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Torremolinos, orgulloso de su turismo gay

Torremolinos, orgulloso de su turismo gay

Miles de personas recorren las calles del municipio en un desfile marcado por la diversión y la reivindicación. El Ayuntamiento cifra el seguimiento en 30.000 participantes

Iván Gelibter

Sábado, 4 de junio 2016, 22:34

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a bandera del arcoíris, aquella que en una vez se utilizó para homenajear a Judy Garland en su funeral (justo un día antes de los Disturbios de Stonewall en 1969), fue la única que se ondeó ayer en Torremolinos. Miles de personas (30.000 según fuentes del Consistorio), recorrieron las calles de la localidad en una jornada tan festiva como reivindicativa, y cuyo público destacó precisamente por su heterogeneidad.

El desfile, acto central de estos cuatro días de Orgullo Gay y que en Torremolinos han traducido al inglés con el nombre de pride, partió a las 18 horas del Ayuntamiento de Torremolinos. La comitiva estuvo formada por dos coches de caballos y cinco carrozas, que pusieron la música y el colorido al evento. Los miles de participantes fueron realizando el recorrido junto a estas carrozas, ya que cada una de ellas tenían su Dj; haciendo de las calles una discoteca al aire libre y en movimiento.

Esta primera edición del Torremolinos gay pride el año pasado se organizó un pequeño ensayo puede considerarse ya, con estas cifras, el tercer Orgullo más importante de la península, solo por detrás del de Madrid y Barcelona. Uno de los motivos que lo hacen tan importantes es la participación de todo tipo de personas; desde familias con hijos pequeños; adolescentes; adultos e incluso gente mayor. No en vano, en varias de las calles que formaron parte del recorrido se pudieron ver grupos de mujeres y hombres con las sillas en las puertas de sus casas, lo que demuestra que este tipo de eventos no solo son compatibles con otros como la Semana Santa, sino que en tan solo dos años han encontrado enormes coincidencias.

Además de la música, el colorido y las banderas, el otro elemento protagonista en el desfile fueron las pistolas de agua que, en el caso de la carroza del Edén, estaban incluidas como cortesía del organizador. Más de uno salió de este recorrido como si se hubieran tirado con ropa a una piscina, algo que se agradeció debido al calor reinante durante la tarde.

A eso de las 20 horas, la comitiva llegó al cruce de la avenida Palma de Mallorca con la plaza de la Nogalera, lugar en el que se dio por concluida la marcha lúdico-reivindicativa. A partir de ahí, la fiesta se trasladó a la plaza, lugar escogido por el Ayuntamiento para celebrar los conciertos y las sesiones de música. Tras el pregón del pasado jueves de los actores malagueños Bibiana Fernández y Manuel Bandera; y de la actuación de Chenoa el viernes por la noche, ayer el turno de la diva gay Marta Sánchez. Al cierre de esta edición, la artista madrileña estaba comenzando su actuación frente a una plaza en la que no cabía un alfiler. Justo después de Marta Sánchez, la eurovisiva Ruth Lorenzo saldría a las tablas de la discoteca Century On como cabeza de cartel de un minifestival nocturno.

Reivindicación

Pese al color y a la fiesta, la jornada tuvo también un importante contenido reivindicativo, un elemento esencial en cualquier concentración relacionada con el colectivo LGTB (lesbianas, gays, transexuales y bisexuales). En la cabecera de la manifestación estuvieron presentes varias organizaciones, portando carteles contra la homofobia, así como de la lucha contra el virus del VIH.

Algunos de los partidos políticos del espectro local también hicieron acto de presencia. Ese fue el caso del PSOE, en cuya pancarta estuvo, además del alcalde del municipio, José Ortiz, el portavoz en la Diputación, Francisco Conejo, entre otros cargos.

El otro grupo político que realizó un gran despliegue fue Ciudadano, con su candidata Irene Rivera a la cabeza, y que por segundo año fletaron un coche de caballos. El PP que durante años vetó en la localidad este tipo de eventos, no estuvo en la comitiva. Torremolinos ya tiene un nuevo macroevento turístico. Y era muy sencillo, solo que había que potenciar lo que ya existía, y no prohibir lo que siempre ha sido parte de su idiosincrasia.

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