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Las cámaras enfocan a Díaz y dan la espalda a Sánchez, en el comité del lunes.
Cuestión de supervivencia

Cuestión de supervivencia

El PSOE-A urge el congreso federal para resolver la que considera su crisis más grave desde la transición y espera que Ferraz mueva ficha después de Reyes

Lalia González

Jueves, 31 de diciembre 2015, 00:45

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Compás de espera tras la tormenta y manejo de calendarios en el PSOE andaluz, que aguardará aún la semana que viene para recibir la convocatoria del nuevo comité federal, el que debe convocar el congreso ordinario del partido. La tregua de Nochevieja durará hasta Reyes, con la esperanza de que se sigan las normas fijadas por los estatutos del partido y no haya que recurrir a la recogida de firmas para exigirlo, de modo que a la vuelta de las fiestas pueda seguirse el itinerario trazado, es decir el congreso en sus fechas previstas. Más o menos, porque aunque en puridad sería febrero el mes en que se cumplen cuatro años del anterior, no se haría cuestión de aplazarlo a marzo o incluso primeros de abril.

¿De qué disputan entonces los socialistas? Los aspectos orgánicos son siempre alambicados para los no militantes, cuando no enfadan a la población, y en especial a sus votantes, que no entienden que en unos momentos tan críticos como estos sus líderes se enreden en vendettas.

Las intoxicaciones no cesan y se hace realidad el repetido dicho de Andreotti acerca de «rivales, enemigos y compañeros de partido». Se atribuye, así, a César Luena, el número 2 de Ferraz, la difusión de la idea de que el secretario de organización andaluz, Juan Cornejo, estaría recogiendo firmas. Fuentes del PSOE andaluz lo niegan, Cornejo rechaza realizar declaraciones, pero fuentes socialistas atribuyen a la actuación de Luena buena parte del malestar creado y admiten que, como todas las federaciones críticas, recibieron su amenazante llamada, advirtiéndoles de consecuencias si no se atenían a las directrices de Ferraz.

Susana Díaz maneja sus tiempos

  • Díaz maneja entre tanto sus calendarios y espera. Cuando el congreso se convoque ya no tendrá más remedio que pronunciarse, pero entre tanto aguarda. Está claro que para ella va a ser una decisión arriesgada. «Pero ella nunca ha levantado la mano», dicen en su entorno, han sido los demás, desde toda España quienes le incitan a dar un paso en el que «ella es la que más tiene que perder» dejar una comunidad en la que tiene un gobierno estable para hacerse cargo de un partido a la deriva, con pésimos resultados en buena parte de los territorios. Tal y como van transcurriendo los acontecimientos, todo hace pensar que esta vez lo hará. Para los militantes que le apoyan se trata de la oportunidad de que el PSOE ponga fin a su curva descendente «La derecha de este país, y la derecha mediática, la temen porque saben que con Susana Díaz cambiará el tablero de juego». En su favor alegan que con Díaz no habrá dudas de que no va a pactar con Podemos, no va a poner en peligro la unidad de España y va a hacer efectivo el blindaje de los servicios públicos.

Mientras los secretarios provinciales van saliendo a la palestra en apoyo de la línea defendida por su secretaria general, Susana Díaz, y ayer lo hicieron los de Jaén, Huelva, Almería y Cádiz, otros líderes como Patxi López se posicionan contra la dirigente andaluza. La impresión es que el combate está ya planteado, el ring dispuesto, los púgiles en sus rincones, Pedro Sánchez con los suyos, Susana enfrente; que toca ahora la fase de pesaje, es decir de calcular y recabar apoyos, y que lo que se juega no es solo una cuestión de egos sino el futuro del histórico partido que presume de «vertebrar» España, de haber protagonizado su gran modernización, y que se encuentra en sus momentos electorales más bajos.

La lectura de los resultados electorales del 20D abre la primera distancia entre los dos dirigentes, o las dos corrientes, socialistas. Mientras Sánchez presumió de haber «hecho historia» por quedar como segunda fuerza política, porque incluso en algunos momentos de la campaña llegó a temerse que fuera cuarta, Susana Díaz y los dirigentes alineados con ella hablan de «la mayor derrota de la historia», porque el partido quedó a 300.000 votos de ser apeado como líder de la oposición y ello gracias a algunos territorios, en especial Andalucía, porque en otros, como en el País Vasco, quedó relegado por detrás de Podemos, PNV, Bildu y sólo por delante del PP, o el estrepitoso fiasco de Madrid, donde Pedro Sánchez había confeccionado una lista a su medida y también quedo cuarto.

El análisis que parte de la sede regional de San Vicente incide en que las siglas del puño y la rosa viven su momento más crítico desde la transición. Se trata casi de un cuestión de vida o muerte, de anteponer su pervivencia a cualquier otro asunto, sea gobernar ahora o dentro de unos años; convencidos además de que son necesarios, y más que nunca, como referente de la socialdemocracia, de la izquierda «reformista» y «no rupturista», diferenciado de la derecha, pero con un concepto claro de unidad de España.

«Siempre hemos resuelto nuestros problemas en un congreso, pues ahora más que nunca, y además toca», argumentan desde el PSOE-A. No convence el argumento dado por la dirección federal acerca de aplazarlo por anteponer el «bien de España» en estos momentos de incertidumbre tras los resultados del 20D. Las negociaciones para formar Gobierno corresponden al PP, no al PSOE, por lo que no se acepta esa incompatibilidad con llevar a cabo el congreso.

Es más, cruzando calendarios se ve que puede ser incluso útil . En un escenario de nuevas elecciones, coincidiría con el lanzamiento de la campaña: Si la primera votación es a finales de enero, en dos meses se convocarían las nuevas generales si no hay investidura, es decir finales de marzo. La cita con las urnas sería dos meses después, 54 días exactamente, finales de mayo o principios de junio.

De este modo, el PSOE acudiría con su debate hecho y su candidato refendado. Puede ser Pedro Sánchez, si obtiene los votos suficientes. Pero la impresión es que en unos nuevos comicios no mejoraría precisamente el apurado segundo puesto de este 20D. Entonces el escenario sería aún peor para el histórico partido.

Y ahí, indefectiblemente, todos miran hacia Susana Díaz que, visiblemente descontenta por la situación, va a tener muy difícil esta vez dejar pasar el AVE a Madrid. Quizá, en todo caso, le cueste más de lo que ella esperaba y la batalla sea más cruenta que la que no quiso dar hace año y medio, cuando finalmente optó por no suceder a Rubalcaba y apoyar a un Pedro Sánchez que ahora se ha convertido en su principal problema.

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