Elgar muchísimo más. Además, él también lo hace como crítica de los abusos desde posiciones supuestamente democráticas y su aportación es muy necesaria».

«La defensa de nuestro trabajo está por encima de las diferencias ideológicas. Son claves de la comunicación humana», establece Zulet, quien añade que, en sus viñetas, Elgar concede «mucha importancia al lenguaje escrito, a veces incluso más que al lenguaje visual».

Antonio Fraguas Forges: «Me siento un discípulo, algo mayor ya, de Elgar»

Antonio Fraguas Forges también recuerda cómo Elgar repetía que él no sabía dibujar. «Yo sí que no sé...», defiende el dibujante, que acaba de cumplir medio siglo sacándole punta a la actualidad desde el recuadro de una viñeta.

«Es muy fácil a toro pasado hablar sobre las cosas que ha habido que hacer a lo largo de la trayectoria de una persona. Lo que hay que hacer es lo que hace Elgar y lo que deberíamos hacer todos cada día: considerar que ese dibujo es el primero que hemos hecho en nuestra vida y rezar para que el director lo quiera publicar», defiende Forges.

«Me siento un discípulo, algo mayor ya, de Elgar», admite Antonio Fraguas, quien no olvida los sinsabores que en ocasiones lleva consigo el oficio de interpretar la actualidad con imágenes. «Hay veces que te dan ganas de irte a la playa, así que no me quiero ni imaginar esa tentación trabajando en Málaga», desliza Forges, medio en broma.

En cuanto al estilo de su maestro, Forges explica: «El impacto en su grafismo es puro y nítido y el impacto literario te hace dudar de que una imagen valga más que mil palabras o que una palabra valga más que mil imágenes».

Rafael Vega Sansón: «Es uno de los pocos autores que se identifican sin necesidad de ver la firma»

Rafael Vega lleva veinte años publicando una viñeta diaria en El Norte de Castilla, así que se considera «un pipiolo» al lado de Elgar. «Es una leyenda. Estamos hablando de una de las piezas fundamentales que unen el humor gráfico actual con el de principios de siglo», reivindica el dibujante, columnista y crítico. Sansón destaca «la limpieza» en el compañero que ahora se retira: «Limpieza en todo, en su poética, en sus textos, con un humor que siempre busca ese juego de palabras y de situaciones en los que hay un planteamiento y un desenlace».

«Ese dibujo limpio es heredero de una época en que las técnicas de artes gráficas impedían barroquismos y ha mantenido esa línea, fondos claros y una gran maestría en la composición», avanza el dibujante, que acota: «A pesar de que ha habido una evolución a lo largo de los años en su dibujo y en su humor, es uno de los pocos autores que se identifican sin necesidad de ver la firma».

Y cierra Sansón: «Hay dos momentos fundamentales en la historia del humor gráfico en España: la época de La Codorniz y la de Hermano Lobo y Elgar está en las dos. Hay muy pocos humoristas gráficos que hayan mantenido esa gran actividad, podemos hablar de Chumy Chumez, de Mingote... Primeras plumas del humor gráfico español que no sólo nos han transmitido la herencia, sino que han sido parte activa del XX. No sólo historia viva, sino historia presente».

Pachi: «Es increíble que después de tanto tiempo no haya perdido la chispa»

Como sucede con su hermano mayor, Ángel, las viñetas de Elgar también forman parte de la infancia de Pachi (Rodríguez) Idígoras. «Casi los primeros dibujos que vi en mi vida fueron los suyos. Soy dibujante gracias a Elgar, Ibáñez y Mingote, que fueron los autores que copiaba de niño», recuerda Pachi, habitual en las páginas de SUR desde finales de los años 90.

«Es increíble que durante tanto tiempo no haya perdido la chispa y que haya mantenido su forma de ver el mundo pese a los diversos avatares por los que ha pasado», prosigue el dibujante sobre un autor cuya amplia trayectoria ofrece paradas en La Codorniz, Diez Minutos, Lecturas o El Caso, entre otras publicaciones.

En cuanto a la manera de dibujar de Elgar, Pachi añade: «Es muy estilo es muy complicado de mantener, porque es sencillo en apariencia, pero dibuja muy bien. A distancia se sabe que un dibujo es suyo y eso es lo que tiene que diferenciar a los dibujantes de humor».

Ricardo Martínez: «Economiza al máximo el dibujo para que funcione la idea»

Con la perspectiva que da un cuarto de siglo de trabajo como viñetista, Ricardo Martínez cree que es «increíble» el modo en que Elgar se ha mantenido en activo durante siete décadas. «Es sorprendente. Su caso apenas encuentra paralelismos con el de Mingote y poco más», esgrime el dibujante de El Mundo que primero elaborada sus piezas junto a Nacho y que desde el año 2002 lo hace en solitario con su nombre de pila como firma.

Respecto al trabajo de Manuel García Duarte Elgar, Ricardo añade: «Me parece un dibujante muy clarividente, de una gran limpieza en el dibujo. Economiza al máximo su dibujo para que funcione su idea. Tiene una línea clara, tanto en su dibujo, como en sus ideas».

Ideas que para Ricardo son «muy divertidas». Algo que, en opinión del dibujante, vuelve a unir los caminos de Elgar y de Mingote. «Siendo bastante mayor, Mingote tenía unas ideas muy frescas que parecían las de un chaval joven», cierra el ilustrador que ha colaborado con publicaciones como El Jueves y, en su etapa profesional fuera de España, el Miami Herald.

José María Pérez Peridis: «Es el Mingote de su tierra»

«Es el Mingote de su tierra», así define a Elgar José María Pérez Peridis, arquitecto, dibujante y un autor ya clásico en la historia del humor gráfico en España. «Sus personajes son muy claros y después de una trayectoria tan larga no ha perdido esa cualidad», defiende el autor habitual en las páginas de El País. «Elgar me parece un personaje entrañable, como los propios personajes de sus viñetas, que los utiliza a la usanza de Mingote para trabajar en un ámbito más social que político», ofrece Peridis.

El dibujante de trazo finísimo y depurado se aproxima al veterano ilustrador que se despide de los lectores desde las páginas de SUR: «La bondad y la ternura que a menudo se aprecian en sus personajes no es más que la consecuencia y el fruto de la bonhomía del propio Elgar».

Ahora, es el momento de colgar los lápices.

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