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Alberto Gómez
Miércoles, 26 de abril 2017, 00:49
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La Policía Nacional investiga el robo de más de 2.500 metros de cable de cobre en Torremolinos. La sustracción tuvo lugar el pasado lunes, en la zona del Camino de Los Pinares, y fue denunciada por el responsable municipal del servicio eléctrico del Ayuntamiento. Por la mañana, mientras desempeñaba su trabajo, detectó que había sido robado el cableado de la red en nueve tramos cercanos al parque Aqualand, según consta en la denuncia presentada ante la Policía, a la que este periódico ha tenido acceso. El cable sustraído es de cobre y su valor está estimado en unos 4.000 euros.
Fuentes municipales aseguran que ya se ha ampliado la presencia policial en la zona con el objetivo de evitar nuevos robos. Desde el Consistorio recuerdan que la ola de robos de cable tuvo su respuesta judicial en una sentencia pionera dictada en 2010 que endurecía la condena por esta acción y que, por primera vez, dictaba penas de cárcel por un delito de hurto agravado. El juzgado considera este cableado entre «los bienes de primera necesidad o destinados a un servicio público, siempre que la sustracción ocasione un grave quebranto o una situación de desabastecimiento». En la sentencia, el juez acepta la petición de la acusación particular y considera que en el delito de hurto concurre la circunstancia agravante prevista en el artículo 235.2, «al recaer sobre cosas destinadas a un servicio público como debe entenderse el de telecomunicaciones, aun servido por una entidad privada». Más de 2,5 millones de kilos de cobre fueron recuperados por las autoridades españolas en 2015 y 1.024 personas fueron detenidas o imputadas por este delito, uno de los que más ha aumentado en los últimos años.
La Policía ya investigó el año pasado un incendio registrado en esta misma zona. La rapidez del Cuerpo de Bomberos propició que el fuego no se extendiese por la sierra y por las viviendas cercanas, pero fuentes policiales sospecharon desde el primer momento que el incendio había sido intencionado después de que varios testigos hubiesen declarado ver en las inmediaciones aquel día a un hombre de unos 40 años y estatura media manipulando maderas con la intención de prender fuego. Además, el Cuerpo de Bomberos reveló que ya se habían registrado tres conatos de incendio en la misma zona, algo que avala la hipótesis de que el suceso hubiese sido fruto de una acción intencionada que, según los indicios, apuntaba a un intento de incendiar el vivero municipal.
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