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Carmen Cervera se encontró con sus hijas en Marbella.
Carmen Cervera, estampa de la felicidad
DRY MARBELLA

Carmen Cervera, estampa de la felicidad

Hay un detalle que ensombrece la foto de familia en Ibiza: la ausencia de Carmen y Sabina, las hijas de la baronesa, que se encontraban en Marbella

ROSA VILLACASTÍN

Miércoles, 20 de agosto 2014, 01:26

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Dicen que cuando una madre rompe el vínculo familiar con un hijo, tiene la sensación de que le falta un miembro de su cuerpo. Algo así ha debido de ocurrirle a Carmen Cervera durante el tiempo que ha estado sin hablarse con su hijo Borja. La razón de este distanciamiento no es una, sino varias: A Carmen no le gustaba Blanca Cuesta como nuera, pues ella hubiera preferido una rica heredera para su hijo, lo que la llevó a cometer todo tipo de disparates, como decir públicamente que Borja no era el padre biológico del hijo mayor de la pareja. Algo insólito que le obligó a hacerse cuatro veces las pruebas de paternidad. Una humillación pública que no le perdonará por más que las aguas hayan vuelto a su cauce y se hayan restablecido las relaciones entre ambas partes.

Me alegro de la buena sintonía que parece haber por fin entre la baronesa y su hijo porque si de algo estoy segura es del cariño que ambos se profesan y lo mucho que ha debido sufrir Tita durante los años que han estado separados, por cabezonería y porque no siempre las mujeres inteligentes como ella saben rodearse de buenos consejeros. Me refiero a personas desinteresadas que la quieran y admiren, que se lo merece, y no esos otros personajes recién llegados a su vida y en los que confía con los ojos cerrados, sin darse cuenta de que solo buscan estar al lado de una mujer tan poderosa como ella y no su felicidad. Algo que sí hace su fiel amigo Antonio Salgado, malagueño él, y el más fiel de los amigos de Tita.

Sin embargo hay un detalle que ensombrece la foto de familia navegando por Ibiza: la ausencia de Carmen y Sabina, las hijas de Tita Cervera, que se encontraban en Marbella -donde siguen-, y con las que se reunió posteriormente la baronesa cuando las relaciones con Borja quedaron restablecidas. Una ausencia llamativa al menos, que tendrá su explicación pero que ha levantado una cierta polémica.

Hay quien se pregunta si Borja ha puesto condiciones para que esa estampa de la felicidad tuviera lugar. Seguramente sí, pues como bien dice Cristina Peña, una abogada amiga, en la vida todo es negociable y más si hay tanto dinero e intereses de por medio. Lo que sí me atrevo a pronosticar, y eso que no soy Esperanza Gracia, es que para firmar la pipa de la paz, Tita ha tenido que aceptar que su hijo no piensa separarse de Blanca, entre otras razones porque como bien dice la canción está muy enamorado de ella.

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