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Despeñaperros
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Despeñaperros

Las paredes que forman sus desniveles son una espectacular bienvenida para quienes llegan a Andalucía

POR ANTONIO GARRIDO, ALBERTO GÓMEZ Y ALEJANDRO DÍAZ

Viernes, 29 de noviembre 2013, 10:35

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Histórico paso natural entre Castilla y Andalucía, el desfiladero excavado por el río Despeñaperros ocupa más de siete mil hectáreas y rompe con la uniformidad orográfica de Sierra Morena gracias a sus espectaculares peñas y paredes verticales. Fue declarado Parque natural por la Junta de Andalucía en 1989, y sus pinturas rupestres neolíticas demuestran el valor estratégico que la zona ha tenido para numerosas civilizaciones. Estabón y Polibio ya recogieron en sus crónicas las estribaciones de Sierra Morena bajo el nombre Saltus Castulonsis.

Los desniveles formados por sus paredes llegan a superar los mil metros de altura. Sus paredes verticales están compuestas básicamente de cuarcita armoricana, un tipo de roca dura, con gran contenido de cuarzo, formada en el mar hace quinientos millones de años. De forma excepcional quedan al descubierto restos fósiles de organismos que dejaron su marca. Además, el río Guarrizas discurre once kilómetros al este y forma la célebre cascada de Cimbarra, protegida como paraje natural.

Entre sus formaciones destacan El Salto del Fraile, Las Correderas o Los Órganos, en las que la erosión ha provocado formas inverosímiles. A pesar de que es reconocido sobre todo por sus valores paisajísticos, Despeñaperros cuenta con abundante flora y fauna. La vegetación dominante es la propia de Sierra Morena: predominio de encinas y alcornoques, amplia presencia de robles y pinos y numerosos tipos de matorral. En el parque natural existen treinta endemismos, tipos de especies que solo pueden localizarse en una zona concreta del planeta. Entre la fauna destaca la presencia de ciervos, jabalíes, linces ibéricos, lobos, zorros y gatos monteses.

Existen dos teorías que justifican su nombre. La primera hace referencia a la batalla de las Navas de Tolosa, tras la que algunos árabes cautivos fueron arrojados por el desfiladero. La segunda teoría, menos bélica, asegura que la zona estaba trufada de plantas mortales para algunos animales, sobre todo perros. Sea como fuere, trazar una senda que bordeara esta profundísima garganta ha sido un quebradero de cabeza heredado siglo tras siglo. En 1861, por ejemplo, la locomotora de vapor se abrió paso por el desfiladero y, más tarde, la autovía que une Madrid con Cádiz permitiría atravesar el parque.

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