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Sonia Gaya, en su despacho de la Consejería de Educación. JUAN JOSÉ ÚBEDA
Sonia Gaya: «Vamos a evaluar las políticas educativas; lo que no funciona hay que cambiarlo»

Sonia Gaya: «Vamos a evaluar las políticas educativas; lo que no funciona hay que cambiarlo»

Viene del cole. Sabe que los niños de primaria leen muy bien, pero los de secundaria cojean en comprensión lectora. La consejera de Educación quiere corregirlo

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Domingo, 24 de septiembre 2017, 01:09

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Dirigente de FETE-UGT, profesora de instituto, Sonia Gaya (Huelva, 1969) ha sido una de las sorpresas del nuevo Gobierno de Susana Díaz. Le toca ocuparse de un área crucial, que está en el foco de la acción política, de las demandas ciudadanas, de las protestas de la oposición y tiene a su cargo un sistema educativo mayor que la población de seis países de la UE juntos. Pero sabe donde se mete, lo que tiene entre manos, y se propone una acción radical de revisión y mejora de los procedimientos. Habrá que seguirla con atención.

-Viene usted del sindicalismo. Conoce la educación desde las tripas. ¿Cómo es la experiencia de estar al otro lado de la mesa?

-No me gusta verlo como el otro lado. Simplemente, es una perspectiva distinta, como la de madre o padre, que también enseña muchísimo, o con tus hijos directamente. Valoro muy positivamente mi paso por el sindicato, porque esa perspectiva ayuda a la hora de gestionar, decidir o hacer política educativa.

-Pero también le planteará exigencias de sus antiguos compañeros, que dirán ahora tienes la oportunidad de hacer todo lo que hemos estado reclamando.

-Sí, es cierto, pero yo tengo muchísimo respeto por el trabajo sindical y dentro de eso me dicen ¿ahora piensas de forma distinta? Yo pienso lo mismo y haré lo posible por hacer lo que pueda y que beneficie a los trabajadores. No manejamos recursos ilimitados y a veces como en educación hay muchos colectivos, no es tan fácil tomar decisión sobre uno sin que afecte a otros. Es cuestión de sentido común, de llegar hasta donde puedas, al máximo, y que todo lo que hagas beneficie al sistema educativo, a la calidad de la enseñanza.

-¿Hay ahora un tono diferente en las relaciones entre la consejería y la mesa sectorial?

-De las primeras cosas que hice al llegar fue reunirla. Son los representantes de los trabajadores y por ella pasan la mayoría de las decisiones que tomamos. Las relaciones son buenas. Ellos hacen su trabajo, yo el mío y procuramos mantener relaciones de lealtad institucional, sabiendo cada uno cuál es nuestro papel.

-¿Serán ahora los sindicatos más suaves, la consejería más flexible?

-Es cuestión de escuchar. Lo hago, conozco sus reivindicaciones, he tenido mucho tiempo de pensar en ellas y sé dónde están los límites. Su interlocución conmigo es fácil y lo saben. Ellos hacen su trabajo, estarán en el otro lado cuando tengan que estar y yo eso lo tengo que entender.

-El nuevo curso viene con el anuncio bastante sorprendente que hizo la presidenta de la Junta de revisar los procesos, ¿qué se va a hacer?, ¿una auditoría?, ¿se va aponer del revés el sistema educativo?, ¿a qué niveles va a afectar?

-No me gustaría que le gente haya tenido la impresión de que estamos hablando de una macroevaluación. No es esa la cuestión. Estamos diciendo que las políticas educativas hay que evaluarlas porque son políticas públicas pagadas con dinero de los ciudadanos. Lo que no funciona hay que mejorarlo. Tenemos un plan de éxito educativo de 2016, con 63 medidas, y otras cuestiones, con todo este cambio normativo LOE, Lomce, que están en las tripas de cómo se organiza la enseñanza, que creo que debemos revisar dentro de nuestro margen competencial.

-¿Como por ejemplo?

