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Un policía local conversa con la vecina, el pasado viernes. :: E. C.
Vecinos denuncian a una mujer con síndrome de Diógenes por las molestias y el mal olor de la vivienda

Vecinos denuncian a una mujer con síndrome de Diógenes por las molestias y el mal olor de la vivienda

El Ayuntamiento da de plazo hasta el próximo martes a la residente para que retire las basuras y si no lo hace actuará tras más de un año de quejas

EUGENIO CABEZAS

Domingo, 29 de mayo 2016, 01:56

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«El olor se ha vuelto insoportable y ahora con la llegada del calor es todavía mucho peor. Queremos que el Ayuntamiento actúe de una vez por todas, no podemos seguir soportándolo más tiempo». Con estas palabras explican María Rico y Manuel, dos de los vecinos de la calle Sayalonga, situada en el barrio torroxeño del Pontil, la situación que viven desde hace más de un año, cuando una vecina que lleva viviendo en la zona toda la vida «perdió la cabeza y ha empezado a acumular basuras en su casa, que está repleta de gatos», describen los residentes.

Al parecer, la mujer padece el síndrome de Diógenes desde hace varios años. «Se quedó viuda hace tiempo y luego tuvo una pareja, pero la echó de la casa porque quería limpiarla», asegura Rico. Los vecinos han recogida firmas que han entregado en el Ayuntamiento y confían en que «de una vez por todas» el Consistorio actúe para que la residente deje de acumular basuras en su vivienda.

El pasado viernes un agente de la Policía Local de Torrox acudió al domicilio para notificarle que tiene de plazo hasta el próximo martes para limpiar ella misma su casa, con la advertencia de que, si no lo hace, acudirán los servicios operativos del Ayuntamiento. De hecho, según confirmó a SUR el alcalde torroxeño, Óscar Medina (PP), ya cuentan con todos los permisos judiciales y de los Servicios Sociales para poder hacerlo.

«Es una situación muy lamentable, pero tenemos que actuar para evitar males mayores», dijo. La mujer manifestó que su casa «no está tan sucia» y que los malos olores «son una invención de sus vecinos». «Aquí no se va a limpiar hasta que yo me vaya», repitió. Los residentes se quejan de que alimenta a «decenas» de gatos, desde que acogió a una hembra.

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