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Susana Díaz durante la presentación del informe anual del Cluster Hélice el pasado viernes.
Una 'horita corta' para Susana Díaz

Una 'horita corta' para Susana Díaz

La presidenta de la Junta reduce su agenda, a punto de dar a luz, y se prepara para coger la baja maternal al menos durante la cuarentena

Lalia González

Domingo, 12 de julio 2015, 01:05

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La presidenta de la Junta, Susana Díaz, reduce el radio de acción de su agenda, a medida que se acerca el momento de dar a luz su primer hijo. La fecha prevista del parto se sitúa entre el 23 de julio y el 5 de agosto, como ella misma desveló el jueves, a preguntas del Rey en La Zarzuela, pero como es norma, nadie puede descartar que se adelante.

Precisamente el viaje a Madrid marcó la línea roja de los futuros trayectos de la presidenta: cinco horas de AVE le demostraron que ya no es posible continuar arriesgándose a comprometer el final de un embarazo que hasta el momento ha llevado sin complicaciones.

Susana Díaz tiene prevista para mañana lunes la reunión de los barones territoriales del PSOE, el consejo federal que ella preside y que ha citado en Sevilla, tanto para evidenciar el respaldo del socialismo andaluz a Pedro Sánchez como para no alejarse de la capital para el caso de que comiencen las contracciones antes de tiempo. El martes habrá Consejo de Gobierno, el miércoles también tiene un acto en agenda, pero no saldrá del área metropolitana de Sevilla, como ya hizo el viernes, cuando fue a La Rinconada para presentar el informe anual del Cluster Hélice.

La intención de la presidenta es agotar en lo posible el tiempo de trabajo, aunque reducirá el ritmo, porque ya su ginecóloga la ha mandado parar, tras nueve meses en los que ha realizado dos campañas electorales, duras negociaciones de investidura y una intensa actividad institucional. Las molestias del último tramo del embarazo se hacen notar, a las que hay que sumar el tremendo calor en la ciudad y la dificultad de descansar por las noches.

Aunque es una primípara añosa, en el argot ginecológico, por tener su primer hijo a los 40 años, el embarazo ha discurrido sin problemas, sin gran aumento de peso, aunque en las últimas semanas ha sido evidente cómo avanzaba, y ha seguido los controles habituales.

A partir de ahora, Díaz llevará a cabo solo actos que le permitan llegar al centro médico en el momento que se desencadene el parto. La presidenta dará a luz en un hospital público, bien Virgen del Rocío o Valme, en Dos Hermanas, este último donde hace pocos días se la vio acudir a pruebas, lo que desencadenó el rumor, que corrió como la pólvora por las redes sociales, de que ya estaba de parto. Los periodistas aguzamos los contactos. Fue una falsa alarma.

Cartas de mujeres

La presidenta se esfuerza en decir que su caso es como el de cualquier mujer, que no hace nada que otras no hayan hecho, por lo que intenta reservar en el ámbito privado cuanto puede de las contingencias del embarazo, pero no deja de ser consciente de que resulta muy simbólico. Por ello, cogerá la baja médica al menos durante toda la cuarentena. Ha recibido numerosas cartas de mujeres que le piden que lo haga, porque supone un aval para los derechos laborales femeninos en unos momentos de clara regresión de la igualdad y de extrema debilidad del mercado de trabajo, sobre todo en lo que afecta a las trabajadoras. De no hacerlo, como la vicepresidenta Sáenz de Santamaría, que dio a luz pocos días antes de las elecciones generales y que se incorporó al cargo en seguida, considera que creará un mal precedente para las demás mujeres.

Además, se trata de un hecho singular: Díaz es la primera presidenta de un Ejecutivo autonómico en dar a luz en el cargo. Otras mujeres políticas que lo hicieron con anterioridad fueron Sáenz de Santamaría, entonces sólo dirigente del PP, y Carme Chacón, como ministra de Defensa.

La mujer, que no la política, quiere disfrutar todo lo posible de su maternidad, porque siempre ha dicho que ha sido un hijo muy deseado. Incluso no ha descartado, en declaraciones en una entrevista televisiva, ir a por un segundo niño.

Ahora aguarda, entre agenda oficial y extraoficial, porque su actividad no pública es más intensa que la primera, que llegue la hora de entrar en la sala de partos, la horita corta que deseaban las abuelas a las parturientas. Aunque no ha asistido a los cursos de preparación, por serle imposible de compatibilizar con la agenda de trabajo, se acerca al momento de romper aguas sin nerviosismo. Susana Díaz tiene ahora que cuidarse, terminar de preparar la canastilla y acordar con su marido, José María Moriche, qué nombre pondrán al bebé. Como muy tarde estará en el mundo el 5 de agosto.

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