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Carmen Ortiz junto a cuatro exconsejeros de Agricultura (Paulino Plata, Elena Víboras, Isaías Pérez Saldaña y Leocadio Marín. :: sur
30 años y 45.000 millones después

30 años y 45.000 millones después

El aniversario de la PAC constata los avances y los retos de futuro del campo andaluz

LALIA GLEZ.-SANTIAGO

Lunes, 27 de febrero 2017, 00:37

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Acaban de cumplirse 30 años de la entrada en vigor de la Política Agraria Común (PAC) y el balance se obliga. Lo ha realizado Asaja en un seminario celebrado en Sevilla junto con Editorial Agrícola que pone de relieve todo lo conseguido, sin dejar de recordar cuánto ha costado y sin abandonar la mirada de futuro.

En grandes cifras, Andalucía ha recibido en estos 30 años más de 45.000 millones de euros en ayudas directas y de desarrollo rural, o 1.900 millones al año. La cifra la dio la consejera de Agricultura, Carmen Ortiz, para quien la Comunidad es «una de las mayores beneficiarias de la PAC», si bien es cierto que también la agricultura andaluza por sí sola es más potente que la de muchos países europeos al completo.

Otro dato relevante es la comparativa de renta agraria en este periodo. Los datos de la Junta indican que desde 1986, cuando se inicia la PAC, se ha incrementado un 54% en términos constantes.

Asaja afina el análisis. A pesar de importantes altibajos, la renta agraria en el conjunto del país, según los datos del ministerio, se ha incrementado de 13.765 millones de euros en 1990 hasta algo más de 25.600 millones de euros en las estimaciones de 2016.

La organización agraria matiza que es preciso tener en cuenta dos factores importantes, «la inflación y los activos en agricultura (1.300.000 en 1990 contra menos de 800.000 en 2016). Teniendo en cuenta esto, la renta agraria por Unidad de Trabajo anual (UTA) se habría revalorizado un 1% anual de media en estos últimos 25 años», indica el balance hecho público en la jornada.

La superficie media de las explotaciones ha crecido en este tiempo de casi 11 hectáreas en 1989 hasta 18 hectáreas actualmente.

Más allá de las cifras, todos los actores del tablero agrario coinciden en que pese a las vicisitudes el sector se ha sabido adaptar y hoy la agricultura andaluza es una potencia, sobre todo por su industria agroalimentaria, cuyas exportaciones acaban de superar la barrera de los 10.000 millones de euros y se han multiplicado por cuatro desde 1995. Las ayudas recibidas, según la consejera andaluza, «no sólo han supuesto una red de seguridad para los productores, sino que también nos ha permitido desarrollar un potente tejido agroindustrial».

Andalucía ha conseguido ser «una potencia no solo productora, sino comercializadora y exportadora en aceite de oliva y vino, pero también en porcino, adelantándonos a tradicionales 'monstruos' como Francia o Dinamarca. Nuestra balanza comercial agroalimentaria es envidiable, con 40.000 millones de euros exportados y un saldo positivo cercano a los 10.000 millones de euros, y sin que hayamos tocado techo», indica Asaja.

Un ejemplo es el aceite de oliva, que según los últimos datos de Extenda ha batido un nuevo récord exportador y supera los 2.500 millones por primera vez, situando a Andalucía como líder mundial en comercialización, con una subida del 21,2% de las ventas internacionales en un año.

Singular encuentro

El aniversario contó con un singular encuentro de cuatro exconsejeros de Agricultura, Leocadio Marín, Paulino Plata, Isaías Pérez Saldaña y Elena Víboras, que trazaron sus visiones sucesivas de estas tres décadas.

Comenzó Marín con un recuerdo a Miguel Manaute y a los tiempos en que arranca la PAC, los tensos años de la reforma agraria.

Los sucesivos responsables de la agricultura andaluza recorrieron los claroscuros de este balance en el que, como recordaba la organización agraria organizadora, no todo fue sencillo. España entró en la UE en un momento «difícil» en términos agrarios, ya que la época de las vacas gordas había pasado y se luchaba contra los excedentes, «los famosos ríos de leche o las montañas de mantequilla», con grandes tensiones presupuestarias, comerciales y diplomáticas con otras potencias productoras y con gran recelo por parte de otros países, temerosos ante la llegada de «la gran despensa mediterránea». Europa impuso plazos muy largos para nuestras exportaciones y muy cortos para las importaciones. Además, coincidió con época de recortes, esencialmente en los sectores ganaderos, con reestructuraciones muy serias. «Tampoco nos favorecieron las crisis y escándalos alimentarios, como las 'dioxinas' o las 'Vacas locas', que provocaron, sin comerlo ni beberlo, muchos abandonos en el campo».

Pero los consejeros defendieron las sucesivas reformas, las OCM del aceite, del vino, o del algodón, la conquista de los fondos de empleo rural y cómo éstos han conseguido fijar la población al territorio y hacer del andaluz un campo «vivo»; la transformación de las almazaras, la fusión de las cooperativas y la queja final por el reparto, injusto para la Junta, de los fondos de la última PAC por parte del Ejecutivo central, del que el Gobierno autonómico calcula haber perdido 902,5 millones.

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