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Jesús Hinojosa
Lunes, 30 de noviembre 2015, 01:07
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María del Mar Mota, contable en una empresa de maderas de Mijas, no podía imaginar que su segundo parto la haría protagonista de un episodio como el que ayer se vivió a las puertas de una vivienda de esta localidad. Cuando su marido estacionó el vehículo ante la casa de su suegra, para dejar a su hija Aroa con los abuelos, supo que había llegado el momento. «No pude ni bajar del coche. Como pude, empecé a bajarme los pantalones y vi que la cabeza de Eloy ya estaba fuera. Luego vino mi suegra y terminó de bajármelos para que pudiera dar a luz. Fue todo muy rápido. He pasado mucho miedo, pero mi suegra se ha portado como una campeona», relata María del Mar desde una habitación del hospital Costa del Sol, en Marbella.
«Mi marido no paraba de dar vueltas por los nervios. Llamaba por teléfono, no sabía qué hacer. Me trajeron mantas y sábanas y, una vez que di a luz, pedí que me pusieran a mi hijo encima. Esto no lo voy a olvidar», explica emocionada esta madre.
En esos momentos de confusión, María del Mar se acordó especialmente de su hija Aroa, que con apenas dos años de edad fue testigo de excepción de todo cuanto rodeó al nacimiento de su hermano Eloy. «Como no quería que viniera al hospital, antes de que arrancara la ambulancia, pedí que entrara mi hija para que pudiera conocer a su hermanito, y así lo hizo. La pobre estaba asustada y así al menos pudo ver que yo y el niño estábamos bien», comenta.
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