Los estudiantes se posicionan en contra del 3+2

La semana pasada hubo una asamblea que organizaron conjuntamente los representantes de Eureka y de Estudiantes por una Economía Crítica (EEC), en la que pretendían abordar las cuestiones relativas al nuevo plan de estudio que plantea el Ministerio de Educación, el decreto 3+2. En el Salón de Grados de la Facultad de Ciencias una veintena de alumnos de distintos centros debatieron sobre el sistema educativo que elimina un curso en los grados y suma otro en los másteres.

Entre las preocupaciones que rondan por las cabezas de los estudiantes está la pérdida de valor de los grados una vez que entre en vigor el 3+2, ya que «no valdrá nada si no va acompañada de un máster», opinaban. Por otro lado, también inquietaba «el descenso de la calidad de los contenidos» que se estudiarán en las carreras, ya que habrá que comprimir las lecciones para pasar de cuatro a tres años de estudio.

Se habló de que los están engañando, de «mentiras», «de medias verdades», y de «mensajes perversos». Aludieron a algunos, como que saldrá más barato estudiar con este plan de estudio al haber un curso menos, pero ellos lo desmiente, porque aseguran que habrá que añadir el coste del máster; otra, por ejemplo, es la que se refiere a que el sistema equipara la educación universitaria española al resto de Europa cuando, tal y como expusieron, en el continente predomina un sistema mixto de 3 y 4 años de estudios universitarios.

Por otro lado, se trataron las consecuencias económicas y sociales, con especial hincapié en las desigualdades: «Los más afectados van a ser las personas de clase media», exponía la coordinadora de Eureka, Alba Aguilera, «porque no podrán optar a las becas para los estudios universitarios ni posteriores, pero muchos tampoco podrán pagarlos». El presidente del Consejo de Estudiantes de la UMA, Maximiliano Gámez, criticaba que el Gobierno trata de sustituir las becas que garantizan la igualdad social por las becas de excelencia, que obligan a superar un mínimo de requisitos académicos.

Los estudiantes también dedicaron parte de la asamblea a hablar sobre el B1 que se exige a los universitarios para poder obtener el título. Según apuntaron, «como es una obligación que impone el sistema, éste también debería facilitar su obtención». «Muchos tienen que asistir a una academia para prepararse, por lo que tienen que acudir a un servicio externo a la universidad pública que no está al alcance de todos».