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El presidente del Parlamento, Juan Pablo Durán, detrás de su silla en la Cámara. :: J. A. García Cordero
«Un presidente del Parlamento lo que debe ser es justo; no creo en lo neutral»

«Un presidente del Parlamento lo que debe ser es justo; no creo en lo neutral»

Juan Pablo Durán Presidente del Parlamento andaluz

MARÍA DOLORES TORTOSA

Domingo, 29 de noviembre 2015, 01:19

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En la biografía de Juan Pablo Durán González (Córdoba, 1964) predomina su dedicación casi exclusiva al PSOE, al que se afilió en 1996 y donde ha ejercido de secretario de Organización y secretario general en Córdoba. Ha sido concejal, senador, diputado y ahora, sin mucha experiencia parlamentaria, le toca dirigir la Cámara más fraccionada y a la vez sin mayoría absoluta de la democracia en Andalucía. Un adelanto de lo que se avecina en las Cortes españolas tras el 20 de diciembre. En esta entrevista habla con entusiasmo de todo ello y sin rehuir cuestiones espinosas.

¿Qué opinión tiene del nuevo Parlamento?

Al final tenían razón quienes me decían que en esta décima legislatura la actividad parlamentaria se iba a convertir en el centro de la política andaluza, y se está convirtiendo en el centro. Hay datos objetivos, en apenas cuatro meses íbamos ya por más de tres mil iniciativas y los servicios de la casa están muy desbordados.

¿Y es tan difícil el consenso entre cinco grupos como se ve desde fuera?

Sí, pero creo que está siendo difícil por el año. Jamás hemos pasado un año como el de 2015 tan cargado de elecciones. Pero hay algo en lo que debemos profundizar, consensuar no es sumar propuestas, eso es asentir, consensuar es renunciar a algo propio. Si salimos del marco electoral y partidista, se podrá explorar el camino.

¿Para ser presidente del Parlamento hace falta tener experiencia parlamentaria sobrada?

Siempre es deseable tenerla porque eso te ahorra multitud de horas de estudio para ponerse al día de los procedimientos, pero no es una condición necesaria.

¿Cree que la figura del presidente del Parlamento debe ser meramente institucional o de alguna manera debe quedar reflejada la ideología del partido que lo ha puesto?

La del presidente del Parlamento es una figura de una institución política. Debe desempeñar un papel político, pero eso no es en ningún caso opuesto a mantener una equidistancia a la hora de afrontar el día a día de la gestión de los temas parlamentarios. ¿Eso significa no tener posición? No, uno tiene que tener su posición, la que ideológicamente crea más conveniente, pero debe ser, en la medida de las posibilidades, justo, no neutral. Entre ser neutral y ser justo, hay que ser justo. La neutralidad no necesariamente es justa.

Pero lo que es justo para usted puede no serlo para otra persona.

Evidentemente, la virtud que debe tener el cargo de la Presidencia es aplicar el sentido común para ser justo. Existen mecanismos que permiten que aquel o aquella que no crea que la medida está satisfaciendo sus intereses, pueda resarcirlos. Lo que no se le puede nunca pedir a la figura de la Presidencia es que sea neutral, porque yo no creo en la neutralidad. La neutralidad es un aspecto vacío. Creo más en lo justo que en lo neutral. Ser neutral es no tomar partido. Ser justo es aplicar con el sentido común que haya igualdad a la hora del trato.

¿Le parece injusto que el PP haya pedido su reprobación?

No la quise valorar. Valorándola no voy a conseguir nada distinto de lo que siempre he querido, buscar espacios de diálogo y consenso. Si valoro, igual no estoy facilitando ese espacio de diálogo sosegado que prometí en mi discurso. No participé en el debate de la Mesa y me ausenté de la misma para que pudieran debatirlo con tranquilidad.

La imagen ofrecida del comienzo de este Parlamento no ha sido precisamente la del consenso.

Por eso tengo que ser mucho más exigente. Para llegar al consenso hay que renunciar a cosas. Yo ya he empezado a renunciar a cosas y quitarme juicios de valor sobre iniciativas y decisiones de los grupos para facilitar el diálogo.

En esos comienzos sin consenso recuerdo varios momentos de crispación. Empecemos por la constitución de la Mesa del Parlamento. ¿No cree usted que se debió haber negociado mejor su formación para que reflejara la proporcionalidad del pleno?

La realidad es que esa proporcionalidad (tres miembros del grupo socialista y uno de cada uno de los restantes grupos PP, Podemos, C's e IU) es igual de equiparable a la de otro grupo en la Mesa. Si en lugar de fijarnos en el PSOE nos fijáramos en el PP en la Mesa o en el Parlamento, su representatividad es la misma.

Explíquese.

En la Mesa hay siete miembros y el reglamento dice que todos los grupos deben estar representados, por lo que solo quedan dos a repartir. Si se decidiese que el PSOE solo ocupara uno y el otro el PP, tampoco se reflejaría la proporcionalidad. El PP estaría sobrerrepresentado con respecto al grupo mayoritario.

¿Cuál hubiera sido su propuesta?

El PP es verdad que está mal representado. No es lo normal que el PP con 33 diputados tenga el mismo representante que Izquierda Unida, que tiene cinco, o que tiene Podemos (15) o Ciudadanos (9). Incluso tiene el mismo 'uno' que la suma de todos los demás partidos. Es decir, que 29 diputados tienen tres miembros y 33 tienen uno. Como esa proporción no es posible solucionarla de forma matemática sin modificar el reglamento, se podría haberse acogido a la disposición transitoria que se aplicó en la legislatura octava para que el PP tuviese un vocal, aunque sin voto.

