Borrar
El arzobispo de Granada, quinto por la izquierda, postrado ante el altar mayor de la Catedral de Granada.
El arzobispo de Granada se postra ante el altar para pedir perdón por los abusos

El arzobispo de Granada se postra ante el altar para pedir perdón por los abusos

El gesto coincide con las críticas del Papa Francisco a los pastores «mercenarios» que se dejan arrastrar por «intereses terrenales»

MANUEL PEDREIRA

Lunes, 24 de noviembre 2014, 00:58

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

En un gesto infrecuente, reservado para la liturgia del Viernes Santo, el arzobispo de Granada, Monseñor Francisco Javier Martínez, se postró delante del altar mayor de la Catedral de Granada y oró tumbado boca abajo para pedir perdón, «por los pecados de la Iglesia», al inicio de la eucaristía de ayer.

La misa que todos los domingos celebra el arzobispo en el templo catedralicio había despertado gran expectación. La diócesis granadina se ha colocado en el centro de todas las miradas tras conocerse que un juzgado de instrucción de la capital investiga unos supuestos abusos sexuales a menores cometidos presuntamente por sacerdotes de esta diócesis. El Papa Francisco, que ha hablado personalmente en dos ocasiones con la, por el momento, única víctima que ha denunciado, ha impulsado una investigación a fondo de estos hechos.

La Catedral no se llenó pero le faltó poco. La asistencia de fieles fue mucho mayor que la de cualquier otro domingo. Grupos católicos afines a Francisco Javier Martínez hicieron circular una convocatoria -vía redes sociales- para arropar ayer al arzobispo en su primera comparecencia ante sus fieles desde que se destapara el escándalo.

El arzobispo recordó que la eucaristía comienza siempre con una petición de perdón. «El pecado nos acompaña. Con lo que tiene de herida, de mal para el hombre. También sabemos que hay un perdón, una misericordia infinita, a la que nos encomendamos cada vez que empezamos la eucaristía, pero hoy lo vamos a hacer de una manera especial», explicó Monseñor Martínez, que no ocultó el motivo de esa petición de perdón especial.

«Dada la herida que hemos vivido en esta semana -resaltó- voy a hacer como se hace al comienzo de la liturgia del Viernes Santo, postrarme ante el Señor pidiéndole perdón por todos los pecados de la Iglesia, por todos los escándalos que hayan podido producirse entre nosotros, o en cualquier lugar del mundo. Un rasgo de la percepción cristiana del pecado es que no se hace daño en ningún lugar sin que ese daño sea nuestro. Somos un único cuerpo. Los males de la Iglesia son los males de cada uno».

Mensaje de la homilía

Posteriormente, durante la homilía se refirió a un pasaje del evangelio leído momentos antes, relativo a que todos los buenos o malos actos que se le hacen al prójimo se la hacen también a Dios. «Lo que hacemos a nuestros hermanos, se lo hacemos a Cristo», indicó.

El arzobispo, que no faltó a su cita dominical pese a que algunas informaciones apuntaban a que ayer debía estar en Roma dando explicaciones al Papa, subrayó que lo que produce escándalo «no es el sacerdocio, es que podamos ser malos pastores».

En este sentido, el Papa Francisco pidió ayer a los sacerdotes que sean pastores caracterizados por su «amor» hacia los cristianos, para evitar convertirse en «mercenarios». «El pueblo de Dios tiene un olfato infalible para reconocer a los buenos pastores y distinguirlos de los mercenarios», dijo.

El arzobispo defendió su actuación y a las víctimas, pero también la presunción de inocencia de los presuntos culpables. Monseñor Martínez, que a su entrada al templo contestó con un «lo que tenga que decir, lo diré en la misa», al ser interpelado por los medios informativos, afirmó que «el mal es mal y hay que erradicarlo y cuando éste afecta a inocentes hay que erradicarlo decididamente, absolutamente, pero no hay que juzgar nunca, porque nunca sabemos qué historia hay detrás de quien obra el mal, sólo Dios conoce el fondo de nuestro corazón».

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios