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La presidenta Díaz y Banderas admiran al Cautivo en su trono.:: F. Lorenzo
Los pins del Cautivo
el encierro

Los pins del Cautivo

La presidenta de la Junta y Banderas asisten a un acto que se repite cada Lunes Santo y que inició Melanie Griffith

PEDRO LUIS GÓMEZ

Martes, 15 de abril 2014, 14:29

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Hace ocho años, un día, Antonio Banderas se levantó un Lunes Santo y se encontró con que su mujer, Melanie Griffith, no estaba en la habitación del Larios. Pensó que estaba desayunando. No le dio más importancia. Entonces puso la televisión y se asombró al verla detrás del Cautivo en su traslado... Desde entonces comenzó la estrecha relación de la gran actriz con el Señor de Málaga. Desde entonces, cada Lunes Santo, se repite un acto que comienza a convertirse en tradición. Al año siguiente, Melanie, Banderas, Luz Casal y un grupo de amigos asistieron al momento de vestir al Cautivo, todo un acontecimiento, que realiza con extraordinaria entrega José Luis Palomo. Ese día, Melanie y Luz Casal pusieron un pin del Cautivo que ese año hizo SUR en las enaguas del Cristo moreno de la túnica blanca. Cada año, desde entonces, acuden a retirar el pin y cambiarlo por otro.

Ayer por la mañana, Susana Díaz, Antonio Banderas (en nombre de Melanie, que no ha podido venir esta Semana Santa), María de los Ángeles Ruiz, Carolina España y María Teresa Campos entregaron al hermano mayor Juan Partal los pins, porque ya no se viste al Cautivo el Lunes Santo, sino que está entronizado desde el Sábado de Pasión, para que se los coloquen en las vestimentas del Cristo trinitario el próximo Sábado Santo, antes de volver a su capilla en la iglesia de San Pablo.

Medallas

La presidenta de la Junta de Andalucía y Banderas y presentes en el acto no ocultaron la emoción de un momento tremendamente singular. «Esto es una maravilla», dijo Susana Díaz, quien completó un día cofrade de intensidad absoluta. Díaz, Banderas, España y María Gámez recibieron la medalla de la Cofradía del Cautivo de manos de Partal, mientras Jorge González, jefe de protocolo de la hermandad trinitaria, controlaba los más mínimos detalles. Decenas de hermanos del Cautivo, ya esperando desde por la mañana la salida de su Cristo, aclamaron a Susana Díaz y a Antonio Banderas, que se hicieron cientos de fotos en una jornada inolvidable para todos los presentes en la casa hermandad de la Cofradía de San Pablo. La presidenta, por la noche, daría los primeros toques de campana del Cristo acompañada por el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, en medio de una expectación difícilmente explicable para quien no lo haya vivido en directo.

«Lo más cercano al cielo»

La Trinidad estuvo en la calle, que según gritó una mujer de avanzada edad, «es lo más cercano que está del cielo». Esas mismas calles rebosantes de gente asistieron al milagro de que pese a las avalanchas de personas nunca pase nada, porque todo está medido. Es la teoría que repetía otro malagueño de pro como Pablo Picasso: «El orden de mi casa soy yo. En mi desorden mandó yo».

Porque, aunque parezca que todo es un desorden, para nada, todo está cuidado y recuidado, estudiado al más mínimo detalle, con cientos de personas trabajando para que decenas de miles de hombres y mujeres puedan establecer esa extraña comunicación que sólo se da en Semana Santa en esta tierra de Dios y de María Santísima que es Málaga.

La presidenta vivió el milagro del Lunes Santo malagueño. Cuando de madrugada retornaba a Sevilla, esta cofrade convencida, se llevó consigo, muy adentro, muchas y variadas sensaciones. Y todas buenas. «Hay que verlo, hay que verlo», que dijo Banderas en su pregón, porque el Señor Malaga, como lo bautizara Antonio Garrido, lo puede todo, 75 años de bendita existencia. ¡Dios salve al rey trinitario!, que Él cuidará de esta tierra. Seguro.

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