-Podemos estar hablando de los equilibrios entre troncalidad y especificidad en las materias de primaria, de cómo se hacen los tránsitos. Hemos tenido hace poco los resultados de las pruebas Escala, que nos dicen que los alumnos de 2.º de primaria tienen un nivel muy alto de comprensión lectora. Luego los resultados de la ESO nos dice el informe PISA que son mejorables. ¿Qué es lo que cambia? Si en primaria los rendimientos son buenos, qué es lo que estamos haciendo mal, qué estamos organizando mal, qué metodología estamos utilizando, qué practicas educativas no aplicamos para que los resultados cambien.

-¿Puede avanzar por dónde van a ir las grandes líneas de esta revisión?

-No tenemos definido aún qué formato vamos a utilizar para ese debate educativo, pero tiene que ser un debate en el que participe toda la comunidad, no hacer unas jornadas a las que venga alguien de prestigio a dar una charla. Un debate con grupos de trabajo, sobre una serie de temas, todos desde el punto de vista pedagógico, que ahora estamos definiendo. Luego veremos si hacemos jornadas provinciales, regionales, para celebrar talleres y poner en común esas cuestiones. Luego el trabajo nos toca a nosotros. Cuando uno abre un debate educativo tiene que asumir las consecuencias. Nos toca poner en marcha las medidas o cambios que se consideren que tenemos que abordar.

-Habla de mayor proximidad en la educación, ratios menores, más profesores, menos alumnos, ¿es un ideal, como el de la escuela finlandesa?

-No me gusta la comparación, porque habría que extenderlo a la sociedad, la cultura. El prestigio que tiene el profesorado en Finlandia no es el de España, o su sistema de evaluación, por empezar por ahí. Estoy convencida de que la educación es cuestión de todos, luego unos tenemos más responsabilidad que otros. Si la labor docente se prestigia permanentemente allí pueden hacer muchas más cosas. Ese no es el caso que tenemos en España. Es difícil extrapolar solo una parte. El cambio social empieza desde la escuela, que es la herramienta, pero si me planteara ir a un modelo educativo finlandés tendría que estar aquí 20 años por lo menos.

-Habla de respeto social, de evaluación, ¿qué piensa hacer en materia de profesorado?

-Creo que la práctica de la evaluación del profesorado debe empezar por la autoevaluación y hay muchos que la hacen. En una sociedad donde la labor docente no está reconocida ni puedes ni debes poner en el punto de mira al profesorado. Tenemos que acostumbrarnos a hacer nuestras propias autoevaluacioens y modificar lo que veamos. Es importante que el profesorado sea consciente de lo que se puede mejorar y de lo que hace bien, que no se le reconoce.

-¿Evaluaciones externas?

-No hablamos de eso. La evaluación de nuestro sistema educativo es que consigamos que nuestros alumnos aprendan más y mejor. Ya hay otros que nos las hacen. Me conformaría con que consigamos unir más a la comunidad educativa, a la parte docente, que fuésemos más receptivos a la hora de compartir las experiencias, muy buenas, que se trabajan en muchísimos centros. Esas sí que son extrapolables. Quiero que el profesorado se sienta respaldado y con la ilusión de que vamos a hacer cosas y que su Administración les respalda y prestigia.

-La educación está en el punto de mira, ¿siente el peso del foco político?

-No sé si es peso, pero se nota, es evidente. Sé que hay cosas que van con el cargo, pero no todo. La crítica, el foco mediático es legítimo, hasta bueno, siempre y cuando se respete a las personas. A veces se lleva regular no tanto por uno, sino porque uno tiene familia, tiene hijos.

-Pero si algo va a examinar a este Gobierno es lo que haga en sanidad y educación, donde pone la lupa la oposición y también la sociedad.

-Siempre, porque es un tema importante. Hay dos millones de alumnos, 4.500 centros educativos, cien mil docentes, pero toda la sociedad está implicada de algún modo en el sistema educativo, los ocho millones de andaluces. Es difícil que no haya incidencias. Cuando la oposición quiere cuestionar la acción de un gobierno, baja a las particularidades. Sí, se siente la presión.

-¿Contempla un Pacto Andaluz por la Educación?

