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El vecino denunciado también acumula objetos y basura en el rellano de su vivienda. :: a. g.
Vecinos denuncian «la imposibilidad» de convivir con un enfermo de Diógenes

Vecinos denuncian «la imposibilidad» de convivir con un enfermo de Diógenes

El hombre, de 66 años, vive solo y acumula todo tipo de objetos y basura, además de acoger a gatos y perros, uno de ellos potencialmente peligroso

ALBERTO GÓMEZ

Jueves, 15 de diciembre 2016, 01:07

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Viven con el bote de insecticida en la mano «y el miedo en el cuerpo». Medio centenar de vecinos de un bloque de pisos en la calle Conrado del Campo, en Torremolinos, denuncian «la imposibilidad» de convivir con un enfermo de Diógenes, un trastorno consistente en la acumulación de todo tipo de objetos y el abandono de los hábitos de higiene. Al mal olor que desprende la vivienda se suma el riesgo de incendio por el amontonamiento de enseres inflamables en el interior del piso y en la plaza de garaje de este vecino, un hombre de 66 años que vive solo y a quien recuerdan como «una persona ejemplar» antes de que enfermase hace casi un lustro y comenzara a guardar muebles, maderas, papeles o cartones. «Todo lo que encuentra», resume un vecino.

La comunidad ha interpuesto hasta seis denuncias por este caso, que se remonta a 2011, cuando el hombre empezó a subir objetos a casa. Al principio, cuentan sus vecinos, era un problema «leve», pero la enfermedad, caracterizada por la adquisición de objetos inservibles y la incapacidad de tirarlos, ha ido agravándose con el paso de los años hasta convertir la convivencia «en un infierno, algo insostenible». Su vecino más próximo se ha marchado a vivir con un familiar a Vélez-Málaga y puso la casa en venta «aunque nadie quiere comprarla».

La acumulación no es solo material e incluye la acogida de animales «sin control veterinario», entre ellos un gato y dos perros, uno potencialmente peligroso «al que deja suelto y que nos tiene aterrorizados porque ya ha mordido varias veces». El estado del inmueble ha propiciado la aparición de plagas de pulgas, garrapatas y cucarachas, entre otros insectos. Una de las denuncias presentadas hace referencia al ingreso hospitalario de una niña de 17 meses que presentaba «entre cuarenta y cincuenta picaduras de pulgas».

Los vecinos aseguran que, como consecuencia de la enfermedad, de la que no se ha tratado, «defeca casi a diario en una bolsa que luego lanza al pasillo y las zonas comunes junto a los excrementos de sus animales». La acumulación en el interior de la vivienda, sin suministro de agua ni luz, provocó que el denunciado comenzase a amontonar objetos en el rellano y en su vehículo.

El subinspector de la Policía Local elaboró un informe en el que constata «la situación de insalubridad» de la vivienda «y los evidentes síntomas de abandono» del vehículo, transformado en un vertedero de objetos. Los agentes que acudieron hasta el piso del denunciado también reflejan en su acta «la existencia de un fuerte olor a orines y excrementos que emana del interior de la vivienda». Durante la intervención policial, el propietario «reconoció tener «algún tipo de problema médico» y permitió entrar a los agentes, que comprobaron «una enorme acumulación de todo tipo de enseres que dificultan enormemente el paso al interior del resto de la vivienda», aunque no autorizó la realización de fotografías.

«Un riesgo real»

El abogado de la comunidad considera que el vecino «es una víctima de la dejación de obligaciones de su familia y de las administraciones» e insiste en que la enfermedad que padece «requiere ayuda» a la vez que supone «un riesgo real» para el resto de habitantes del bloque, un peligro que se ha disparado en los últimos meses «por la acumulación de garrafas de gasolina y baterías de vehículos que recoge porque cree que así generará electricidad».

En otro de los informes policiales, uno de los agentes relata «las arcadas» de su compañero debido al hedor que desprende la vivienda. La comunidad denuncia «la absoluta inacción» de las administraciones implicadas y pide al Ayuntamiento que inste a la Fiscalía a actuar de oficio ante «la radicalización» de la situación. Desde el Consistorio aseguran que «debe haber una orden judicial que permita las actuaciones necesarias» y aseguran «compartir la impotencia» de los vecinos, que iniciaron hace años una batalla judicial. El caso fue sobreseído «por tratarse de hechos de naturaleza civil y no penal». La jueza encargada de la instrucción señaló entonces que era «una cuestión de orden público».

Los vecinos ya han reclamado al Ayuntamiento que tome «medidas coercitivas» y recuerdan que las competencias municipales «llegan hasta la expropiación» ante el incumplimiento de las responsabilidades de los propietarios, por lo que se muestran «indignados» porque las administraciones «se pasan la pelota unas a otras sin que nadie haga nada». «Hasta que ocurra algo», lamentan.

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