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Susana Díaz, aplaudida por el grupo parlamentario socialista tras su intervención en el pleno del Parlamento andaluz.
Lo más probable es que quién sabe

Lo más probable es que quién sabe

Después de 135 medidas y 24 leyes prometidas, sigue quedando en al aire quién dará el pasode abstenerse, o de votar sí, para que la candidata socialista logre más votos a favor que en contra para su investidura

Lalia González

Martes, 5 de mayo 2015, 00:35

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La primera jornada del debate de investidura de Susana Díaz concluyó dejando tan abiertas como al empezar las cábalas acerca de qué apoyos conseguirá la presidenta en funciones. Así que 135 medidas y 24 leyes prometidas después, queda en el aire quién dará el paso de abstenerse, o de votar sí, para que la candidata socialista logre más votos a favor que en contra.

Susana Díaz hizo un discurso ecuménico, abierto a todas las religiones de la Cámara, con medidas del agrado de unos y de otros, en busca de conversos, siquiera circunstanciales, que le permitan superar el incómodo escollo de haber quedado a 8 escaños de la mayoría absoluta.

Al PP-A le compró la mayor, la rebaja de impuestos sobre todo en el tramo autonómico del IRPF y en Sucesiones y Donaciones. Pero Juanma Moreno no está por la labor de dar el paso de abstenerse, a pesar de que no cierre del todo la puerta. Su argumento es que las bases y los cuadros de su partido no quieren, y menos después del incidente en la Mesa de la Cámara y de que el PSOE federal le incluyera en el cordón sanitario del no-pacto, junto con Bildu. Aunque él sería el más proclive a la flexibilidad, y ha hecho pedagogía entre los suyos acerca de la conveniencia de dejar gobernar al PSOE-A, de momento el voto negativo es inamovible.

A Podemos Susana Díaz le llegó a ofrecer el doble del recorte de cargos de confianza que este partido reclama, el 10%, y medidas en materia de lucha contra la pobreza y los desahucios, aunque sin llegar a enunciar el requerimiento de no contratar con los bancos que lleven a cabo lanzamientos, como pide el partido morado. El no de Teresa Rodríguez era ayer cerrado. La esperanza en el PSOE andaluz es que se imponga la tesis flexible de Pablo Iglesias, pero la división interna en Podemos, agudizada por la salida de Monedero y el alineamiento de Teresa Rodríguez en este sector duro, pone en solfa las esperanzas que se habían concebido de que se sume a la abstención de Ciudadanos. Suena el resquicio de que si no en segunda, en tercera votación, cuando ya se haya cumplido el trámite de la consulta a los círculos, quede el camino libre.

Ciudadanos, por su parte, debe avanzar en la negociación para abstenerse, pero no es suficiente para que Susana Díaz logre ser investida. Sin embargo, lo prolijo de los temas a debatir dan que pensar acerca de si se trata de un pacto de investidura o de legislatura o si se está mareando la perdiz, en una escenificación urdida para justificar la postura final.

La posibilidad de que IU vote a favor, una vez que se da por hecho la abstención de Ciudadanos, lo que dejaría el resultado en 52 síes, 9 abstenciones y 48 noes, circulaba en medio de la sonrisa sarcástica de los antiguos socios de gobierno, que siguen respirando por la herida. Aunque quién sabe.

Como quién sabe si al final se llegará a un movimiento de abstención general, de todos los partidos, para dar vía libre al PSOE-A sin que nadie arrostre el crédito o el descrédito de haberlo hecho posible.

Porque la política se ha convertido en un juego muy complicado, en el que cada cual rivaliza no con su opuesto, sino con todos. Podemos con IU y PSOE, pero también con Ciudadanos. IU, con Podemos en especial, cuyas horas bajas vuelven a dar ciertas posibilidades a las siglas hasta ahora machacadas por los de Pablo Iglesias. El PP no sólo con el PSOE, también en especial con Ciudadanos, que amenaza su espacio. Estos, que se han convertido en los superstar de la política moderna, han de definirse sobre todo ante unas expectativas que le llegan a situar en la cúspide nacional, a costa de un PP que parece desmoronarse, aunque más les valdría no perder de vista el ocaso de la estrella emergente de Podemos, tan récord como su ascensión. El PSOE, a su vez, agita el fantasma de la pinza PP-Podemos, a ver si así convence a estos últimos de no compartir abstención con los morados y reserva un ojo para hacerle guiños a IU, sin cortarse, y presiona al PP con su riesgo de irrelevancia.

Da la impresión de que el prolijo discurso de la presidenta era lo de menos. Todos miran en clave nacional, y en rentabilidad en las inminentes municipales y el PSOE andaluz quiere hacer valer frente a ello el interés de los andaluces, con una razón evidente: solo hay una candidata, ya que los demás no han presentado alternativa, y nadie quiere ir a nuevas elecciones, de modo que habrán de actuar en consecuencia. Y si esto es así, para qué esperar a una segunda, tercera, cuarta votación, o a que pasen las elecciones municipales incluso.

Los más posibilistas mantienen la serenidad y la confianza y aseguran que las negativas anunciadas son tácticas y darán paso a una abstención según lo previsto, Ciudadanos y Podemos. Que queda mucho por hablar aún hasta la segunda votación. La presidenta en su discurso se ha abierto claramente a incorporar las aportaciones que los grupos realicen. De modo que ¿cómo van a justificar éstos su negativa?

Ahí queda la pregunta.

Lo más probable, en fin, es que quién sabe.

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