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Lara Moreno charló con los lectores sobre su debut en la novela y su nuevo proyecto.
Lara Moreno: «No soy contemporánea en mi creatividad, me estorba Internet»

Lara Moreno: «No soy contemporánea en mi creatividad, me estorba Internet»

Tras la buena acogida de ‘Por si se va la luz’, la autora prepara su segunda novela. «Echaba de menos esa realidad paralela», dice en una cita del Aula de SUR y el Centro del 27

Regina Sotorrío

Martes, 16 de diciembre 2014, 01:44

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Es una escritora actual, editora freelance, madre de una niña de tres años y tiene un smartphone en el bolso;pero frente a un folio en blanco... «Soy poco contemporánea en mi creatividad, me estorba Internet. Prefiero escribir de una montaña que de un teléfono móvil», admite Lara Moreno. Eso explica que despoje a sus personajes de toda tecnología y los coloque en un lugar remoto, en plena naturaleza, para ir a «la esencia» de la condición humana. Reconoce que quitar toda esa «parafernalia de aparatos» es un técnica de «supervivencia» para quedarse con lo que realmente le interesa: «La gente y la palabra». La escritora charló ayer con los lectores sobre Por si se va la luz (Lumen), su primera y aplaudida novela, en el ciclo Un café cargado de lecturas que organizan el Aula de Cultura SUR y el Centro Cultural Generación del 27.

En su debut en la novela, Moreno sigue a una pareja de urbanitas que decide dejarlo todo y aceptar una oferta para repoblar una aldea perdida donde solo viven otras tres personas.«No lo hacen como un acto de valentía, sino como una huida, una solución a un estado catastrófico de la realidad, donde el sistema en la ciudad está todo carcomido», matiza. A partir de esa especie de isla en la que acotó la historia «y que es lo primero que garabateé» en un papel, la autora fue construyendo la novela poco a poco, tomando cada capítulo como si fuera un relato género en el que ya ha publicado dos libros y dejando que los personajes interactúen entre sí, se afecten, sufran, se ayuden. Y fue la primera sorprendida con el resultado. «Pensaba que en esas circunstancias iban a explotar entre todos; pero me fui dando cuenta de que en el fondo creaban una minisociedad. Al final el hombre es incapaz de vivir sin sociedad, cada uno tiene un papel», reflexiona.

Se declara «siempre defensora de las palabras», pero admite que en esta novela quiso dar protagonismo a la historia. Los mensajes «crípticos» de otros de sus escritos dan paso aquí a una sencillez buscada, porque «quería que se entendiera todo». Y aún así, pese a ser lo «más liviano» que ha firmado, la crítica destaca su alto contenido poético. «Sigue siendo algo tan marciano dentro del mundo editorial, que a la mínima que haces prosa poética... ya eres poeta. Pero yo siempre he sido narradora», reivindica Moreno, que se declara «aburrida de que haya tantos bandos literarios, de que tengas que ser de uno o de otro».

Entorno rural

La publicación de Por si se va la luz el año pasado coincidió con otras novelas también ubicadas en el entorno rural como Intemperie de Jesús Carrasco, algo que Moreno considera «normal» en un tiempo de «malestar» con la realidad que vivimos. Ella empezó a escribir en 2009, cuando ya se intuía lo que se venía encima, y en un momento de enorme preocupación por los efectos del cambio climático. «Y si todo se nos va a la mierda, ¿qué nos queda? Pues lo que teníamos ante, la tierra», indica.

Es una de las nueva voces de la literatura actual como destacaron Pablo Aranda, responsable del Aula de Cultura SUR, y José AntonioMesa Toré, director del Centro Cultural Generación del 27, pero pese a la buena acogida de su estreno en la novela, «la lucha sigue siendo la misma». «Hace mucho tiempo que estas cosas no te solucionan la vida», admite. Escribe en las mañanas que sus responsabilidades familiares y profesionales le dejan. En esos ratos da forma a su segunda novela, «una historia familiar». «Necesitaba ponerme a escribir otra vez porque echaba de menos esa realidad paralela, ese mundo en el que abstraerte y vivir otra cosa distinta». Este proceso, dice, es lo que más le divierte. Bueno, «lo segundo», aclara. ¿Lo primero? «Leer».

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