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Antonio, voluntario de AVOI, junto a uno de los niños hospitalizados y sus padres
Los otros ‘doctores’ del Materno

Los otros ‘doctores’ del Materno

Una veintena de asociaciones colabora con el personal sanitario para hacer más llevadera la estancia de los menores en el centro

Amanda Salazar

Lunes, 13 de marzo 2017, 00:35

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Samuel tiene diez años. Como cualquier niño de su edad, debería estar estudiando lengua o matemáticas, o jugando en el patio de su colegio de Adra (Almería), donde vive con sus padres y su hermano. Sin embargo, lleva dos semanas ingresado en el Hospital Materno Infantil. Le diagnosticaron un quiste aracnoideo en la cabeza, tras quejarse desde hace más de dos meses de fuertes dolores en la cabeza. «Es una bolsa de líquido que le oprime parte del cerebro y le provoca terribles jaquecas», explica María José, su madre que, sentada junto a su marido, no puede esconder su preocupación ante la operación a la que se va a someter su hijo. Samuel, sin embargo, no pierde el humor mientras se afana en construir una caja con palillos de madera en una de las mesas de la ludoteca de la sexta planta del centro sanitario. A su lado, se sienta Antonio Ruano. «Vaya nombre feo», bromea Samuel. «Lo que me faltaba por oír; venga, a ver si lo terminamos hoy», dice Antonio desenfadado mientras le ayuda a poner cola en los palillos.

Antonio es voluntario de la asociación AVOI. Su labor es jugar con Samuel y con otros niños que se encuentran en el hospital para hacerles más llevadera su estancia. En el mismo espacio, varios voluntarios de Cruz Roja juegan a la Play Station con otro chico, mientras que las de la Fundación Cesare Scariolo pintan con un pequeño de solo tres años. Juguetes, dibujos llenos de colores en las paredes, una mesa de ping pong, videojuegos, risas... solo los goteros que llevan muchos de estos menores recuerdan que se trata de un hospital.

En total, 19 asociaciones, fundaciones y empresas ajenas al centro sanitario trabajan en el Materno para complementar el tratamiento que reciben los menores durante su estancia. Sus voluntarios realizan tareas muy diversas, desde acompañamiento, contacto con el mundo exterior, actividades lúdicas, talleres de manualidades, decoración de las plantas y, sobre todo, ofrecer una distracción a los niños para que normalicen su estancia en el hospital, en ocasiones de larga duración, sobre todo en la planta de Oncología.

Solo en 2016, el Materno registró 4.449 ingresos en las áreas de Pediatría, Cirugía Pediátrica y Neonatología y se realizaron casi 50.000 consultas. Además, se diagnosticaron 59 nuevos casos de menores con enfermedades oncológicas, 19 leucemias agudas y 40 tumores sólidos. El Materno cuenta con una amplia ludoteca dividida en varios espacios para separar la parte de juego, el aula educativa o de informática con la Ciberaula de La Caixa. En breve, se incorporará una terraza habilitada en la sexta planta con juegos para disfrutar al aire libre.

«La estrecha colaboración con estas ONG empezó hace dos décadas con los voluntarios de AVOI en la planta de Oncología y se ha ido ampliando», afirma Margarita Sánchez, supervisora de la plana de Onconatología Pediátrica, que coordina a los voluntarios junto con una responsable de enfermería, Paqui Muñoz, y la coordinadora de Atención Ciudadana del Materno, María José Gómez. «La labor de estos voluntarios es normalizar la situación dentro de lo posible», asegura Gómez.

Formación continua y normas para los voluntarios

  • Para trabajar como voluntario en el Materno, es imprescindible hacerlo a través de una de las 19 asociaciones que cuentan con un convenio de colaboración con el centro hospitalario y ser mayor de 18 años. Además, se exige que vayan debidamente identificados y que presenten el certificado de antecedentes penales. Tanto el hospital como las entidades les ofrecen formación continua sobre confidencialidad, higiene de manos y para aprender a cuidarse ellos mismos porque se enfrentan a historias duras y deben estar emocionalmente estables. Las entidades que tienen presencia en el Materno son AVOI, AECC, Cruz Roja, Todo por una Sonrisa, Pequeño Deseo, Pequeños Corazones, Trovadores Sin Fronteras y AMARE; las fundaciones Cesare Scariolo, Luis Olivares, Ronald McDonald, Theodora con sus doctores sonrisa, Alonso Quijano, Abracadabra, y empresas públicas y privadas como Bomberos y Policía Local, Cofradías de la ciudad, CF Málaga, Unicaja y Zoo de Fuengirola.

