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Eugenio Cabezas
Jueves, 11 de diciembre 2014, 01:49
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«Al ver que molestaba a los clientes, le pedí que se marchara. Él me preguntó que si estaba trabajando, y le respondí que sí, que si no me veía. Entonces me dijo que él no trabajaba, y yo le dije que eso es lo que tenía que hacer, dejar de pedir limosna y buscar un empleo». Con estas palabras rememoró ayer a SUR María Eloisa Aparicio los instantes previos a la agresión sufrida el pasado 30 de noviembre en el restaurante de Nerja que regenta, perpetrada por un indigente de origen rumano de mediana edad.
«Primero me escupió en la cara, yo me giré para ignorarlo pero entonces, sin mediar palabra, se vino por detrás hacia mí y me dió un fuerte golpe en la cabeza», detalló la mujer, quien cayó al suelo y sufrió una herida en el tímpano de uno de sus oídos, que lo tiene perforado. Tras huir, el agresor fue detenido por la Guardia Civil gracias a la colaboración de un camarero de un restaurante próximo.
Tras el juicio por una falta de lesiones celebrado en Torrox, el juez lo ha condenado a una multa de 700 euros, «que seguramente no me va a pagar porque no tiene domicilio conocido. Solo espero que la gente esté alerta».
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