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Paraje Natural de las Marismas
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Paraje Natural de las Marismas

Con paisajes extraordinarios, es célebre por su riqueza mineral, salina y pesquera

por Antonio Garrido, Alberto Gómez y Alejandro Díaz

Sábado, 23 de noviembre 2013, 14:07

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Ubicado al sur de la provincia de Huelva, en el punto de confluencia de las desembocaduras de los ríos Tinto y Odiel, las Marismas del Odiel es un espacio natural que comprende los municipios de Gibraleón, Aljaraque, Punta Umbría y el suroeste de la capital, convirtiéndose en la segunda zona húmeda de la provincia, solo por detrás de Doñana. El encuentro entre las aguas dulces y saladas da lugar a un complejo de marismas influenciadas por las mareas, cuyo sistema funciona como un estuario donde los cauces de los dos célebres ríos originan gran cantidad de sedimentos repletos de nutrientes, una base alimenticia idónea para la gran cantidad de aves que trufan el lugar.

El aporte de sedimentos, unido a la fuerza de as mareas, provocan islas separadas por brazos de agua como la Isla de Enmedio, la de Saltés o la de Bacuta. Las plantas halófilas, residentes en aquellos espacios con altas concentraciones salinas, salpican de color el paraje. La espartina o la salicornia son dos ejemplos.

Los paisajes creados por este enclave único están sustentados en su riqueza ecológica, Marismas, lagunas (Batán, Taraje), playas (Espigón) o bosques (Acebuchal, Almendral) conforman un lugar con vistas espectaculares, en el que el olor del salitre y la brisa del mar se funden con el sonido de los centenares de aves que habitan y nidifican en esta marisma. Con todo, destaca la Isla de En medio, declarada Reserva Natural por poseer una de las mayores colonias de cría de espátulas una especie en peligro de extinción de toda Europa.

Un simple paseo por la marisma permitirá al visitante observar somormujos, flamencos, cormoranes, diversas especies de gaviotas y aves limícolas como zarapitos, archibebes y cigüeñuelas. El espacio cuenta con una amplia producción de sal, uno de los aprovechamientos de los recursos naturales más poderosos de la zona. La pesca, la agricultura, la ganadería o la recolección de piñones son otras de las actividades históricas ejercidas en esta marisma.

El espacio ha sido colonizado en numerosas ocasiones debido a su riqueza mineral, salina y pesquera. Se cree que la antigua ciudad de Tartessos se asentó en este parajes, no tan visitado como Doñana pero con un amplio número de atractivos paisajísticos.

Las marismas de Isla Cristina

Las marismas de Isla Cristina presentan un espectáculo ornitológico y paisajístico igualmente atractivo. El amplio número de aves que se alimentan y crían en estas marismas forman una magnífica miscelánea de sonido y color. En Isla Cristina, el depósito de sedimentos aportados por el río Guadiana y el poder de las mareas han originado un complejo de marismas que incluye brazos, llanuras fangosas, caños y canales. Los visitantes pueden acceder al lugar a pie, en bicicleta o a caballo, disfrutando de actividades como el senderismo o la agricultura. Uno de los múltiples senderos de este paraje, cercano a Ayamonte, llega hasta un antiguo molino que se utilizaba para hacer harina de pescado, la misma con que fertilizaban los campos colindantes. Asimismo, quienes se acerquen hasta este paraje encantarán especies tan poco comunes como la avoceta, aves que se alimentan de moluscos y crustáceos y resultan inconfundibles por su pico curvado hacia arriba. Cabe destacar también que el asentamiento de la población en Isla Cristina es reciente, siempre provocada por los bancos de peces existentes en la zona, una oportunidad única para los trabajadores del mar.

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