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Imagen de archivo de La Nogalera, en Torremolinos. SUR
Unos 'selfies' delataron al presunto violador de La Nogalera

Unos 'selfies' delataron al presunto violador de La Nogalera

El juez ha enviado a prisión al sospechoso, un joven de 22 años al que le constan reseñas policiales por tres supuestas agresiones sexuales

Martes, 20 de febrero 2018, 00:37

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Se había quedado sin móvil y, al estrenar el nuevo, lo sincronizó con su cuenta de Google Drive. De pronto, se descargaron en el terminal varias fotos que ella no había hecho. Allí, en la pantalla, estaba el rostro del joven que supuestamente la había violado dos días antes en un callejón de La Nogalera, en Torremolinos. El presunto agresor se había hecho unos ‘selfies’ con el teléfono que robó a su víctima sin saber que aquellas imágenes, en las que posaba ufano con unos amigos, iban a acabar delatándolo.

Gracias a esas fotos, la Policía Nacional detuvo al sospechoso el pasado viernes y el titular del Juzgado de Instrucción número 4 de Torremolinos lo envió a prisión por los supuestos delitos de violación y robo con violencia, según confirmaron fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía. A sus 22 años, el individuo acumula seis detenciones previas como mayor de edad, dos de las cuales tres son por presuntas agresiones sexuales. En su historial hay otra reseña policial cuando era menor de edad. Y también es por una supuesta violación.

Los hechos que ahora lo han llevado a la cárcel tuvieron lugar sobre las cinco de la madrugada del pasado día 11. La víctima, una chica extranjera de 23 años, había estado tomando unas copas con una amiga y el novio de esta al salir del trabajo. Cuando caminaba sola por una calle de La Nogalera en dirección a su domicilio, apareció de la nada un joven que le propinó un fuerte golpe en la cara, lo que le hizo perder el conocimiento, según la versión que dio a la policía.

Cuando recobró la consciencia, estaba desnuda de cintura hacia abajo. Ella le pidió que parara, pero el individuo reaccionó dándole otro puñetazo en la cara al tiempo que la amenazaba con seguir pegándole, incluso con matarla, si no se callaba, siempre según el testimonio que ofreció la chica. Se resistió como pudo, devolviéndole golpes y patadas, pero el sujeto la agarró con fuerza por el pelo. Ni siquiera sabe cómo pudo zafarse de él, coger parte de su ropa y salir corriendo.

La joven, que iba vistiéndose como podía, se encontró a unos metros con un hombre y le pidió auxilio, pero él la miró y, en tono despectivo, le dijo que cómo la iba a ayudar así. Desorientada, siguió corriendo por las calles. Llamó al portal de un amigo, que no abrió, y en esa desesperada huida volvió a cruzarse con el sospechoso. Al final, llegó callejeando hasta el centro de salud, donde fue atendida.

Pruebas de la agresión

La policía acudió al lugar de los hechos y encontró restos biológicos de la supuesta agresión, un pendiente de la chica y unas cuantas monedas tiradas por el suelo. Los investigadores localizaron a unos operarios del servicio de limpieza de Torremolinos que ya habían pasado por allí y que habían tirado a un contenedor varias prendas de ropa despojadas a la víctima durante el ataque, y que no pudieron ser recuperadas.

Los agentes también identificaron a dos testigos clave. Uno de ellos se despertó por los gritos y escuchó claramente desde su casa: «¡No, por favor, ayuda!». Al asomarse a la ventana, vio a una chica corriendo y a un joven persiguiéndola. El otro testigo fue aún más descriptivo: pudo observar cómo una mujer era acorralada contra la pared por un hombre –también oyó la negativa de la víctima y cómo pedía auxilio– que la agredía «brutalmente» dándole puñetazos en la cara y en el cuerpo. Cuando salió al portal, ella se alejaba a la carrera mientras el agresor la perseguía.

Aunque tanto la víctima como los testigos aportaron una descripción física del autor, no fue hasta la noche del día 13, al sincronizar la chica su nuevo teléfono, cuando se topó con la cara del joven que, siempre según su versión, la violó en el callejón. Las fotos que él hizo con el teléfono que supuestamente le sustrajo fueron tomadas el 12 de febrero, un día después del ataque sexual. En 48 horas, la policía ya lo había localizado y detenido.

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