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Una voluntaria de la Fundación Harena abraza a una ciudadana etíope.

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Una voluntaria de la Fundación Harena abraza a una ciudadana etíope. Rocío Gaspar

Etiopía recibe la ayuda de Málaga

La Fundación Harena visita con once voluntarios malagueños uno de los países más pobres y olvidados del mundo para paliar el hambre en varios poblados

rocío gaspar

Málaga

Martes, 27 de febrero 2018, 12:57

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Cuesta trabajo poner en el mapa el pueblo de Muketuri. Hay que situarse al noreste de Addis Abeba, capital de Etiopía, uno de los países más pobres y olvidados del mundo. Después de casi diez horas de viaje, una expedición malagueña de once voluntarios de la Fundación Harena llegaban a Etiopía con 22 maletas cargadas de ayuda para un proyecto en el que trabajan desde hace diez años. (Ver blog 'Crónica de Etiopía')

El destino era el Centro Materno-infantil de San José de Muketuri, creado en el año 2007 por la Comunidad de San Pablo Apóstol con la que colabora la Fundación Harena desde sus inicios, tanto en la construcción del mismo como en la alimentación de los alumnos del centro. Cada año, la Fundación Harena realiza múltiples esfuerzos para recaudar fondos y poder aplicarlos a todos sus proyectos, principalmente su programa de acompañamiento a mayores en Málaga y sus dos proyectos internacionales, el colegio de Perú y éste en Etiopía. Lo más interesante de todo es el seguimiento tan personalizado que los componentes y voluntarios de la Fundación Harena hacen de cada uno de sus proyectos. Concretamente, a Etiopía van cada año y supervisan la evolución y el destino de cada una de las ayudas que envían.

El Centro Materno-infantil de San José de Muketuri

Es una de las escuelas más preparadas de la zona de Oromía, al norte de Etiopía. Cuenta con más de 350 alumnos de entre 3 y 6 años y realiza un trabajo fundamental en la educación y alimentación de los más pequeños. Cuentan con un aula nutricional y un aula de educación especial para niños de la zona con algún tipo de discapacidad, uno de los aspectos de los que se sienten más orgullosas, ya que, normalmente, los etíopes repudian a los niños enfermos, incluso a los mellizos, puesto que piensan que están malditos. Tanto es así que a la hora de buscar cuidadoras para esos niños, les resultó muy difícil debido a que nadie quería sufrir esa maldición. Con grandes esfuerzos encontraron a alguna mujer que se atrevió y después llegaron más.

En los últimos años Fundación Harena ha instalado un huerto con el que se autoabastece para ofrecer una alimentación variada y equilibrada. En el mismo centro ha adquirido vacas y gallinas que proporcionan huevos y leche a diario. Esta ayuda en concreto llega gracias a la colaboración de entidades privadas y otras públicas como el Ayuntamiento de Málaga o el de Archidona. Un verdadero oasis en medio de tanta pobreza y miseria. Los niños del centro van uniformados, muestran modales y sobre todo mucho cariño y agradecimiento.

El centro también se encarga de ofrecer formación a las madres de los alumnos, ellas mismas son las que se encargan de la enseñanza, además de cultivar y preparar los alimentos. Otro de los aspectos fundamentales de este centro en Muketuri es su programa de desnutridos que les llevó a convocar una vez al mes a familias de los poblados de alrededor, con problemas graves de desnutrición infantil, para proporcionarles leche en polvo para los primeros meses de vida de los niños, alimentos, nutrientes… Una vez al mes entregan estos lotes de productos gracias a los cuales se está reduciendo la mortalidad infantil de la zona. Al darse cuenta de esta necesidad, decidieron visitar los lugares donde vivían e iniciar un proceso de ayuda real a todos estos poblados donde no tienen agua, ni electricidad, ni accesos por carretera. Poco a poco se está identificando cuáles son los poblados con más necesidades e iniciando todo el protocolo de ayuda.

Pozos en los poblados de Muketuri

Para los poblados de los alrededores, la principal preocupación es conseguir agua. Agua hay, pero está a mucha profundidad y es necesario abrir pozos para que la vida de estas personas cambie. Si el pozo no está cerca del poblado, son las niñas las que tienen que desplazarse cada día para transportar bidones de unos 20 litros y andar más de 20 kilómetros de distancia, ida y vuelta. Por consiguiente, le dedica todo el día y no pueden ir a la escuela. Ellas están acostumbradas y no rechistan, no se quejan, solo hacen lo que tienen que hacer.

En el momento que se abre un pozo en su poblado, sus vidas cambian completamente: Ya no tienen que trasladarse y pueden estudiar y mejorar su higiene y alimentación. Es entonces cuando se dan cuenta que sus vidas pueden ser mejor.

Por todo ello, desde la Comunidad de San Pablo Apostol se identifica cuáles son esos poblados con mayor necesidad, para buscar ayuda de otras entidades y financiación e ir abriendo pozos. Para ello cuentan con la ONG Amigos de Silva que está haciendo un gran trabajo en la zona abriendo pozos desde hace años. Al frente, el español Paco Moreno, con una vida entregada a la causa.

