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Algunas de las obras que se pueden ver en la exposición. :: Álvaro Cabrera
Las Salas de la Coracha descubren todas las facetas de Enrique Ochoa
arte

Las Salas de la Coracha descubren todas las facetas de Enrique Ochoa

Más de 200 dibujos, acuarelas y óleos recorren la extensa y variada obra del pintor e ilustrador gaditano

REGINA SOTORRÍO

Jueves, 23 de enero 2014, 22:22

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Es inabarcable e inclasificable. Lo mismo pintaba a la mujer que a la música. Hacía retratos clásicos y al mismo tiempo cuadros de puro surrealismo. Ilustró más de 2.000 revistas y 300 libros. Enrique Ochoa (1891-1978) se escapa de cualquier etiqueta o las tiene todas. Las Salas de la Coracha descubren sus múltiples facetas en la retrospectiva más amplia y completa realizada al pintor e ilustrador del Puerto de Santa María. La exposición Ochoa vuelve al sur. 1914-2014 permanecerá abierta al público hasta el 24 de marzo.

Más de 200 dibujos, acuarelas y óleos distribuidos en tres plantas recorren su amplia trayectoria. En la primera planta, a través de ilustraciones y retratos se muestra el tipo de mujer Ochoa, como la definía Juan Manuel Bonet. El Museo ABC ha cedido para esta exposición más de 40 dibujos e ilustraciones que llenaron portadas y páginas de revistas como Blanco y Negro y en los que la mujer de la época era la protagonista. Son un fiel reflejo de las modas y las costumbres de principios del siglo XX y un ejemplo de la mujer art decó, idealizada y simbolista que caracterizó a Ochoa, como explica el nieto del pintor y presidente de la Fundación Pintor Enrique Ochoa, José Estévez.

La segunda planta se reserva al pintor de la música, el apelativo que se ganó con esa serie en la que convierte en obra abstracta composiciones de Stravinski, Bach, Debussy o Falla con gran plasticidad. La pintura de vanguardia sube hasta la tercera planta, donde recibe al visitante una de sus creaciones más alabadas por la crítica, Caras y cemento, una pieza expresionista y misteriosa que refleja la desolación del hombre moderno.

Originales retratos de Picasso y Lorca; un cuadro encargado por Eva Perón (con la carta que lo demuestra), perlas del surrealismo de los años 30 (Imagen del pensamiento) y piezas que nunca antes habían sido expuestas (La lucha con el Ángel) completan una amplia exposición que reivindica la figura de un pintor valorado por la crítica, demandado en el extranjero y considerado uno de los mejores ilustradores del siglo XX pero desconocido en todas sus dimensiones por el gran público.

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