-Sí, pero hemos de acompasarlo al ritmo estatal. La LEA (Ley de Educación de Andalucía) fue un hito porque se encontró un gran consenso social político, sindical. Me encantaría poder recuperar ese espíritu. Pero es difícil trabajar determinadas cuestiones sin saber qué marco nos va a imponer el pacto estatal, si se produce.

-Los nuevos presupuestos ya en marcha dan un 2% de incremento para su consejería. ¿Conforme con la partida que le ha tocado?

-La subida es de más de un 3% incluyendo los datos de educación infantil, que se han dado desagregados. Hemos trabajado para poder sostener el sistema con las modificaciones de personal y las necesidades que detectamos. Todo lo que pongamos en educación siempre es mejorable. Hay que hacer presupuestos equilibrados y es cierto que existe un esfuerzo presupuestario enorme para atender las necesidades de sanidad y de educación.

-¿Va a dar prioridad a lengua, matemáticas, ciencia?, ¿cuándo, cómo se va a hacer?

-Desde que el alumno es pequeñito hay que desarrollar las competencias lingüísticas y matemáticas, sobre todo. Vamos a llevarlo al debate educativo. Trabajamos con programas transversales, pero también hay que hacerlo dentro del currículum. Un ejemplo: si dedicamos una hora a la lectura, y no le damos importancia en otras materias, puede ocurrir que un alumno haga un examen de matemáticas, conozca el álgebra, pero no entienda qué es lo que se le está pidiendo en un problema. Esas cuestiones se detectan y lo sabemos.

-¿No hay decisión tomada?

-Lo queremos llevar al debate educativo para que sean los docentes los que nos digan cuál es la mejor forma de fomentar esas competencias.

-El tema del bilingüismo tiene muchas aristas. ¿Qué va a hacer?

-Nuestro objetivo es que un alto porcentaje del profesorado bilingüe tenga un nivel de acreditación C1. Para ello vamos a ofertarle cursos. Tenemos que ir a la vez que el resto de España y el ministerio ya se plantea pedir determinadas acreditaciones en las oposiciones. No podemos dejarlo.

-La oposición les echa en cara que no van al ritmo deseado en número de centros.

-Tenemos que analizar por qué no todos los padres quieren que sus hijos estudien en enseñanza bilingüe. ¿Es que piensan que los niños tiene más presión académica, es que consideran que no es importante el aprendizaje del idioma? A veces durante la ESO el niño estudia en una línea bilingüe y en el bachillerato no la sigue. Se hace una inversión en dinero y esfuerzo del alumno y del profesorado que se diluye cuando llega al bachillerato. ¿Tenemos que pensar si queremos conseguir que nuestros alumnos salgan del bachillerato con una acreditación lingüística ya? Son cuestiones sobre la mesa.

-También lo está la FP, ¿cómo lo ve?

-Estoy muy contenta con los caminos iniciados ya por la consejería. Hace unos años nadie se imaginaba que la FP dual podía funcionar en Andalucía, con un tejido formado por pymes. Había dudas de si las empresas iban a poder absorber la demanda de FP dual. Las experiencias están siendo muy buenas. Tenemos municipios que constantemente nos piden que implantemos ciclos de FP dual, con tres mil empresas adscritas. La tasa de inserción laboral es estupenda, cerca del 80%. Son enseñanzas muy demandadas. El número de alumnos en ciclos formativos de FP supera ya al de alumnos en bachillerato. La crisis ha puesto sobre la mesa que hay que atender más los perfiles que demandan las empresas.

-Hay muchas quejas por falta de plazas. ¿No se puede evitar?

-No podemos ajustar la oferta a la demanda, porque no podemos saber cuál va a ser. Depende de los ciclos, que cambian porque adaptamos a las necesidades de comarcas, empresas y del tejido productivo en general.

-¿Entonces?