Desde hace diez años, existe una Comisión Lúdica para organizar a todo ese voluntariado así como para preparar actividades especiales, como las de Navidad. Más de 200 voluntarios trabajan en las actividades que se realizan en el Materno, en turnos establecidos en horarios de 09.00 a 13.00 y de 16.30 a 20.00 horas. «Tratamos de que este apoyo llegue a todos y, a su vez, no se dupliquen recursos; no puede ser que haya momentos en los que hay muchos voluntarios y otros en los que las familias y los niños se encuentren solos cuando necesitarían ese respaldo», detalla Gómez. En estas reuniones también participan las maestras que apoyan a los niños que reciben tratamiento tanto en el centro sanitario como a domicilio y que son una parte importante del proceso de curación. «Tratamos de humanizar el hospital y también incorporar sugerencias de estas entidades o de las familias, una colaboración que es muy útil para nosotros, porque en el día a día del trabajo a veces los sanitarios no nos damos cuenta de cosas que podrían mejorarse», señala Sánchez.

Niños, a pesar de todo

AVOI es la decana de las asociaciones que trabajan en el Materno. «Empezamos por Oncología y luego pasamos al hospital de día, la unidad de quemados... nuestro propósito ha sido siempre que ningún niño se quede sin jugar; el niño sigue siendo un niño aunque esté enfermo, y no debe perder su infancia aunque esté hospitalizado o tenga que acudir asiduamente a hacerse pruebas», dice Juan Carmona, presidente de la entidad, que cuenta con unos 160 voluntarios que acuden incluso a la habitaciones cuando los niños están demasiado débiles o bajos de defensas para ir a la ludoteca.

«La curación del niño es multidisciplinar; el tratamiento médico es importante, pero también lo es el apoyo emocional. Si un niño está contento y ve a su padres bien va a asumir mejor la medicación», añade Juan, quien indica que la labor de los voluntarios es también quitarle dramatismo a la hospitalización a pesar de que para la familia es un verdadero vuelco en sus vidas. Carmona señala no obstante que las cosas han cambiado para mejor desde que ellos empezaron el Materno con pacientes oncológicos. Afortunadamente hay muchos casos de niños que se recuperan. Según datos del Materno, el índice de curación en leucemia linfoblástica aguda la más común en la edad infantil es del 80-90%. El pasado año, se realizaron 18 trasplantes de progenitores a menores de 15 años.

«Yo siempre digo que el diagnóstico en un caso de cáncer es como un huracán que derriba tu casa y luego tienes que reconstruirla», señala Anabel Melguizo, una de las psicólogas de la Fundación Luis Olivares. Aunque el Materno cuenta con sus propios psicólogos, la fundación ofrece este apoyo extra a las familias, además de las actividades en su sede, situada en La Noria. Como curiosidad, esta ONG ofrece reiki a pacientes y padres. Los voluntarios de esta entidad atienden desde el año 2011 a los niños del Hospital de Día o de las consultas y por las tardes a las familias de los menores ingresados en Oncología, según explica su gerente, Belén Gaspar. «Para los niños el hospital es un sitio hostil y las ludotecas en las que estamos los voluntarios se convierten en un oasis», continúa.

La Fundación Cesare Scariolo también participa desde el año 2007 en el Materno. Su reto es llevar el deporte a estos pequeños que pasan mucho tiempo sin moverse. Los niños les conocen sobre todo porque una vez al mes organizan un taller de baloncesto. «Es una oportunidad para ellos para que jueguen con otros niños, porque están cada uno en sus habitaciones y es difícil que socialicen, y ver que otros niños están igual que ellos les puede ayudar», señala Pilar Ponferrada, gerente de Cesare Scariolo. «El ejercicio físico, dentro de sus posibilidades, les viene genial para desconectar», afirma.

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