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José Meléndez, ayudando a alumnos que empiezan un curso en El Perchel.
«Internet me ha cambiado la vida, me he quitado 50 años de encima»

«Internet me ha cambiado la vida, me he quitado 50 años de encima»

Cientos de mayores asisten cada año a cursos para subirse al carro de las tecnologías

M. Ángeles González

Lunes, 10 de abril 2017, 01:20

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La primera vez que se puso delante de un ordenador «no sabía por dónde meterle mano». Cogió el ratón y empezó a moverlo por encima del teclado, intentado controlar «la flechita». «Aquello era un mundo para mí», recuerda Rocío Luque, de 64 años, que seis meses después afirma que acercarse a las nuevas tecnologías y aprender a usar Internet y el smartphone le ha rejuvenecido. «Me ha cambiado la vida, me he quitado 50 años de encima», señala esta vecina de Carranque que el año pasado, aconsejada por una vecina, acudió a uno de los talleres que imparte la Fundación Harena para romper la brecha digital en la tercera edad.

Como ella, cientos de mayores de Málaga se afanan cada año en aprender informática e introducirse en el mundo de Internet, las redes sociales o el whatsapp con el objetivo de no quedarse atrás ni sentirse aislados. Gracias a los cursos que organizan diversas entidades en la capital, descubren las ventajas de las nuevas tecnologías, que le facilitan tareas cotidianas como pedir una cita médica, leer el periódico o hacer la compra.

Los más inquietos, después de aprender aspectos básicos como usar el procesador de texto o crear una cuenta de correo electrónico o un perfil en Facebook, siguen profundizando en otras cuestiones como el retoque fotográfico o la edición de vídeos hasta llegar a superar a sus hijos y nietos. Es el caso de José Meléndez, de 68 años, que todos los días dedica un par de horas al ordenador desde que hace tres años se sentó por primera vez delante de uno en el Centro de Participación Activa para Personas Mayores Málaga Perchel. En estas instalaciones de la Junta de Andalucía, dentro de un programa de envejecimiento activo de la Obra Social La Caixa, Meléndez ha realizado tres cursos de informática. Su facilidad para aprender le ha llevado a convertirse en voluntario y ahora, en el mismo centro, ayuda a los novatos.

Este conductor de autobús jubilado, natural de Ardales, se decidió a realizar el primero de los talleres porque quería hacer un álbum digital de fotos «y mi hija nunca tenía tiempo para enseñarme». Ahora es capaz de montar un vídeo con imágenes y sonido en unos minutos. Antes de que su compañeros de excursión lleguen a casa, Meléndez ya ha publicado en el grupo de whatsapp el enlace de Youtube con los mejores momentos. Uno de sus últimos trabajos es un vídeo de su pueblo natal que ha compartido en Facebook y que ya ha llegado a paisanos repartidos por el mundo.

Pero no es el vídeo al que le tiene más cariño. Sus auténticas joyas son los que realiza con sus nietos, ya sea en un cumpleaños o en un partido de baloncesto. «Les pongo caricaturas, chistes... y se los regalo», cuenta este malagueño, que ayuda a actualizar la página web del centro de El Perchel, donde cada año se forman unos 160 mayores, según la directora, Reyes Palacio, que señala que actualmente hay 50 en lista de espera.

Meléndez dice que «estar al día» le hace sentirse «más joven» y «ver las cosas de otra manera», además de favorecer el contacto con los suyos. «Mira, esta es mi niña, que está en Bilbao, y me manda una foto con una batidora que ha comprado en oferta para que se la enseñe a mi mujer», explica mientras enseña su teléfono móvil, un smartphone que heredó de su hija las pasadas navidades y en el que accede a las últimas noticias.

«El que no aprende es porque no quiere», dice tajante Meléndez. Aunque el primer contacto con la tecnología pueda dar algo de respeto, como afirma Conchi Serón, de 72 años, que empieza un curso de informática en el centro de El Perchel junto a otros 15 mayores: «Estoy asustaílla, pero quiero aprender para que mis nietos no me vean como un bicho raro», señala esta alumna, que comparte aula con Manuela Cano, que ha aprendido a utilizar el Skype para hablar con sus hijos y nietos que viven en Suiza. Como Rosario Ortega, de 68 años y voluntaria del centro, que hace videoconferencias con su nieto de 13 años: «Sus amigos le dicen que tiene una abuela muy moderna».

Rocío Luque, de 64 años, también utiliza este sistema de comunicación para ver a unos sobrinos que viven en Suecia. Aprender a utilizarlo ha sido todo un logro para ella, como lo fue hace unos meses encender el ordenador, manejar el ratón y empezar a navegar por Internet en uno de los cursos del programa Una ventana abierta al mundo de la Fundación Harena, que actualmente busca financiación. Allí, en otro taller, empezó a manejar el móvil más allá de hacer y recibir llamadas. Ambos programas han formado a más de 10.000 personas en la provincia, la mayoría mujeres, como señala la gerente de Harena, Angie Moreno.

«Cuando vi que mi nieto de cinco años se descargaba vídeos de Youtube me dije que si él podía, yo también», señala Luque, que después de habituarse al uso del whatsapp y hacer unos platos «espectaculares» gracias a recetas que busca en «gugle», ha superado el reto de hacer la compra on line: «Es una maravilla». Su próximo objetivo: imprimir documentos. «Voy a seguir aprendiendo, estoy feliz y orgullosa de mí misma», afirma.

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