-Es cierto que faltan pero hay que analizar qué demandan los alumnos de FP. Nosotros lo que tenemos que garantizar es que ningún alumno que está en el sistema salga porque no tiene plaza en un ciclo formativo. Pero es que a raíz de la crisis la gente ha demandado una recualificación y el sistema de FP solo no puede absorber esa demanda. Tenemos alumnos que están trabajando, alumnos con otras titulaciones, personas que piden plaza en FP y es muy difícil preverlo. Tenemos tres modalidades FP, presencial, semipresencial y a distancia, que no la llenamos, o las vacantes que quedan no son las que interesan a los demandantes.

-Otra de las características de este curso es la actuación en materia de plantillas docentes. Más plazas, concursos... ¿Cuál es la situación?

-Hay dos cuestiones. Por un lado, las 2.676 nuevas plazas docentes y, otra, la perspectiva de consolidación de empleo que tenemos por delante para las próximas convocatorias públicas. Viene por un acuerdo marco del Gobierno y las organizaciones sindicales que establece sacar no solo la tasa de reposición, que ya la tenemos al cien por cien, sino reducir el 90% de las plazas que tienen una ocupación por interinos de más de tres años. Eso para toda la Administración pública. En educación los picos de aumento de interinidad son cíclicos. Se han tomado decisiones para bajarlos al 8% que establecen las recomendaciones europeas y este acuerdo va en este sentido. El Gobierno está ahora mismo muy parado.

-¿Por qué?

-Tenía que haber una reunión en septiembre con las organizaciones sindicales, pero a nosotros nos urge saber cómo se va a arbitrar, porque tenemos que planificar. Otros sectores no tienen que hacer las oposiciones en junio o julio, nosotros sí, debemos empezar el curso con los docentes nuevos. Sabemos que las organizaciones sindicales piden que se cambie el real decreto de acceso, que se modifique puntualmente para que puedan existir pruebas eliminatorias con una media de un 5 y luego ir a la fase de concurso. Vamos a estar detrás de las organizaciones sindicales en ese sentido. Lo que se trata es de consolidar el empleo. Estamos a expensas de lo que el ministerio decida.

-Las escuelas infantiles han mostrado su inquietud por su situación. ¿Pueden estar tranquilas ya con el presupuesto asignado?

-Sí, porque tenemos que garantizar que cualquier familia a la que corresponda una bonificación la pueda tener. Hemos recibido un gran incremento de familias que han optado por llevar a sus hijos a una escuela infantil, cerca de diez mil familias, y hemos aumentado las plazas hasta 113.000, con una segunda convocatoria en septiembre.

-Leo acerca del concepto de 'Escuela del futuro', ¿qué significa?

-Tiene que ver con la calidad de la enseñanza, nuevas metodologías, innovación. Tenemos que adaptarnos a las nuevas formas de enseñar y aprender. Se está trabajando muy bien con las escuelas conectadas, con banda ultrarrápida en los centros educativos, y en el proyecto Alejandría, una nube educativa donde docentes y alumnos pueden compartir sus trabajos y experiencias y un servicio de material. Supondrá inversiones en nuevos equipamientos.

-¿Ordenadores?

-Hoy en día los niños todo lo hacen en el móvil. Preguntaba a los técnicos que nos presentaban el esqueleto del proyecto ¿y los dipositivos? Y me decían, consejera, si es que los niños lo hacen todo en el móvil o la tablet. Cuando te implicas en una cuestión como esta tienes que tener la carretera, el coche y los pasajeros, es decir, la banda ultrarrápida, los contenidos multimedia y los dispositivos si hacen falta se tendrán para aprovechar al cien por cien esta experiencia.

-¿Qué quiere que caracterice su gestión?

-A mí me encanta la educación, me la creo de verdad. Me gusta escuchar, aprendo mucho escuchando, me gusta visitar los centros. Creo que la cercanía nos tiene que llevar a eliminar desconfianza y sumarnos a un proyecto común. Me gusta trabajar en equipo y que la gente cuente conmigo. Sé que es difícil porque la educación está muy politizada y porque hay gente que no va a querer escuchar, ni que tú le escuches. Pero estoy dispuesta y me gustaría hacerlo con quien sí quiere. Hay mucha gente que sí quiere.

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