Una niña etíope bebiendo agua.
Una niña etíope bebiendo agua. Rocío Gaspar

La Fundación Harena entra una vez que se ha abierto el pozo para dotarlo de herramientas que le saquen el mayor provecho a ese agua. Para ello, realizan la instalación de bombas con placas de energía solar y con depósitos para agua de consumo humano y de riego.

Delimita las parcelas para la creación de un huerto con sistema de riego por goteo con energía solar. Si es importante llevar el material y hacer una buena instalación, aún lo es más, formar a los habitantes de cada poblado para que sepan mantenerlo y seguir sacándole el máximo provecho una vez que la Fundación Harena se ha marchado. Allí se queda el montaje, las semillas y un comedor con alguna de las familias del poblado, pendientes de que cada día haya un nuevo plato de comida para todos con productos sacados de la huerta.

Uno de los voluntarios de la Fundación Harena, José Luis Torrecilla, es perito agrícola de 76 años de edad y con más de 200 invernaderos creados en El Salvador. Es el responsable de realizar los planos, materiales e instalaciones a medida para cada uno de los poblados que se han visitado este año. Su trabajo es admirable.

Trabajando en los terrenos para medir las parcelas de los huertos.
Trabajando en los terrenos para medir las parcelas de los huertos. Rocío Gaspar

El pozo de Gore Ketema

En este viaje se ha llevado material para instalar huertos en tres poblados: Yebene, Arkiso y Gore Ketema; gracias al apoyo del Ayuntamiento de Málaga, la Diputación Provincial de Málaga y la colaboración de Pozos sin Fronteras y el Parlamento Andaluz. La expedición de voluntarios pudo visitar el poblado de Gore Ketema viviendo uno de los momentos más emotivos del viaje. El recibimiento de los vecinos del poblado estuvo cargado de cariño y agradecimiento. Además del huerto, los voluntarios llevaban ropa, juguetes, y equipaciones del Málaga CF, cedidos por su Fundación, que causaron un gran revuelo entre los más jóvenes, completamente entregados al deporte rey.

Tras la entrega de obsequios fueron invitados a visitar las casas, de una gran pobreza pero organizadas. Se localizó una de las casas para que fuera el lugar donde se instalara el comedor y una familia se haría cargo de mantenerlo. De esta forma se cierra el círculo y el poblado habrá dado un salto de calidad considerable en la mejora de vida, alimentación, sanidad y educación.

Poblado de Gore Ketema.
Poblado de Gore Ketema. Rocío Gaspar

El próximo paso de la Fundación Harena es financiar dos pozos nuevos en poblados que ya han sido analizados y que tienen una gran necesidad. El próximo año volverán a visitar Muketuri y esperan tener los fondos suficientes para seguir llevando vida a este lugar tan recóndito, pobre y olvidado del mundo. La Fundación Harena continuará trabajando en este proyecto y para ello necesita toda la ayuda y colaboración posible www.fundacionharena.org

Situación política adversa en Etiopía

No podemos pasar por algo la situación tan complicada por la que está pasando el país. Los voluntarios de la Fundación Harena se encontraron con múltiples complicaciones para poder acceder desde la capital hasta Muketuri a 78 kilómetros al noroeste. El país se encuentra dividido en varios grupos que se enfrentan unos con otros, Oromía y Amhara principalmente. La semana en la que los voluntarios visitaron Etiopía se intensificaron las revueltas y las carreteras permanecieron cortadas durante varios días. Finalmente, el primer ministro de Etiopía dimitía hace unos días dejando una ausencia de poder que hacía aumentar los temores. Hoy día la situación sigue inestable y están en estado de emergencia. El grupo de voluntarios ha sufrido algunas incomodidades por tener que esperar en la capital a que todo se aclarara, pero en ningún momento han estado en peligro. Las noticias de conflicto, apenas se han hecho eco en España, lo cual hace pensar en los países que sufren sin que se hable de ellos cada día en las noticias.

Datos de interés sobre Etiopía

  • Población 95 millones de habitantes, el tercer país más poblado de África

  • Pobreza Uno de los diez países más pobres del mundo

  • Capital Addis Abeba

  • Situación política República Democrática Federal. El pasado 15 de febrero de 2018 dimitió su primer ministro Hailemariam Desalegn por conflictos en el país. Protestas en la región de Oromía y Amhara por el plan de expansión urbanística de Adis Abeba (la capital de Etiopía) en Oromía

  • Religión La población está dividida entre cristianos (ortodoxos) y musulmanes que conviven en armonía desde hace años. En ese sentido son todo un ejemplo. 50% cristianos ortodoxos; 45% musulmanes, 5% religiones indígenas y 0,7% católicos

  • Sobre Muketuri En la zona de Oromía, a 78 km al noroeste de Addis Abeba se encuentra Muketuri, población con 17.000 habitantes rodeada de 24 kebeles (poblados) en muchos casos aislados y con falta de agua, educación y alimentación. Esta región está considerada de inseguridad alimentaria dentro de Etiopía.

  • Comunidad de San Pablo Apostol trabaja en la zona de Muketuri desde el año 2007. Hoy día coordina el Centro San José de Muketuri con 350 niños de entre 3 y 6 años, que reciben educación y alimentación. Fundación Harena les ayuda desde su creación hace diez años.

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