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«No me importa trabajar entre la gente»

césar coca

Sábado, 7 de marzo 2015, 02:05

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Cuenta Antonio López que muchos días, cuando pinta en la calle, coge el metro para llegar a la zona que quiere plasmar en el lienzo. Si el lugar es de difícil acceso, alguien lo lleva en coche hasta allí. Luego se instala, dispone una sombrilla y una mesita donde deja el termo, y empieza a pintar. Con frecuencia, algunas personas se paran a mirar. «No me importa trabajar entre la gente», explica. «El tema está allí y tengo que hacerlo así». Pero ha sido muy distinto pintar al amanecer en la Gran Vía, que a mitad de jornada en la Puerta del Sol, por donde pasan miles de personas cada hora. En el primero de esos lugares, apenas escuchaba a la gente por el ruido de los coches y porque había una cierta distancia entre artista y espectadores. En cambio, en la Puerta del Sol estaba en medio de ese enorme espacio y los curiosos se situaban literalmente a dos metros. «Fue muy interesante, pero no he vuelto», confiesa.

¿Le cansa seguir escuchando a críticos y teóricos del arte decir que la pintura figurativa ha perdido su sentido con la existencia de la fotografía?

Entiendo que lo digan, porque es un razonamiento aparentemente convicente. Pero es que la pintura, como la música o la poesía, expresa tu mundo interior, aunque esté construido con elementos del mundo exterior. También es cierto que hay demasiada pintura. Al margen de eso, me gusta mucho la fotografía.

Que se ha convertido en algo que todo el mundo hace.

Expresarse de esa manera, al margen del nivel de mérito que tenga cada uno, produce una enorme satisfacción. Es un gran entretenimiento, no me cabe duda. Pero el resultado es un gran revoltijo:vivimos en un mundo en el que hay profesionales malos y aficionados buenos. La selección que se hará en unos años de cuanto se está produciendo ahora será muy severa.

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