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El palacete de la discordia

El palacete de la discordia

La apertura de la Casa de los Navajas enfrenta a la familia y el Ayuntamiento

Alberto Gómez

Martes, 21 de octubre 2014, 01:15

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La apertura al público de la Casa de los Navajas, un palacete de estilo neomudéjar construido a comienzos del siglo XX, ha desempolvado la polémica sobre su adquisición, que enfrenta al Ayuntamiento de Torremolinos y a los familiares del primer propietario. Este impresionante edificio, situado en pleno corazón de El Bajondillo y que destaca por su singular arquitectura en mitad de una zona asediada por construcciones uniformes, pasó a ser propiedad municipal en 1996, cuando un pleno extraordinario aprobó, con votos a favor de PP, PSOE y GIT, un convenio urbanístico que contemplaba su cesión al Consistorio. Declarado de interés histórico por la Junta de Andalucía, el inmueble abrió sus puertas al público la semana pasada después de un intenso proceso de rehabilitación y albergará bodas civiles, recepciones instituciones y otros eventos aún no concretados por parte del Ayuntamiento.

La familia de Antonio Navajas asegura que la casa fue donada al Consistorio con la única condición de que tuviera uso público y ha expresado su malestar por «la explotación con fines privados» prevista por la administración local. «No fue adquirida, sino donada. Si hay una partida de gastos millonarios bajo ese concepto es otro cantar, pero no fue en pago a la familia», aseveran. Por su parte, el Ayuntamiento desmiente estas afirmaciones y alega que los terrenos circundantes estaban clasificados como comerciales, por lo que únicamente se permitía la construcción de locales. Tras el convenio, el suelo comercial pasó a ser residencial y se triplicó el valor de los terrenos. De acuerdo de la Ley del Suelo, los dueños de la zona pagaron a las arcas municipales el diez por ciento de los aprovechamientos urbanísticos, calculado en 200 millones de pesetas. «Por tanto, los propietarios vendieron y el Ayuntamiento compró la casa por más de 200 millones de pesetas», zanjan desde el Consistorio.

«Masificación de la zona»

A pesar de que el convenio fue aprobado en 1996, la familia aún tenía el derecho de usufructo del inmueble durante seis años, plazo que no agotó y, en 2000, por «circunstancias familiares», renunció a ello y formalizó el acta de cesión de la casa. El convenio ya fue fruto de algunas críticas, como recogió SUR el 17 de marzo de 1996: «La coalición de IU-LV censuró las excesivas ventajas urbanísticas concedidas a la familia propietaria en compensación a la cesión y el efecto pernicioso del convenio por cuanto permitirá la masificación de la zona». En la misma noticia, titulada «El pleno ratifica el acuerdo de cesión de la Casa de los Navajas al Ayuntamiento», se describen los detalles del acuerdo, por el que la familia cedía un total de 2.500 metros cuadrados de terrenos para viales y, como contraprestación, recibía una autorización de edificabilidad de 5.280 y 16.500 metros cuadrados en dos de las parcelas colindantes a la casa.

Tras dos semanas en las que las visitas serán gratuitas, éstas pasarán a tener un coste de dos euros y en ningún caso coincidirán con la celebración de las bodas que allí tengan lugar. La familia critica que, en la placa descubierta en la inauguración, presidida por el alcalde, Pedro Fernández Montes, no se mencione a los primeros propietarios. «Si no por gratitud, sí por rigor y justicia», reclaman.

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