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La secretaria general de Podemos en Andalucía valora el escrito del fiscal.
La Fiscalía de Sevilla ve delito en la agresión machista a Teresa Rodríguez

La Fiscalía de Sevilla ve delito en la agresión machista a Teresa Rodríguez

Eleva denuncia porque entiende que el objetivo del empresario acosador fue «pisotear la dignidad» de la líder de Podemos

Lalia González

Viernes, 3 de marzo 2017, 01:06

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La Fiscalía de Sevilla ha acordado abrir diligencias contra el empresario Manuel Muñoz Medina, directivo entonces de la Cámara de Comercio hispalense, por la agresión sexista cometida contra Teresa Rodríguez, coordinadora de Podemos Andalucía, el pasado diciembre. En un duro escrito, el ministerio público advierte que la actuación del empresario puede ser constitutiva de un delito de trato degradante, penado con entre seis meses y dos años de cárcel, ya que «pisoteó la dignidad» de la dirigente política, además de los tipificados como atentado contra la autoridad y contra la libertad sexual.

El escrito de denuncia de la fiscalía, de fecha 24 de febrero y firmado por el fiscal José Escudero, relata que el pasado 20 de diciembre, al finalizar una exposición de la agencia Efe en la Cámara de Comercio de Sevilla, y Manuel Muñoz se abalanzó sobre Rodríguez «empujándola hasta hacerla retroceder hacia un rincón» y «siendo consciente de la función representativa» que la dirigente política ocupaba, y en presencia de varias personas que habían asistido al acto, «casi todos hombres». A continuación, «tapó la boca de la mujer con su mano mientras aproximaba su boca a la de ella y besaba su propia mano, la que cubría la boca de ella, en un ademán como si, en realidad, la estuviera besando en los labios. todo ello mientras pegaba su cuerpo contra el de la diputada, haciéndola retroceder hasta la pared» hasta que Rodríguez «pudo desembarazarse y salir del lugar».

«Que se sepa que estas agresiones no quedan impunes»

  • debate público

  • La secretaria general de Podemos dijo que su objetivo fundamental no es tanto el resultado de la denuncia, sino que «haya una investigación, que se abra un debate público, y que se sepa que este tipo de agresiones no son impunes». «Solo espero que con este caso, con el debate público abierto, haya una pedagogía social acerca de que estas cosas no ocurren con impunidad, que no deben ocurrir en ningún caso, y que, efectivamente las mujeres, no deberían ser motivo de cosificación por el mero hecho de ser mujeres». También que «aunque mejorables, existen herramientas judiciales para poder evitar la impunidad que generen nuevos casos de agresiones hacia mujeres, y no tanto porque yo sea una diputada autonómica, una representante pública o una autoridad sino para que sirva de ejemplo para que ninguna mujer en Andalucía tenga que sufrir agresiones similares», que se producen «en el día a día, y no solo del ámbito doméstico, sino también laboral, institucional y cotidiano».

La Fiscalía considera que el «propósito principal» de esa acción fue «pisotear la dignidad de la persona ofendida con un acto de contenido claramente sexista» que pretendía «demostrar y alardear de una repudiable e indefendible idea que preconiza la primacía del hombre sobre la mujer, obligando a ésta, para su propia humillación y vituperio, a sentirse sometida sin remedio a ese poder y a ese imperio».

Además, el fiscal agrega que «no puede olvidarse» que en las circunstancias que concurrían «la entidad de la vejación se agranda muy considerablemente no porque la condiciónoficial de la víctima permita considerar que su dignidad, ahora herida, es de mayor importancia o valor que el que pudiera tener la de cualquier otra persona, la de cualquier otra mujer», sino que tiene mayor calado por que va contra «una mujer que cumple en nuestra sociedad una función representativa conocida por todos y de inequívoca trascendencia».

El Ministerio Público señala la denuncia elevada al juzgado de instrucción por las «propias posibilidades de difusión de la vejación y por la cualidad de la destinataria, que se elige como víctima, precisamente, para reforzar el sentido humillante de la mofa, de tal manera que para la persona que ha de sufrirlo, al ser consciente de todas esas circunstancias, la sensación de envilecimiento y de pérdida de dignidad, por fuerza, ha de ser enorme».

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