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ALBERTO GÓMEZ , ALEJANDRO DÍAZ
Jueves, 24 de abril 2014, 17:15
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Toñi Rodríguez sabe lo que es recorrerse media Europa. Esta malagueña, diplomada en Turismo, ha estado en Alemania, Holanda, Reino Unido, Grecia, Francia, República Checa, Austria y Suiza. En la actualidad reside en Italia, donde trabaja para una compañía aérea desde hace más de cuatro años.
-¿Siempre tuvo claro que quería trabajar para una aerolínea?
No. Cuando terminé mis estudios me marché a Inglaterra para aprender inglés. Luego regresé a Málaga y estuve cubriendo una excedencia en un hotel, pero comenzó la crisis y mi trabajo peligraba. Hice un curso de tripulante de cabina de pasajeros y poco después me llamaron de una compañía.
-¿Por qué eligió Italia para vivir?
Es uno de los países donde se requieren más asistentes de vuelo. El idioma ya lo sabía y desde pequeña he tenido pasión por Italia, por su cultura y su historia. Además, me apetecía mucho volver a vivir en el extranjero. Y un año antes de me enamoré de un italiano, con el que me casé hace menos de un año. Los primeros dos meses fueron muy duros, tuve que afrontar algunas dificultades, como la mudanza y la adaptación a las costumbres y al nuevo trabajo, pero ahora estoy muy contenta.
-¿Qué diferencias encuentra entre Málaga y Roma?
A nivel de infraestructuras, aunque muchos no se lo crean, Roma está mucho más atrasada que Málaga. Los impuestos son muy elevados y la limpieza en las calles y el estado del asfalto y jardines es lamentable. Además, los horarios son muy distintos; yo tardé al menos un año en acostumbrarme a que todo cerrase tan pronto.
-¿Tuvo algún problema a nivel burocrático?
En la Unión Europea todo es bastante sencillo, aunque algunos propietarios ponen problemas para no legalizar los contratos de alquiler. Por culpa de esto tuve algunas dificultades para comprarme un coche y obtener la tarjeta sanitaria. Otro pero es lo poco informatizado que está todo; para conseguir cualquier papel tienes que esperar durante horas y armarte de paciencia. Más allá de eso, se nota mucho la fluidez que existe entre los países miembros.
-¿En qué consiste su trabajo?
En la actualidad soy asistente de vuelo para una compañía aérea inglesa, pero también he trabajado como recepcionista en un hotel y dependienta. Cuando tuve este tipo de trabajos temporales aproveché para seguir formándome.
-¿Qué le han aportado estos años en Europa?
Gracias a mis amigos extranjeros y al contacto directo con personas de muchas nacionalidades, me he vuelto más tolerante y más crítica con España. Vivir fuera aporta una visión más amplia ante cualquier problema.
-¿Qué es lo peor y lo mejor de vivir fuera de la ciudad donde nació?
Lo mejor es mi independencia, y lo peor es estar lejos de la familia y amigos y no poder disfrutar de la vida tranquila y divertida de Málaga. Me encantaría volver pronto.
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