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Fallece a los 76 años Pepito Vargas, el último gran bailaor de El Perchel

Fallece a los 76 años Pepito Vargas, el último gran bailaor de El Perchel

Gitano de ojos claros, llevó su talento por el mundo, fue amigo de Camarón, compartió fiestas con Lola Flores y conoció a Picasso

Regina Sotorrío

Domingo, 1 de marzo 2015, 12:29

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Tenía arte sobre el escenario y debajo de él. Era el último gran bailaor de El Perchel, de aquella ya mítica generación flamenca criada en los alrededores de la Casa de las Monjas, artista desde la cuna. Y era un gitano con una gracia natural, de los que encadenan con guasa una anécdota tras otra. Pepito Vargas ha fallecido esta madrugada a los 76 años recién cumplidos. Justo ayer lo celebraba en una fiesta con todos sus amigos en la Peña Juan Breva.

José Lavat Campos era el nombre que figuraba en su DNI, pero desde siempre todos le conocían como Pepito Vargas. Gitano de ojos claros, nació el 24 de febrero de 1939 en la calle Cañaveral, en pleno Perchel, de madre gitana y padre inglés. Creció junto a La Cañeta, El Tiriri, La Repompa... Empezó bailando en las Bodegas El Pimpi, en los tablaos de la Costa del Sol y en los escenarios de más prestigio de Madrid, como el Corral de la Morería.

Pero no tardó en dar el salto internacional. Pepito Vargas se recorrió con su zapateado desde Canadá hasta Japón, donde pasó largas temporadas con Chiquito de la Calzada, en una época donde viajar era toda una aventura. Se retiró en 2008, tras 60 años paseando su duende por el mundo y acompañando a figuras como Lola Flores, Miguel de los Reyes, Concha Piquer o Carmen Amaya. Entre sus amigos se contaba Camarón, a quien conoció en La Taberna Gitana. Y siempre le gustaba recordar a Pepito aquel día que un paisano llamado Pablo le hizo un dibujo en París. Con el tiempo descubriría que era Picasso.

Ayer Pepito Vargas celebraba su cumpleaños en la Peña Juan Breva con una veintena de amigos y compañeros. "Y él cantó, bailó y estaba encantado. Todo lo que se le ocurría era para tirarse al suelo de la risa", recuerda Alfonso Queipo. Se ha ido como vivió, con alegría y rodeado de flamenco.

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