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Conservadores y montadores, reunidos en una de las salas de la Colección Museo Ruso.
El corazón de los nuevos museos

El corazón de los nuevos museos

Un nutrido equipo de personal municipal ha redoblado esfuerzos durante semanas para que el Pompidou y la colección rusa abran sus puertas en el plazo previsto

Antonio Javier López

Jueves, 26 de marzo 2015, 01:11

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A Laura Gaviño el estrés le produce afonía y lleva tres semanas con un hilo de voz. Tampoco ayuda la caminata sin resuello por los pabellones de Tabacalera en busca de la hoja de registro de una de las obras de arte que componen la Colección Museo Ruso. «Los periodos de préstamos de obras y de montaje de exposiciones no tienen horario», comenta sin darse importancia Gaviño, que ha cumplido ocho años en la FundaciónPicasso. Entró como becaria y fue trabajando, estudiando y creciendo hasta llegar al puesto de conservadora de la institución municipal ahora convertida en agencia para la gestión de los nuevos museos que aterrizan esta semana en Málaga.

Laura Gaviño es uno de los muchos empleados municipales que durante las últimas semanas han doblado turnos y esfuerzos para que la Colección Museo Ruso y el Centro Pompidou Málaga abran sus puertas en el plazo previsto. Lo que empezó con apenas dos decenas de profesionales en los primeros compases de los nuevos museos se ha convertido en una legión que ronda el centenar de trabajadores en los días previos a las inauguraciones.

«La última vez que almorcé en casa... Creo que fue el domingo pasado», admite Joaquín Laguna con deportividad. «Están siendo jornadas más apasionantes que complejas, largas y duras, pero estamos viviendo un momento casi mágico. La oportunidad profesional y personal es fantástica. Es cierto que se dejan algunas cosas atrás, pero estamos en un momento profesionalmente dulce», sigue Laguna, que entre las cosas que ha dejado atrás figura el Día del Padre sin haber podido ver a su hija, aunque espera compensarla a ella y a su mujer con una cena, «si es posible en casa».

Como jefe del servicio de Administración de la agencia, Laguna ha ocupado un papel determinante en el desembarco de los dos nuevos museos. «Coordino toda la organización interna, desde la seguridad, hasta contratación o los trámites con los socios internacionales... Sería algo así como la intendencia en el ejército», aclara Laguna que, después de 26 años en la Casa Natal, no ha vivido «nada parecido» a la experiencia actual.

«Hasta terminar el trabajo»

Un sentimiento compartido por otros veteranos de la institución municipal. Gloria Rueda y Pilar Rodríguez trabajan en la Casa Natal desde que abrió sus puertas allá por 1988. «Agobios ha habido muchos, todos los del mundo, pero me quedo con el privilegio de formar parte de un acontecimiento histórico para la ciudad», esgrime Rueda, responsable de coordinar el diseño y la producción de los tiques, vinilos, carteles y demás elementos promocionales de los nuevos museos: «Sabes cuando vienes pero no cuando te va. Ahora toca tener jornadas de hasta terminar el trabajo pendiente».

Toma la palabra Rodríguez, responsable de la Biblioteca de la Casa Natal y también enlace del Centro Municipal de Informática (CEMI). «Ha sido una revolución total, pero lo estamos haciendo con mucho gusto y muchas ganas. La biblioteca siempre es el remanso de paz de la fundación, pero ahora ni eso...», bromea antes de acotar: «Lo hablamos mucho entre nosotros, está todo el mundo muy volcado. Es cierto que hemos vivido momentos malos, en los que parecía que no se reconocía el trabajo y el papel de la fundación, pero esto reconforta mucho y reafirma la capacidad del equipo de la Casa Natal».

Un equipo al que ha ido incorporándose de manera gradual Ignacio Jáuregui, arquitecto en el Área de Planteamiento de la Gerencia de Urbanismo y desde hace unos meses integrado en el grupo encargado de poner en marcha el Pompidou y el Museo Ruso. «Aquí no se puede hablar de vida de funcionario, estamos al pie de cañón sábados y domingos. Casi todos los días tienes la sensación de que no llegas, pero las dificultades están en el propio mecanismo del museo franquicia, todo tiene que validarse con los socios internacionales», ofrece Jáuregui, que asumirá la organización de actividades alternativas en los nuevos museos, tal y como anuncia él mismo.

El reto de la coordinación

Al departamento de Didáctica de la agencia municipal para los nuevos museos han ido algunas de las adquisiciones realizadas desde la Biblioteca, centradas sobre todo en arte y cine ruso. Salvador Bonet es el encargado de realizar esas gestiones, a las que une el volcado en la web del Ayuntamiento de todos los anuncios y comunicaciones relacionadas con las licitaciones de los servicios de los nuevos museos. «Ahí también ha habido una labor intensa», concede sobre los trámites para encarrilar los useos a estrenar.

Nuevecitas también las instalaciones tecnológicas de Tabacalera y el Cubo, de las que se ha encargado más de una docena de técnicos del CEMI. Juan Antonio Bermúdez ha sido uno de ellos y declara orgulloso: «Los dos edificios son inteligentes y cuentan con la última tecnología. Siendo Tabacalera un edificio de 1923, por dentro es inteligente en todas sus dependencias».

En la adaptación museística de la antigua fábrica de tabacos se ha afanado el arquitecto Francisco Eguilior, con 27 años de bagaje en la Gerencia de Urbanismo: «Lo más complejo de acometer ha sido la climatización, porque los requisitos del espacio nuevo son más exhaustivos, tanto en la temperatura como en la humedad y se ha acometido una instalación compleja que puede funcionar en ambos aspectos de manera independiente en cada sala».

Salas que se conoce como la palma de la mano Mario Virgilio Montañez: «La colección es de primerísimo nivel y a ella se une el trabajo exquisito que ha realizado Antonio Herráiz para la señalética del recinto». Para Montañez, Jefe de Promoción Cultural y Actividades de la agencia municipal, el momento más emocionante de esta aventura llegó con las cajas que traían las obras desde San Petersburgo: «Hace 20 años me dedicaba a comprar catálogos de arte ruso porque me interesaba mucho y cuando al fin llegaron las obras... fue como quien adopta a un hijo y lo ve por primera vez».

La impresión general del equipo la resume María José Rodríguez, del departamento de Administración: «No recuerdo un periodo tan intenso de trabajo (...) Al escuchar que llegaban los cuadros, cobré conciencia de todo lo que está pasando. Cuando estaban descargando las obras en el Cubo me dio un subidón brutal. Lo que viene es muy fuerte, muy importante para la ciudad».

Tan fuerte como el ritmo que ha exigido a estos profesionales que no suelen salir en la foto oficial. Y es la modestia, junto con el agobio de la febril multitarea, lo que impide que Trinidad Vega secretaria de José María Luna, director de la agencia hable para estas líneas. Pero debe aparecer. Es de justicia.

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