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Martín Lara, en la biblioteca que dirige, en Arroyo de la Miel.
Mari Carmen, una bibliotecaria de premio

Mari Carmen, una bibliotecaria de premio

Premiada a nivel nacional por su fomento de la lectura, la biblioteca de Arroyo de la Miel aspira a ser «un espacio social y de intercambio de ideas», dice su directora

Alberto Gómez

Lunes, 30 de noviembre 2015, 01:20

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La Federación de Gremios de Editores de España ha otorgado a la biblioteca pública de Arroyo de la Miel el premio Liber 2015 a la mejor iniciativa en el fomento de la lectura. El jurado, que en otras categorías distinguió a Arturo Pérez Reverte o Manuel Borrás, destaca «su decidida apuesta por la socialización, la formación y el entretenimiento a través de la lectura mediante un amplio repertorio de actividades». Su directora, María del Carmen Martín Lara, revela el secreto de esta biblioteca, que en 2014 fue la cuarta con más préstamos de libros en Andalucía, por delante de algunas capitales de provincia: «Deben ser espacios sociales donde la gente venga a conversar y entretenerse, no sólo a informarse».

¿Cómo llega una biblioteca del núcleo urbano de un municipio a obtener un premio nacional?

Francisco Argüelles, propietario de la editorial Arguval, nos postuló como candidatos al premio. La Federación de Gremios de Editores acordó otorgárnoslo y la verdad es que ha sido un espaldarazo. Algo así sirve para que los políticos y los usuarios refuercen sus apoyos. Hace poco estuvimos en un congreso en Granada y hubo mucha gente que nos felicitó. No esperábamos que fuese una biblioteca tan conocida a nivel nacional.

No resulta tan sorprendente para quienes la hemos visitado. ¿Son conscientes de que tienen unas instalaciones envidiables?

El Ayuntamiento de Benalmádena realiza una encuesta cada año entre algo más de mil personas para saber cuál es el servicio público mejor valorado del municipio, y en 2013 y 2015 la biblioteca de Arroyo de la Miel ha sido el que mejor puntuación ha obtenido por parte de los ciudadanos. Pero no queremos pecar de ególatras; es relativamente fácil que sea así, porque los vecinos no van a elegir a la Delegación de Recaudación de Impuestos. Las instalaciones son muy buenas, aunque quizá se han quedado pequeñas, y estamos en un entorno privilegiado, con el Parque de la Paloma y el mar a uno y otro lado.

Ha sido una biblioteca respaldada por equipos de gobierno muy diferentes. ¿Es parte de su éxito?

Sí, desde siempre. Hace tiempo se creó una dinámica de apoyo político a la biblioteca y ningún partido ha echado marcha atrás.

Tiene mérito, si tenemos en cuenta la convulsión política de los últimos años en Benalmádena.

Sí, pero nosotros trabajamos para los ciudadanos, no para los políticos, aunque es cierto que nos han dado libertad para elaborar planes estratégicos en los que ningún partido ha interferido. Tenemos objetivos muy claros y el respaldo de la gente.

¿Cree que la labor de los bibliotecarios está reconocida?

Es un trabajo vocacional que, como no nos hacemos ricos, en ocasiones parece que nadie valora. Aquí hay un equipo de trabajo cohesionado, con catorce empleados magníficos. Abrimos doce horas al día de lunes a viernes, y también los sábados.

¿Cuáles son las claves para fomentar la lectura?

Las bibliotecas están dando un giro importante para convertirse en espacios sociales. Estas instalaciones no pueden ser sólo un centro de información, sino también de intercambio de ideas y opiniones. La faceta informadora está más que suplida con Internet y hay que adaptar las bibliotecas a las nuevas necesidades. Aquí están funcionando muy bien los clubes de lectura y las conferencias. También organizamos cuentacuentos, que nos gustan porque vemos que se acercan muchos abuelos con sus nietos. Hay talleres de escritura, de ciencia y de otras materias, como fotografía. Las actividades deben ser tan diversas como los usuarios. Las bibliotecas sociales aspiran a ser lugares donde la gente venga a entretenerse, a conversar, a conocer a otras personas.

¿Ha influido la llegada de los libros electrónicos?

Han provocado que disminuya el número de préstamos de libros, pero es cierto que no se están usando tanto como se esperaba ni están teniendo la salida comercial prevista. La gente sigue prefiriendo el papel.

Los clubes de lectura de su biblioteca son muy populares.

Tenemos siete clubes de lectura. La semana pasada comentamos 'El hereje', de Delibes, y siempre hay opiniones muy interesantes. El clima es muy agradable, la gente trae pasteles y té y conversamos sobre muchos asuntos.

¿Notan el tan cacareado desapego de los jóvenes a la cultura?

Hay un segmento de edad que nunca conseguimos enganchar, a pesar de que siempre nos lo proponemos: desde los 16 ó 17 años. Es cierto que luego muchos de ellos retornan a la biblioteca; venían de pequeños con sus padres o abuelos, dejan de acudir durante la adolescencia y luego vuelven con sus hijos.

¿Hay algún libro que le haya marcado especialmente?

En ese sentido soy muy clásica: 'Cien años de soledad'.

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