Pero estamos hablando de aprobar iniciativas. La Mesa es la que gobierna el Parlamento.

En votos da igual la representatividad que tú escojas, siempre hay una disparidad. No hay una fórmula para ello con este reglamento.

¿Cree que se reformará el reglamento esta legislatura?

Yo lo veo deseable.

Otro punto de conflicto fue la investidura de la presidenta. ¿Podría modificarse el reglamento para evitar un bloqueo de 80 días como hubo?

No, no, para eso habría que cambiar el Estatuto de Autonomía.

¿Y usted sería partidario?

No, porque creo sinceramente que la fórmula que hay está dentro de la lógica parlamentaria y en el marco de la Constitución.

Ahora en Cataluña también hay bloqueo para elegir al president.

Tengo mis dudas de que al final la CUP no ceda. Todo parece indicar que no van a llegar a repetir las elecciones. La diferencia con Andalucía es que en el bloqueo de los partidos no secesionistas no hay mayoría para una alternativa. Aquí no era igual, la mayoría minoritaria presentó su candidato y la mayoría absoluta de los otros partidos no permitía la investidura pero tampoco presentó alternativa. Eso no era razonable.

¿Ha tenido algún contacto con la presidenta del Parlamento catalán?

No, con la de Cataluña no, he tenido contactos con la presidenta vasca, madrileña, murciana... La relación es fluida entre los parlamentos. Por ejemplo, hemos consultado con otros letrados de otros parlamentos el cómo establecer una metodología para las iniciativas legislativas de los grupos.

Se refiere usted al otro momento de crispación en la Cámara, cuando PSOE y C's bloquearon leyes de PP y Podemos.

El PSOE no bloqueó ninguna iniciativa, se quedaron bloqueadas solas porque no hay en el reglamento dirimido qué hacer en caso de empate y el presidente aquí, al contrario que el de Extremadura, no tiene voto de calidad.

¿Defendería usted en caso de reforma del reglamento que el presidente del Parlamento tuviera voto de calidad?

Depende para qué. Yo no lo utilizaría siempre, solo en determinadas situaciones, para que no se quedara paralizada la iniciativa.

Desde la atalaya que da la Mesa del Parlamento, ¿se distingue los partidos viejos de los nuevos?

No, por desgracia no, en el sentido de que yo no veo dónde está la novedad.

¿No la ve en Podemos, en Ciudadanos, o en ninguno?

No veo donde está la novedad. Al final se comportan igual que los demás grupos parlamentarios que han pasado por esta Cámara, al menos lo que yo he podido ver. Lo que sí veo es algún desconocimiento que se torna impertinencia.

¿Usted es partidario de que se graben las reuniones de la Mesa del Parlamento?

No, no estoy de acuerdo, porque la Mesa del Parlamento tiene que tener el suficiente sosiego para abordar temas variopintos. Nada más que el hecho de tratar temas administrativos y de personal, nada más que eso, imposibilitaría el que fuera grabado.

¿Gana mucho dinero un diputado en estos tiempos?

Lo que deberíamos preguntarnos es si cumplen con la confianza que los ciudadanos han depositado en ellos. El salario base es de 3.020 euros mensuales, luego dependiendo si es portavoz (1.234) o presidente de alguna comisión (491), miembro de la Mesa y viceportavoz (928) o secretario de grupo (648), tienen otras retribuciones(1.537 la del presidente). La retribución es paralela a la de los altos cargos del Gobierno. Algunos (funcionarios o profesores) cobran también los sexenios y trienios que les corresponderían de continuar en sus puestos de trabajo.

¿Los diputados de Podemos también?

Todos los que han solicitado los sexenios y trienios lo cobran.

¿Usted cobra más o menos que la presidenta de la Junta?

En salario no, el salario del presidente del Parlamento es un euro menos, lo que ocurre es que en el Parlamento yo sí cobro las dietas de desplazamiento (500 euros mensuales), que la presidenta no tiene.

Es decir, que al final de año sus ingresos son mayores que los de la presidenta de la Junta. ¿A usted le parece bien lo que gana la presidenta (63.808 euros)?

No, me parece poco. Si no recuerdo mal, es de la banda más baja de sueldos de los presidentes autonómicos. Ya sabemos quiénes están en lo más alto.

¿Cree que los ciudadanos reconocen el trabajo de los diputados?

Creo que cada vez más confían en las instituciones y en que la política es la que puede sacarnos de la crisis. Yo tengo la esperanza de que se recupere el buen nombre de la política. Es verdad que no han sido muchos los afectados por corrupción, pero han hecho un daño tremendo.

¿Usted es partidario del aforamiento de los diputados?

En el ejercicio de sus funciones, sí. Si usted va en un coche a doscientos por hora y hay un accidente porque es un temerario, creo que no debería tener aforamiento, y ahora lo tiene, porque es de carácter universal. El aforamiento se debería restringir solamente a nuestras actividades como diputados o cargos políticos de representación.

¿Le molesta cuando le recuerdan la frase que pronunció en Peñarroya en 2013? («La derecha ni hace prisioneros, ni deja heridos. Sólo sabe matar en las cunetas, que es donde siempre nos han dejado a los socialistas»).

Yo renuncié a explicar nada. Me disculpé antes de que saliera publicada la noticia. Lo volví a hacer después. Creí que era más grueso lo dicho que lo que pudiera ser justificable y por tanto renuncié a cualquier tipo de explicación. Dice el refrán, un día matas un gato y te llaman matagatos. El otro día alguien me dijo, ahora que te conozco no entiendo lo de aquella frase. Y yo le pregunté si creía que la dije de verdad, y él me contestó, ahora que te conozco, sé que no.

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